/ martes 10 de mayo de 2022

Expresión en predicamentos

El 3 de mayo es el Día Mundial de la Libertad de Prensa, así lo estableció desde 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas porque ello representa un elemento imprescindible en las sociedades democráticas, no cabría por ejemplo en un modelo autoritario en donde no habría espacio para la disidencia ni la discrepancia, es decir no florecería en un campo minado por el pensamiento único. En nuestro país los saldos contra la libertad de expresión han resultado descomunales porque ya han sido asesinados nueve periodistas en este 2022.

El 3 de mayo, por consiguiente, no es una fecha para celebrar porque los registros de atentados y muerte contra periodistas son una sombra perniciosa, muchos de esos crímenes permanecen en la más espesa impunidad, la ausencia de justicia es evidente aunque nuestra clase política se llene la boca hablando de un estado de derecho que solo existe en su imaginación.

La libertad de expresión vive horas críticas, no debemos ignorar esta situación, en otros años se temía del autoritarismo del estado principalmente en los tiempos de la Guerra Sucia, actualmente se adiciona la intromisión de un poder fáctico como lo es el crimen organizado que hace crecer los riesgos por el poder de metralla que le caracteriza.

En los últimos años nuestro país se ha colocado en el mapa mundial como una tierra complicada para el ejercicio del periodismo libre, esa narrativa es temible, son muchos los casos desafortunados que describen la gravedad de los sucesos en diferentes puntos de México. No se garantiza el ejercicio de los derechos humanos, en específico el de la libertad de expresión que es catalogado como uno de los de la primera generación que tiene fuente histórica en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en la Revolución Francesa de 1789.

A veces da la impresión que ante el estado de cosas que se registran, la libertad de expresión quedará en reducidos reductos como el café, los poderes fácticos son los nuevos jinetes apocalípticos y la impunidad es un componente que ensombrece aún más el panorama para dejarnos un patético cuadro de la realidad.

La libertad de expresión florece en sistemas democráticos de manera natural, la violencia, el alto grado de inseguridad y la impunidad más bien exhiben carencias, vacíos que suelen llenarse no de la mejor manera. La libertad de prensa es imprescindible para agregar mayor volumen a la democracia.

Retomando el punto inicial, la libertad de expresión debe ejercerse sin limitaciones, salvo las que la ley establece, en una sociedad plural en la que la democracia estimula los matices y discrepancias resulta natural una polifonía que retrata diferentes enfoques, no es posible retroceder no es admisible regresar a los viejos moldes del pensamiento único, simplemente porque sería contra natura.

El 3 de mayo es una fecha importante no para celebrarla sino para reflexionar, las grandes proclamas de los derechos invocan los valores más eminentes aunque en muchos casos la realidad nos indica que se trata de asuntos aspiracionales, la prensa libre escruta, denuncia, informa porque es un espejo de la sociedad diversa que estimula libertades, no es tiempo del pensamiento único.

La libertad de expresión está en serios aprietos.

El 3 de mayo es el Día Mundial de la Libertad de Prensa, así lo estableció desde 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas porque ello representa un elemento imprescindible en las sociedades democráticas, no cabría por ejemplo en un modelo autoritario en donde no habría espacio para la disidencia ni la discrepancia, es decir no florecería en un campo minado por el pensamiento único. En nuestro país los saldos contra la libertad de expresión han resultado descomunales porque ya han sido asesinados nueve periodistas en este 2022.

El 3 de mayo, por consiguiente, no es una fecha para celebrar porque los registros de atentados y muerte contra periodistas son una sombra perniciosa, muchos de esos crímenes permanecen en la más espesa impunidad, la ausencia de justicia es evidente aunque nuestra clase política se llene la boca hablando de un estado de derecho que solo existe en su imaginación.

La libertad de expresión vive horas críticas, no debemos ignorar esta situación, en otros años se temía del autoritarismo del estado principalmente en los tiempos de la Guerra Sucia, actualmente se adiciona la intromisión de un poder fáctico como lo es el crimen organizado que hace crecer los riesgos por el poder de metralla que le caracteriza.

En los últimos años nuestro país se ha colocado en el mapa mundial como una tierra complicada para el ejercicio del periodismo libre, esa narrativa es temible, son muchos los casos desafortunados que describen la gravedad de los sucesos en diferentes puntos de México. No se garantiza el ejercicio de los derechos humanos, en específico el de la libertad de expresión que es catalogado como uno de los de la primera generación que tiene fuente histórica en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en la Revolución Francesa de 1789.

A veces da la impresión que ante el estado de cosas que se registran, la libertad de expresión quedará en reducidos reductos como el café, los poderes fácticos son los nuevos jinetes apocalípticos y la impunidad es un componente que ensombrece aún más el panorama para dejarnos un patético cuadro de la realidad.

La libertad de expresión florece en sistemas democráticos de manera natural, la violencia, el alto grado de inseguridad y la impunidad más bien exhiben carencias, vacíos que suelen llenarse no de la mejor manera. La libertad de prensa es imprescindible para agregar mayor volumen a la democracia.

Retomando el punto inicial, la libertad de expresión debe ejercerse sin limitaciones, salvo las que la ley establece, en una sociedad plural en la que la democracia estimula los matices y discrepancias resulta natural una polifonía que retrata diferentes enfoques, no es posible retroceder no es admisible regresar a los viejos moldes del pensamiento único, simplemente porque sería contra natura.

El 3 de mayo es una fecha importante no para celebrarla sino para reflexionar, las grandes proclamas de los derechos invocan los valores más eminentes aunque en muchos casos la realidad nos indica que se trata de asuntos aspiracionales, la prensa libre escruta, denuncia, informa porque es un espejo de la sociedad diversa que estimula libertades, no es tiempo del pensamiento único.

La libertad de expresión está en serios aprietos.

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