/ miércoles 16 de marzo de 2022

Igual que en el pasado

Durante 75 años tuvimos un gobierno centralizado, donde todo se decidió por décadas en pocos escritorios, dentro del hasta hace poco llamado Distrito Federal.

Incluso había un dicho “Dios Esta en todas partes, pero despacha en los Pinos”, lo anterior en mofa de los excesos en los que vivíamos, donde eran las “horas” que decía el presidente incluso el “regente” capitalino, hoy jefe de Gobierno de la CDMX, era nombrado por el presidente en turno.

No había mañaneras, incluso había una muy poca, débil e incipiente oposición (igual que hoy), algunas de las secretarías de estado eran premio a la lealtad, al acompañamiento o premios de consolación a los que no habían sido ungidos en esa ocasión.

Cada que entraba un presidente, para demostrar su poder, iba sobre un personaje representativo del régimen anterior, así cayeron varios, “El Negro Durazo”, “La Quina”, “Raúl Salinas”, “Rosario Robles”, etc., siempre demostrando quien tenía el bastón de mando en ese momento.

Las decisiones las tomaba un solo hombre, de su visión muchas veces corta, acotada a 6 años o a un objetivo personal de ser recordado por mega obras, un tratado internacional, un instituto nuevo, unos juegos olímpicos o un mundial.

Pero pocas veces buscando trascender en la memoria de los mexicanos, como el gran estadista que puso a México en el rumbo del crecimiento, de la mejora de calidad de vida, o en el ámbito internacional con respeto.

Durante años soñamos con la alternancia, a mi generación, nos representó Cuauhtémoc Cárdenas, nos emocionó y conmocionó Luis Donaldo Colosio, nos ilusionó y desilusionó “Fox”, y finalmente motivado por esta montaña rusa de ilusiones, a algunos los esperanzó Lopez Obrador.

Haciendo un alto en esta columna, y volviendo a leerla ….

¿Qué cambió?

Mejoramos las condiciones de vida, de democracia, de oportunidades, de leyes, gracias a las instituciones creadas o fortalecidas por los ciudadanos que han ocupado la silla Presidencial, sin embargo, no por sus ideas, caprichos o borracheras de poder.

Por supuesto hay muchas otras acciones que han beneficiado y fortalecido al país.

De ahí en fuera, seguimos teniendo un gobierno centralizado, que nos “vende” la descentralización prometiendo enviar a las dependencias a los estados, aunque sabemos que sin importar donde este la oficina, las decisiones seguirán siendo tomadas desde un despacho en la CDMX, igual que en el pasado.

Seguimos teniendo manotazos de “poder” en el inicio de los gobiernos, encarcelando a algunos “distinguidos” miembros de la administración anterior, igual que en el pasado.

Se enfocan en eliminar acciones de la administración anterior con mega obras buscando, por eso ser recordados y no por lo que hicieron como estadistas, igual que en el pasado.

Continúan los contratistas y apellidos “amigos”, beneficiándose de la relación con el poder en turno, solamente, que cambian de nombre, algunos pasan a la banca y otros de la banca, pasan a jugar…. Igual que en el pasado.

Incluso, seguimos viendo personajes de la vida política de todos los colores que, a conveniencia, se pintan de otro color pisando sus ideales y sin importar a la “gente” que dicen representar, igual que en pasado.

Y continua una política centralista, basta leer el “burdo” (así lo llamó la diputada morenista, Patricia Armendáriz), comunicado hacia el congreso europeo, que debería ser una respuesta de la secretaría de relaciones exteriores, pero lo redactó el presidente sobre las rodillas y durante el viaje, porque él es todo, igual que en el pasado.

Insisto, ¡Es tiempo de los ciudadanos!!!, no de uno solo.

Durante 75 años tuvimos un gobierno centralizado, donde todo se decidió por décadas en pocos escritorios, dentro del hasta hace poco llamado Distrito Federal.

Incluso había un dicho “Dios Esta en todas partes, pero despacha en los Pinos”, lo anterior en mofa de los excesos en los que vivíamos, donde eran las “horas” que decía el presidente incluso el “regente” capitalino, hoy jefe de Gobierno de la CDMX, era nombrado por el presidente en turno.

No había mañaneras, incluso había una muy poca, débil e incipiente oposición (igual que hoy), algunas de las secretarías de estado eran premio a la lealtad, al acompañamiento o premios de consolación a los que no habían sido ungidos en esa ocasión.

Cada que entraba un presidente, para demostrar su poder, iba sobre un personaje representativo del régimen anterior, así cayeron varios, “El Negro Durazo”, “La Quina”, “Raúl Salinas”, “Rosario Robles”, etc., siempre demostrando quien tenía el bastón de mando en ese momento.

Las decisiones las tomaba un solo hombre, de su visión muchas veces corta, acotada a 6 años o a un objetivo personal de ser recordado por mega obras, un tratado internacional, un instituto nuevo, unos juegos olímpicos o un mundial.

Pero pocas veces buscando trascender en la memoria de los mexicanos, como el gran estadista que puso a México en el rumbo del crecimiento, de la mejora de calidad de vida, o en el ámbito internacional con respeto.

Durante años soñamos con la alternancia, a mi generación, nos representó Cuauhtémoc Cárdenas, nos emocionó y conmocionó Luis Donaldo Colosio, nos ilusionó y desilusionó “Fox”, y finalmente motivado por esta montaña rusa de ilusiones, a algunos los esperanzó Lopez Obrador.

Haciendo un alto en esta columna, y volviendo a leerla ….

¿Qué cambió?

Mejoramos las condiciones de vida, de democracia, de oportunidades, de leyes, gracias a las instituciones creadas o fortalecidas por los ciudadanos que han ocupado la silla Presidencial, sin embargo, no por sus ideas, caprichos o borracheras de poder.

Por supuesto hay muchas otras acciones que han beneficiado y fortalecido al país.

De ahí en fuera, seguimos teniendo un gobierno centralizado, que nos “vende” la descentralización prometiendo enviar a las dependencias a los estados, aunque sabemos que sin importar donde este la oficina, las decisiones seguirán siendo tomadas desde un despacho en la CDMX, igual que en el pasado.

Seguimos teniendo manotazos de “poder” en el inicio de los gobiernos, encarcelando a algunos “distinguidos” miembros de la administración anterior, igual que en el pasado.

Se enfocan en eliminar acciones de la administración anterior con mega obras buscando, por eso ser recordados y no por lo que hicieron como estadistas, igual que en el pasado.

Continúan los contratistas y apellidos “amigos”, beneficiándose de la relación con el poder en turno, solamente, que cambian de nombre, algunos pasan a la banca y otros de la banca, pasan a jugar…. Igual que en el pasado.

Incluso, seguimos viendo personajes de la vida política de todos los colores que, a conveniencia, se pintan de otro color pisando sus ideales y sin importar a la “gente” que dicen representar, igual que en pasado.

Y continua una política centralista, basta leer el “burdo” (así lo llamó la diputada morenista, Patricia Armendáriz), comunicado hacia el congreso europeo, que debería ser una respuesta de la secretaría de relaciones exteriores, pero lo redactó el presidente sobre las rodillas y durante el viaje, porque él es todo, igual que en el pasado.

Insisto, ¡Es tiempo de los ciudadanos!!!, no de uno solo.

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