/ viernes 19 de noviembre de 2021

Empoderamiento femenino: el último producto del capitalismo

Maricela Montero Andrade

En los últimos años hemos visto una despolitización de los términos de las luchas sociales y esto no es una simple casualidad, es una de las formas de tronar los movimientos desde el interior aprovechándose de la ignorancia y la poca conciencia política.

En el movimiento feminista, lo podemos visualizar específicamente con la palabra “empoderamiento”. Ésta ha pasado de ser un elemento de movilización política a un concepto de moda, y es favorable para todos menos para las mujeres, a quienes estaba supuestamente enfocado.

El empoderamiento tenía como objetivo abolir el género, la subordinación que éste implica, y combatir las estructuras opresoras que limitan a las mujeres y nos convierten en sujetos pasivos sin capacidad de autodeterminación y a la espera de nuestro rescate.

Y en este fenómeno las redes sociales han sido en extremo responsables, y me refiero a ellas como plataformas que funcionan a través de algoritmos diseñados por el ser humano, pero también a nosotros como consumidores y creadores de contenido.

Las últimas generaciones de mujeres han crecido creyendo que perpetuar roles de género y actividades asignadas al sexo femenino desde la "libre decisión" es empoderarse. Nos han vendido la idea de que hipersexualizarnos para vender nuestro cuerpo nos otorga una especie de poder que no es más que una falsa sensación de control y, detrás de esto, la idea de que el empoderamiento femenino es un tema de índole sentimental y no político.

Al vivir en un estado capitalista y neoliberal, lo único que se busca es mantener el flujo de dinero, así que, ¿qué mejor que aprovechar la ola de conciencia sobre nuestra opresión para decirnos que empoderarnos es vender fotos de nuestro cuerpo hipersexualizado y que con el maquillaje costoso y la ropa de marca lograremos encontrar un poder dentro de nosotras? Como si ser mujer fuese algo subjetivo; como si el poder naciese de nosotras mismas y no nos fuese arrebatado por los roles de género a los que se nos relega, incluso desde antes de nacer; como si todo en realidad se basara en los sentimientos. Si tú sientes el poder en ti, entonces en realidad no estás siendo oprimida.

Echarle glitter, decorarlo y suavizar las formas en que somos oprimidas y discriminadas y llamarlo ahora “empoderamiento” o girl power, no cambiará nada de fondo. Sin un cambio político de verdad, es imposible eliminar las estructuras de poder que nos discriminan, y los logros alcanzados hasta ahora serán insostenibles.

Necesitamos con urgencia rescatar la conciencia política y apropiarnos de lo que realmente significa el empoderamiento. Arrebatárselo al sistema capitalista y patriarcal que dice ser nuestro salvador, pero en realidad sólo se está salvando a sí mismo y perpetuando la estructura desigual y asegurándose que lo que nosotras "libremente decidimos", no afecte sus privilegios.

Empoderarnos es exigirnos a nosotras mismas, al gobierno y a los hombres que ninguna mujer sea confinada a la pasividad y mucho menos a que sus opciones se limiten a tener que vender su cuerpo y cumplir con los estereotipos de belleza y género ya asignados, para sentir que sólo así tienen poder sobre ellas mismas y sus vidas.

El poder sí está en nosotras, pero nos despojamos de él cada vez que perpetuamos los estereotipos sexistas. Empoderarnos es reconocer en nosotras y en las otras la capacidad de romper las barreras, los techos de cristal, abolir el género y honrar nuestra autonomía, comprendiendo que mientras una de nosotras no sea libre, ninguna lo seremos.

Maricela Montero Andrade

En los últimos años hemos visto una despolitización de los términos de las luchas sociales y esto no es una simple casualidad, es una de las formas de tronar los movimientos desde el interior aprovechándose de la ignorancia y la poca conciencia política.

En el movimiento feminista, lo podemos visualizar específicamente con la palabra “empoderamiento”. Ésta ha pasado de ser un elemento de movilización política a un concepto de moda, y es favorable para todos menos para las mujeres, a quienes estaba supuestamente enfocado.

El empoderamiento tenía como objetivo abolir el género, la subordinación que éste implica, y combatir las estructuras opresoras que limitan a las mujeres y nos convierten en sujetos pasivos sin capacidad de autodeterminación y a la espera de nuestro rescate.

Y en este fenómeno las redes sociales han sido en extremo responsables, y me refiero a ellas como plataformas que funcionan a través de algoritmos diseñados por el ser humano, pero también a nosotros como consumidores y creadores de contenido.

Las últimas generaciones de mujeres han crecido creyendo que perpetuar roles de género y actividades asignadas al sexo femenino desde la "libre decisión" es empoderarse. Nos han vendido la idea de que hipersexualizarnos para vender nuestro cuerpo nos otorga una especie de poder que no es más que una falsa sensación de control y, detrás de esto, la idea de que el empoderamiento femenino es un tema de índole sentimental y no político.

Al vivir en un estado capitalista y neoliberal, lo único que se busca es mantener el flujo de dinero, así que, ¿qué mejor que aprovechar la ola de conciencia sobre nuestra opresión para decirnos que empoderarnos es vender fotos de nuestro cuerpo hipersexualizado y que con el maquillaje costoso y la ropa de marca lograremos encontrar un poder dentro de nosotras? Como si ser mujer fuese algo subjetivo; como si el poder naciese de nosotras mismas y no nos fuese arrebatado por los roles de género a los que se nos relega, incluso desde antes de nacer; como si todo en realidad se basara en los sentimientos. Si tú sientes el poder en ti, entonces en realidad no estás siendo oprimida.

Echarle glitter, decorarlo y suavizar las formas en que somos oprimidas y discriminadas y llamarlo ahora “empoderamiento” o girl power, no cambiará nada de fondo. Sin un cambio político de verdad, es imposible eliminar las estructuras de poder que nos discriminan, y los logros alcanzados hasta ahora serán insostenibles.

Necesitamos con urgencia rescatar la conciencia política y apropiarnos de lo que realmente significa el empoderamiento. Arrebatárselo al sistema capitalista y patriarcal que dice ser nuestro salvador, pero en realidad sólo se está salvando a sí mismo y perpetuando la estructura desigual y asegurándose que lo que nosotras "libremente decidimos", no afecte sus privilegios.

Empoderarnos es exigirnos a nosotras mismas, al gobierno y a los hombres que ninguna mujer sea confinada a la pasividad y mucho menos a que sus opciones se limiten a tener que vender su cuerpo y cumplir con los estereotipos de belleza y género ya asignados, para sentir que sólo así tienen poder sobre ellas mismas y sus vidas.

El poder sí está en nosotras, pero nos despojamos de él cada vez que perpetuamos los estereotipos sexistas. Empoderarnos es reconocer en nosotras y en las otras la capacidad de romper las barreras, los techos de cristal, abolir el género y honrar nuestra autonomía, comprendiendo que mientras una de nosotras no sea libre, ninguna lo seremos.