/ lunes 8 de agosto de 2022

Educación: elegir a los mejores

Por los mecanismos de designación imperantes en México y en Michoacán de Ocampo en particular, la persona titular de la Secretaría de Educación es la becaria más cara de todo el sistema educativo de su respectivo orden de gobierno, porque durante su curva de aprendizaje, los costos de oportunidad son inmensos, muchos de ellos son cuantificables y otros llanamente son inconmensurables por tratarse de afectaciones a las biografías de los estudiantes, así como a las de sus descendientes.

La inexperiencia de la estructura de mando es un factor explicativo de la situación. Basta rememorar que, desde el inicio de la desconcentración de funciones educativas en Michoacán -acaecida en 1978- hasta la fecha, la dependencia rectora ha tenido un total de 30 titulares. Es decir, promedian menos de un año y medio en su cargo, por lo cual puede afirmarse que, entre un 33 y un 50 por ciento del tiempo transcurrido ha sido meramente curva de aprendizaje para los funcionarios A nivel de dirección de área o de jefatura de nivel, la situación es mucho más grave, toda vez que hay años en los cuales se cuentan tres o cuatro encargados de área. Ante este exacerbado manoseo de la estructura de mando, el caos acumulado toma lustros revertirlo.

Indignantemente, existe una nefasta tendencia a emplear los cargos públicos en materia educativa como recompensas políticas y no como pináculo para la carrera en la administración educativa de funcionarios que sí hayan hilvanado éxitos al frente de responsabilidades públicas previas.

Análogamente, ante la inminencia de los relevos al frente de las representaciones gremiales y sindicales en Michoacán, mucho se habla de la posibilidad de la realización de un congreso unitario. Es decir, que se terminará esa práctica de tener una hidra de varias cabezas para entablar doble, triple o múltiple negociación con el gobierno estatal, respondiendo todos al final del día a los mismos intereses cupulares, en esa oligarquía político-sindical que se ha entretejido durante tres décadas en la entidad.

Los dueños del gremio magisterial han demostrado llegar al extremo de generar tomas y movilizaciones injustificadas para adjudicarse logros inexistentes. O bien, de simular mejorar las condiciones de los trabajadores de la educación por vía oficiosa. Hay quienes son capaces de girarle un oficio de petición al cielo para, al día siguiente aducir ante la base que dicen representar, que el Sol salió por sus “buenos oficios y gestiones”, que hay vacaciones o que se pagó la quincena. El sindicalismo de la simulación y el engaño debe de concluir.

La base magisterial es soberana para votar por quien ellos decidan, permitiendo incluso que, bajo sus propias normas, se coloque a impresentables, a aviadores, a forasteros ambiciosos, carentes de contexto y demás. Ello no es suficiente para que cuenten con el privilegio de la complicidad que implica hacer mutis al respecto o constituir mafias multisindicales e institucionales que generen jugosos negocios en donde todos ganan menos los maestros y los estudiantes.

Esperemos que el magisterio movilizado se quite de encima esos yugos y logre elegir verdaderos liderazgos que les representen y les posibiliten exigir sus derechos laborales respetando los derechos humanos de la niñez y la juventud, así como los de la sociedad en general.

Por supuesto que, para elegir servidores públicos, la ley vigente faculta a los titulares del ejecutivo federal y estatal para designar a las personas que considere, sin mediar explicación ni tomar en cuenta perfil, experiencia, ni honorabilidad siquiera. La voluntad del presidente o del gobernador suelen ser determinantes, así como los vientos electorales, cuyas encuestas ponen y quitan también a los funcionarios en el sector educativo, quienes se comportan como aves de paso.

En el gobierno estatal, también se aproxima el cumplimiento del primer año de gobierno, en el marco del cual suele haber también ajustes. A la fecha ya ha habido un puñado de ellos.

Cada pueblo tiene el gobierno que se merece, pero nuestros hijos qué culpa tienen, ¿realmente merecen tan poquito? Nuestros maestros también requieren liderazgos honorables, expertos y dignos. Las próximas generaciones recibirán los efectos de nuestra permisividad. Reflexionemos al respecto. Ante la inminencia de los relevos, es momento de elegir a los mejores. Merecemos vivir en un Michoacán educador.


Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles

*Doctor en ciencias del desarrollo regional y Director General de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C.


Por los mecanismos de designación imperantes en México y en Michoacán de Ocampo en particular, la persona titular de la Secretaría de Educación es la becaria más cara de todo el sistema educativo de su respectivo orden de gobierno, porque durante su curva de aprendizaje, los costos de oportunidad son inmensos, muchos de ellos son cuantificables y otros llanamente son inconmensurables por tratarse de afectaciones a las biografías de los estudiantes, así como a las de sus descendientes.

La inexperiencia de la estructura de mando es un factor explicativo de la situación. Basta rememorar que, desde el inicio de la desconcentración de funciones educativas en Michoacán -acaecida en 1978- hasta la fecha, la dependencia rectora ha tenido un total de 30 titulares. Es decir, promedian menos de un año y medio en su cargo, por lo cual puede afirmarse que, entre un 33 y un 50 por ciento del tiempo transcurrido ha sido meramente curva de aprendizaje para los funcionarios A nivel de dirección de área o de jefatura de nivel, la situación es mucho más grave, toda vez que hay años en los cuales se cuentan tres o cuatro encargados de área. Ante este exacerbado manoseo de la estructura de mando, el caos acumulado toma lustros revertirlo.

Indignantemente, existe una nefasta tendencia a emplear los cargos públicos en materia educativa como recompensas políticas y no como pináculo para la carrera en la administración educativa de funcionarios que sí hayan hilvanado éxitos al frente de responsabilidades públicas previas.

Análogamente, ante la inminencia de los relevos al frente de las representaciones gremiales y sindicales en Michoacán, mucho se habla de la posibilidad de la realización de un congreso unitario. Es decir, que se terminará esa práctica de tener una hidra de varias cabezas para entablar doble, triple o múltiple negociación con el gobierno estatal, respondiendo todos al final del día a los mismos intereses cupulares, en esa oligarquía político-sindical que se ha entretejido durante tres décadas en la entidad.

Los dueños del gremio magisterial han demostrado llegar al extremo de generar tomas y movilizaciones injustificadas para adjudicarse logros inexistentes. O bien, de simular mejorar las condiciones de los trabajadores de la educación por vía oficiosa. Hay quienes son capaces de girarle un oficio de petición al cielo para, al día siguiente aducir ante la base que dicen representar, que el Sol salió por sus “buenos oficios y gestiones”, que hay vacaciones o que se pagó la quincena. El sindicalismo de la simulación y el engaño debe de concluir.

La base magisterial es soberana para votar por quien ellos decidan, permitiendo incluso que, bajo sus propias normas, se coloque a impresentables, a aviadores, a forasteros ambiciosos, carentes de contexto y demás. Ello no es suficiente para que cuenten con el privilegio de la complicidad que implica hacer mutis al respecto o constituir mafias multisindicales e institucionales que generen jugosos negocios en donde todos ganan menos los maestros y los estudiantes.

Esperemos que el magisterio movilizado se quite de encima esos yugos y logre elegir verdaderos liderazgos que les representen y les posibiliten exigir sus derechos laborales respetando los derechos humanos de la niñez y la juventud, así como los de la sociedad en general.

Por supuesto que, para elegir servidores públicos, la ley vigente faculta a los titulares del ejecutivo federal y estatal para designar a las personas que considere, sin mediar explicación ni tomar en cuenta perfil, experiencia, ni honorabilidad siquiera. La voluntad del presidente o del gobernador suelen ser determinantes, así como los vientos electorales, cuyas encuestas ponen y quitan también a los funcionarios en el sector educativo, quienes se comportan como aves de paso.

En el gobierno estatal, también se aproxima el cumplimiento del primer año de gobierno, en el marco del cual suele haber también ajustes. A la fecha ya ha habido un puñado de ellos.

Cada pueblo tiene el gobierno que se merece, pero nuestros hijos qué culpa tienen, ¿realmente merecen tan poquito? Nuestros maestros también requieren liderazgos honorables, expertos y dignos. Las próximas generaciones recibirán los efectos de nuestra permisividad. Reflexionemos al respecto. Ante la inminencia de los relevos, es momento de elegir a los mejores. Merecemos vivir en un Michoacán educador.


Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles

*Doctor en ciencias del desarrollo regional y Director General de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C.


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