/ jueves 4 de noviembre de 2021

El día de vergüenza para el gobierno michoacano

Hace apenas unos meses, el ahora exgobernador Silvano Aureoles Conejo, decretó por solicitud de colectivas feministas y de víctimas indirectas de feminicidio, el 3 de noviembre como día de luto estatal por todas las víctimas de este doloroso crimen y hoy es el primer año que se conmemora esta fecha.

Por decreto del Poder Ejecutivo del Estado hoy la bandera nacional debe izarse a media asta, a las 12:00 pm las autoridades tienen que guardar un minuto de silencio y además tienen que coordinar un acto público de conmemoración en memoria de todas esas mujeres víctimas de la violencia machista.

Pero que no confundan las autoridades el objetivo final de esto; porque no es un acto de honores, no buscamos instaurar una tradición, muy por el contrario, este es un acto para recordarles que siguen siendo un estado omiso y en consecuencia cómplice y feminicida, es un acto que debería de darles vergüenza tener que hacer, porque es el reflejo de todo lo que está mal en este sistema corrupto, patriarcal y asesino.

Un día de luto para ellas, no es para normalizar la violencia que asesina día a día 11 mujeres en el país, es para que al gobierno se le caiga la cara de vergüenza por ser omisos y cómplices de la violencia feminicida, es para que nos vean y nos escuchen, pero sobre todo, para que nos digan que están haciendo para combatir el problema y no se crean que con un simple acto se pueden lavar las manos, quedar bien y vernos hasta el año que entra.

Michoacán se encuentra en los primeros lugares a nivel nacional con más muertes violentas de mujeres. En el año 2020 fueron asesinadas 246 mujeres, y para julio de este año las asesinadas ya eran 154, lo que en frías cifras representa un aumento del 18 %. Pero las mujeres víctimas de feminicidio no son sólo cifras, no son un daño colateral de una guerra declarada por el gobierno, no son personas en malos pasos; son madres, hijas, compañeras, hermanas y amigas que pagaron la condena de haber nacido mujeres en un país feminicida.

La mayoría de estas mujeres murieron en manos de sus familiares, de sus parejas o ex parejas y en la gran mayoría de los casos, sus cuerpos tenían señales de violencia sexual, es decir, son feminicidios, aunque las autoridades -por maquillar los números- no lo quieran decir así.

A través de la impunidad y la indolencia de la sociedad nos envían, a nosotras como víctimas del sistema y a los asesinos como victimarios, un mensaje claro: “nos pueden asesinar y no pasa nada”, porque seguimos siendo ciudadanas de segunda, y las culpables de nuestras muertes o nuestros amargos destinos siempre somos nosotras y nadie más.

Y si, tristemente vivimos en un país que tiene normalizada la violencia y la muerte, que somos apáticos e indolentes ante ella, y Michoacán es un estado que apesta a sangre. Por eso y porque para atender y resolver las problemáticas, debemos nombrarlas, es que pedimos que este día exista, que se nombre el DÍA DE LUTO ESTATAL POR LAS VÍCTIMAS DE FEMINICIDIO, para que las autoridades se vean obligadas a ver a las víctimas indirectas a los ojos, a agarrar al toro por los cuernos y entrar al ruedo con todas las herramientas que necesiten para acabar con la violencia machista.

No es un día para recordarlas, porque nosotras y sus familias las recordamos con tristeza, incertidumbre e impunidad todos los días. Nosotras no necesitamos que se instaure un día para eso, ni que vengan con flores, tambores y honores de gala, necesitamos sentencias condenatorias para los asesinos, políticas públicas preventivas y no solo reactivas para atender la situación de violencia y, sobre todo, exigimos garantías de no repetición.

No queremos un día de tradición, no buscamos un día de las muertas, no queremos seguir conmemorando los asesinatos de mujeres. Queremos que esto pare, exigimos justicia para las mujeres asesinadas, para sus familias devastadas, para los hijos que dejaron huérfanos. Nos queremos vivas, libres y felices.

