Competencias de liderazgo para el cambio
DANIEL AMBRIZ MENDOZA
Entendamos el liderazgo para el cambio como una conducta observable a través de ejemplos o acciones que directa o indirectamente ocasionan un cambio de comportamiento o de actitud en otra persona, grupo u organización. Existen cinco competencias fundamentales que el individuo debe demostrar para poder hacer frente a los retos que todo cambio trae consigo, ellas son: la inteligencia emocional, el establecimiento de objetivos a largo plazo, el trabajo en equipo, facultamiento y comunicación efectiva, delegación de tareas y la escucha activa.
La inteligencia emocional es muy importante para llevar un equilibrio en el liderazgo que se ejerce en la conducción de un proyecto o de un equipo de trabajo, reconocer nuestras emociones y las emociones de las personas que nos rodean requiere de un ejercicio permanente que se aprende con el tiempo, los momentos de tensión y estrés al que a diario nos enfrentamos puede estallar si no controlamos nuestras emociones, mantener el equilibrio entre lo que se nos exige por parte de la organización, y lo que nos arroja la realidad en el terreno de los hechos es la clave para llevar a cabo una gestión exitosa y cumplir las metas establecidas.
Para lograr lo anterior, se hace necesario elevar la autoestima personal, ser positivos, aprender a dar y a recibir, practicar la empatía, reconocer los sentimientos propios y los ajenos, demostrar valores y ser tolerante, son habilidades a desarrollar si se quiere encabezar un proyecto que trascienda.
Para poder tener éxito en cualquier encomienda, es necesario fijar objetivos a largo plazo, en muchos casos debemos anticiparnos a los acontecimientos que pudieran ocasionarnos problemas, es necesario estar muy al pendiente del proyecto y llevar un seguimiento adecuado, finalmente ayuda mucho satisfacer las necesidades de todos los integrantes de la organización en tiempo y en forma, ofrecer un servicio de calidad con calidez, establecer una comunicación clara y precisa al interior como hacia el exterior, y hacer un uso eficiente de los recursos con los que se dispone.
En cuántas ocasiones nos ha tocado liderar equipos de trabajo y nos ha dado resultado la asignación de tareas claras a cada integrante, así como la asignación de roles al interior. Ser empáticos con la condición y sentimiento de los demás compañeros sirve para ser puntual en la asignación de responsabilidades y propiciar espacios de formación para el trabajo que faculten a los miembros del equipo a realizar una labor de calidad, efectiva, en tiempo y en forma. La comunicación asertiva entre los miembros del equipo de trabajo es fundamental para saber dónde hay que corregir y a quién hay que reforzar, lo importante es llegar todos a tiempo y con resultados positivos del trabajo que se desempeña.
La delegación de tareas a los miembros del equipo de acuerdo al rol que desempeñan es de mucha utilidad, la autonomía potencializa la efectividad en el contenido de la tarea, creo que una función de un verdadero líder consiste, entre otras cosas, en apoyar la formación de nuevos liderazgos, y este objetivo no se podrá lograr nunca si no se permite el empoderamiento de los seguidores atendiendo la tarea que desempeñan, el rol que juegan al interior del equipo y las capacidades y habilidades que se poseen individualmente y que ponen al servicio de los demás para cumplir las metas.
Finalmente, escuchar lo que los integrantes de una organización manifiestan es parte esencial que se debe considerar para hacer que se sientan parte del proyecto y que juegan un papel importante en dicha organización, ponerse en el lugar del otro para comprender lo que se desea, funciona como un enlace poderoso que no sólo permite realizar un trabajo exitoso, sino que quien dirige se gana el respeto de los demás. Escuchar con atención sin interrupciones, no juzgar nada hasta el final de la conversación, poner atención a quien habla, centrarse en el contenido y no en la forma, son aspectos que quien ejerce el liderazgo debe atender si quiere permanecer al frente y obtener resultados exitosos de la gestión que realiza. (F)