/ miércoles 31 de octubre de 2018

Celebración del Día de Muertos y su reflejo en la cultura

Alejandra Pimentel Sánchez

 

Nota: Dada la fecha, considero necesario abordar primero este tema; antes de continuar con la segunda parte de la serie titulada “Un llamado a los padres”, la cual se publicará después de este tema, muchas gracias por tu comprensión y paciencia.

A principios de noviembre tiene lugar la celebración del Día de Muertos en este país, la cual se ha querido que prevalezca sobre la invasión de otras celebraciones extranjeras, sin embargo, lejos de lo que mucha gente cree, esta celebración mexicana, de mexicana no tiene nada.

Por ejemplo, consideremos la antigua cultura china y egipcia, las cuales realizaban este tipo de celebraciones a la muerte. Los chinos quemaban incienso, encendían candelas y colocaban ofrendas de alimentos sobre el altar en los aniversarios de sus difuntos. Los egipcios creían que la persona tenía dos espíritus, y que al fallecer, un espíritu iba al más allá y el segundo quedaba vagando en el espacio, por lo que tenía necesidad de comer y por eso se le ofrecían ofrendas.

Nuestras creencias nos forman valores, y nuestros valores desarrollan nuestro comportamiento, y nuestro comportamiento define nuestra cultura social, por tal razón, la manera en que pensamos afecta nuestra vida y cómo vemos el futuro. Cuando entendemos esto, esto nos abre la puerta para tener una mejor comprensión de nuestras realidades.

Así que, la creencia de que los vivos conviven con los muertos no queda sin surtir efecto. Alan Riding, en su obra “Vecinos distantes: un retrato de los mexicanos”, explica cómo esta creencia ha impactado en el mexicano, y cito: “La creencia en la comunión con los muertos está muy difundida… como una desviación del conocimiento de que el pasado no está muerto”.

En otras palabras, Riding dice que esta creencia de comunión de los vivos con los muertos, ha impactado en que el mexicano fije su mente en el pasado, es decir, en lo que fue, más que en lo que debe ser para mejorar en el futuro. Y esta mentalidad tiene graves efectos en su comportamiento, que menciona este autor, y que cito a continuación algunos de estos:

1) Si el pasado está seguro, el presente se improvisa y el futuro vendrá por sí mismo. 2) El concepto de planificación a largo plazo resulta anormal. 3) No se encuentra justificación para disciplinarse en una rutina. 4) Prefiere gastar, a ahorrar para el futuro. 5) La puntualidad no es valiosa, pues no vale la pena truncar algo placentero para cumplir con un compromiso hecho. 6) El síndrome del mañana, es decir, dejar todo para el mañana. 7) La corrupción también refleja este concepto, pues se piensa en aprovechar la oportunidad del momento y enfrentar las consecuencias después. 8) El mexicano quizá trabaje tanto como sus antecesores indígenas, pero sueña con emular a sus antepasados españoles, aquellos que llegaron a conquistar y no a trabajar.

Esto que dice Riding, ¿te suena a realidad o ficción?; ¿deberían estas características ser absolutos en el comportamiento del mexicano?, por supuesto que no, esto puede y debe cambiar en la medida que cada vez más mexicanos despierten y quieran cambiar la cultura de la muerte por la cultura de la vida.

Fuimos diseñados para ser personas del futuro, no del pasado, por la sencilla razón que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios Creador, quien conoce el pasado pero actúa en el presente para el futuro, siguiendo su plan maestro a largo plazo.

Cuando Cristo toca la vida de una persona para ser transformada, en el corazón de la persona arde el deseo de cambiar no solamente su vida, su hogar, su economía, sino también la cultura en la que vive.

Urge que la sociedad mexicana conozca la verdad sobre Cristo, no el Cristo religioso, sino el Cristo de la Biblia. Cuando toda la Palabra de Dios, sin que sea adulterada, es enseñada al hombre y a la sociedad, y sus principios éticos son aplicados, los resultados se hacen evidentes: se logra una cultura de vida.

Esto lo demuestra la historia, pues por dos mil años, los verdaderos cristianos han traído más cambios positivos sobre la faz de la Tierra que ningún otro movimiento en la historia, y para tu estudio y consideración, te dejo algunos de ellos: Creación de la ciencia moderna, viaje de Cristóbal Colón al nuevo mundo, dignificación cultural de la mujer, creación de hospitales, edificación de universidades, alfabetización y educación a las masas, implementación del mercado libre, implementación de la propiedad privada, elección de un gobierno representativo y separación de los poderes políticos, establecimiento y respeto de libertades civiles.

“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia. –Jesucristo”. (Juan 10:10)

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; Facebook, Twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural o si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

____________________________________________________

Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.