Hace apenas unos meses, el ahora exgobernador Silvano Aureoles Conejo, decretó por solicitud de colectivas feministas y de víctimas indirectas de feminicidio, el 3 de noviembre como día de luto estatal por todas las víctimas de este doloroso crimen y hoy es el primer año que se conmemora esta fecha.

Por decreto del Poder Ejecutivo del Estado hoy la bandera nacional debe izarse a media asta, a las 12:00 pm las autoridades tienen que guardar un minuto de silencio y además tienen que coordinar un acto público de conmemoración en memoria de todas esas mujeres víctimas de la violencia machista.

Pero que no confundan las autoridades el objetivo final de esto; porque no es un acto de honores, no buscamos instaurar una tradición, muy por el contrario, este es un acto para recordarles que siguen siendo un estado omiso y en consecuencia cómplice y feminicida, es un acto que debería de darles vergüenza tener que hacer, porque es el reflejo de todo lo que está mal en este sistema corrupto, patriarcal y asesino.

Un día de luto para ellas, no es para normalizar la violencia que asesina día a día 11 mujeres en el país, es para que al gobierno se le caiga la cara de vergüenza por ser omisos y cómplices de la violencia feminicida, es para que nos vean y nos escuchen, pero sobre todo, para que nos digan que están haciendo para combatir el problema y no se crean que con un simple acto se pueden lavar las manos, quedar bien y vernos hasta el año que entra.

Michoacán se encuentra en los primeros lugares a nivel nacional con más muertes violentas de mujeres. En el año 2020 fueron asesinadas 246 mujeres, y para julio de este año las asesinadas ya eran 154, lo que en frías cifras representa un aumento del 18 %. Pero las mujeres víctimas de feminicidio no son sólo cifras, no son un daño colateral de una guerra declarada por el gobierno, no son personas en malos pasos; son madres, hijas, compañeras, hermanas y amigas que pagaron la condena de haber nacido mujeres en un país feminicida.

La mayoría de estas mujeres murieron en manos de sus familiares, de sus parejas o ex parejas y en la gran mayoría de los casos, sus cuerpos tenían señales de violencia sexual, es decir, son feminicidios, aunque las autoridades -por maquillar los números- no lo quieran decir así.

A través de la impunidad y la indolencia de la sociedad nos envían, a nosotras como víctimas del sistema y a los asesinos como victimarios, un mensaje claro: “nos pueden asesinar y no pasa nada”, porque seguimos siendo ciudadanas de segunda, y las culpables de nuestras muertes o nuestros amargos destinos siempre somos nosotras y nadie más.

Y si, tristemente vivimos en un país que tiene normalizada la violencia y la muerte, que somos apáticos e indolentes ante ella, y Michoacán es un estado que apesta a sangre. Por eso y porque para atender y resolver las problemáticas, debemos nombrarlas, es que pedimos que este día exista, que se nombre el DÍA DE LUTO ESTATAL POR LAS VÍCTIMAS DE FEMINICIDIO, para que las autoridades se vean obligadas a ver a las víctimas indirectas a los ojos, a agarrar al toro por los cuernos y entrar al ruedo con todas las herramientas que necesiten para acabar con la violencia machista.

No es un día para recordarlas, porque nosotras y sus familias las recordamos con tristeza, incertidumbre e impunidad todos los días. Nosotras no necesitamos que se instaure un día para eso, ni que vengan con flores, tambores y honores de gala, necesitamos sentencias condenatorias para los asesinos, políticas públicas preventivas y no solo reactivas para atender la situación de violencia y, sobre todo, exigimos garantías de no repetición.

No queremos un día de tradición, no buscamos un día de las muertas, no queremos seguir conmemorando los asesinatos de mujeres. Queremos que esto pare, exigimos justicia para las mujeres asesinadas, para sus familias devastadas, para los hijos que dejaron huérfanos. Nos queremos vivas, libres y felices.