Referencias:

1) Riding, A. (1985). Vecinos distantes: Un retrato de los mexicanos. México, D.F. Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V.

Alejandra Pimentel Sánchez

 

Nota: Dada la fecha, considero necesario abordar primero este tema; antes de continuar con la segunda parte de la serie titulada “Un llamado a los padres”, la cual se publicará después de este tema, muchas gracias por tu comprensión y paciencia.

A principios de noviembre tiene lugar la celebración del Día de Muertos en este país, la cual se ha querido que prevalezca sobre la invasión de otras celebraciones extranjeras, sin embargo, lejos de lo que mucha gente cree, esta celebración mexicana, de mexicana no tiene nada.

Por ejemplo, consideremos la antigua cultura china y egipcia, las cuales realizaban este tipo de celebraciones a la muerte. Los chinos quemaban incienso, encendían candelas y colocaban ofrendas de alimentos sobre el altar en los aniversarios de sus difuntos. Los egipcios creían que la persona tenía dos espíritus, y que al fallecer, un espíritu iba al más allá y el segundo quedaba vagando en el espacio, por lo que tenía necesidad de comer y por eso se le ofrecían ofrendas.

Nuestras creencias nos forman valores, y nuestros valores desarrollan nuestro comportamiento, y nuestro comportamiento define nuestra cultura social, por tal razón, la manera en que pensamos afecta nuestra vida y cómo vemos el futuro. Cuando entendemos esto, esto nos abre la puerta para tener una mejor comprensión de nuestras realidades.

Así que, la creencia de que los vivos conviven con los muertos no queda sin surtir efecto. Alan Riding, en su obra “Vecinos distantes: un retrato de los mexicanos”, explica cómo esta creencia ha impactado en el mexicano, y cito: “La creencia en la comunión con los muertos está muy difundida… como una desviación del conocimiento de que el pasado no está muerto”.

En otras palabras, Riding dice que esta creencia de comunión de los vivos con los muertos, ha impactado en que el mexicano fije su mente en el pasado, es decir, en lo que fue, más que en lo que debe ser para mejorar en el futuro. Y esta mentalidad tiene graves efectos en su comportamiento, que menciona este autor, y que cito a continuación algunos de estos:

1) Si el pasado está seguro, el presente se improvisa y el futuro vendrá por sí mismo. 2) El concepto de planificación a largo plazo resulta anormal. 3) No se encuentra justificación para disciplinarse en una rutina. 4) Prefiere gastar, a ahorrar para el futuro. 5) La puntualidad no es valiosa, pues no vale la pena truncar algo placentero para cumplir con un compromiso hecho. 6) El síndrome del mañana, es decir, dejar todo para el mañana. 7) La corrupción también refleja este concepto, pues se piensa en aprovechar la oportunidad del momento y enfrentar las consecuencias después. 8) El mexicano quizá trabaje tanto como sus antecesores indígenas, pero sueña con emular a sus antepasados españoles, aquellos que llegaron a conquistar y no a trabajar.

Esto que dice Riding, ¿te suena a realidad o ficción?; ¿deberían estas características ser absolutos en el comportamiento del mexicano?, por supuesto que no, esto puede y debe cambiar en la medida que cada vez más mexicanos despierten y quieran cambiar la cultura de la muerte por la cultura de la vida.

Fuimos diseñados para ser personas del futuro, no del pasado, por la sencilla razón que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios Creador, quien conoce el pasado pero actúa en el presente para el futuro, siguiendo su plan maestro a largo plazo.

Cuando Cristo toca la vida de una persona para ser transformada, en el corazón de la persona arde el deseo de cambiar no solamente su vida, su hogar, su economía, sino también la cultura en la que vive.

Urge que la sociedad mexicana conozca la verdad sobre Cristo, no el Cristo religioso, sino el Cristo de la Biblia. Cuando toda la Palabra de Dios, sin que sea adulterada, es enseñada al hombre y a la sociedad, y sus principios éticos son aplicados, los resultados se hacen evidentes: se logra una cultura de vida.

Esto lo demuestra la historia, pues por dos mil años, los verdaderos cristianos han traído más cambios positivos sobre la faz de la Tierra que ningún otro movimiento en la historia, y para tu estudio y consideración, te dejo algunos de ellos: Creación de la ciencia moderna, viaje de Cristóbal Colón al nuevo mundo, dignificación cultural de la mujer, creación de hospitales, edificación de universidades, alfabetización y educación a las masas, implementación del mercado libre, implementación de la propiedad privada, elección de un gobierno representativo y separación de los poderes políticos, establecimiento y respeto de libertades civiles.

“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia. –Jesucristo”. (Juan 10:10)

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; Facebook, Twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural o si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.

Referencias:

1) Riding, A. (1985). Vecinos distantes: Un retrato de los mexicanos. México, D.F. Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V.

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