/ lunes 4 de enero de 2021

¿Imposición en Morena?

A pesar de los 125 mil muertos que ha dejado la pandemia, la aguda crisis económica, los elevados niveles de inseguridad y la tensa relación con el próximo gobierno de Estados Unidos, el nivel de aprobación de Andrés Manuel López Obrador se mantiene prácticamente intacto, igual que al inicio del 2020. De acuerdo con las encuestas, luego de la drástica caída en la popularidad sufrida en el periodo primavera-verano, el partido oficial Morena está listo para enfrentar los comicios y obtener una contundente victoria en la mayoría de los 15 estados en donde habrá elecciones para gobernador.

Sin embargo, la caída en la popularidad del Presidente Obrador estuvo directamente relacionada con el aumento en la popularidad de los gobernadores, principalmente de aquellos que abiertamente se han opuesto a su gobierno entre los que ha destacado Silvano Aureoles Conejo. Si bien, el nivel de aprobación de AMLO se mantiene por encima del mandatario michoacano y a pesar de registrar un crecimiento en los últimos meses en la entidad, para situarse como al inicio de la pandemia, el avance en la aprobación de Aureoles –casi 30 puntos al pasar del 13.5 al 42.2 % en un año y transitar del último lugar al número 22, de acuerdo con Consulta Mitofsky- permiten suponer que con una campaña bien diseñada podrían retener el gobierno local.

Hoy el escenario luce complicado para la oposición. Morena se mantiene a la cabeza de las preferencias electorales en Michoacán pero conforme se van definiendo las candidaturas y las alianzas se va acortando la brecha inicial entre el partido oficial y la oposición. Curiosamente no han sido ni el PAN, PRI o PRD o incluso el gobernador Silvano Aureoles quienes han dado un golpe certero al afianzamiento de Morena, sino la propia dirigencia nacional al designar al alcalde Raúl Morón como su candidato, pese a que en 42 encuestas el senador Cristóbal Arial Solís se había mantenido a la cabeza.

Estas encuestas, a las que se refieren los simpatizantes de Arias Solís, han sido elaboradas por empresas serias y publicadas por medios de reconocido prestigio por lo que desconfiar de los datos ofrecidos resultaría absurdo. Pero es ahora cuando toman sentido algunas acciones y declaraciones vertidas por unos y otros.

La exigencia de transparentar la aplicación de las encuestas hoy resulta indispensable para clarificar la decisión de colocar, como el abanderado morenista al gobierno de Michoacán, a quien ha ocupado el segundo lugar en dichas encuestas; de otro modo, se afianzará la idea de una elección por “dedazo” en favor de Raúl Morón, quien dicho sea de paso, lleva años trabajando por llegar al solio de Ocampo.

Ni a Morena ni a Morón le conviene que se consolide la idea de la imposición porque lo deslegitima y podría debilitarlo frente a los militantes de su partido. Pero, también es cierto, que existen elementos para imaginar una alianza entre grupos opuestos al Senador Arias Solís como él mismo lo denunció públicamente hace unos días, lo cual, en política, es perfectamente comprensible si la selección del candidato no dependiera de una encuesta entre los simpatizantes.

Ahí quedarán para el análisis las reuniones “sociales” de Raúl Morón con Jesús Reyna y Valentín Rodríguez, su insistente exigencia de que todos debían respetar el resultado y sumarse al ganador y la filtración de su victoria mucho antes de que Mario Delgado diera a conocer los resultados, su reunión con los Cárdenas, con Cuauhtémoc y con Lázaro Cárdenas Jr., y su cercanía con Leonel Godoy. Así se hace la política en México pero ¿dónde quedó aquella frase del Presidente de: “Vámonos respetando, no somos iguales, que no me confundan porque eso sí calienta”?

A pesar de los 125 mil muertos que ha dejado la pandemia, la aguda crisis económica, los elevados niveles de inseguridad y la tensa relación con el próximo gobierno de Estados Unidos, el nivel de aprobación de Andrés Manuel López Obrador se mantiene prácticamente intacto, igual que al inicio del 2020. De acuerdo con las encuestas, luego de la drástica caída en la popularidad sufrida en el periodo primavera-verano, el partido oficial Morena está listo para enfrentar los comicios y obtener una contundente victoria en la mayoría de los 15 estados en donde habrá elecciones para gobernador.

Sin embargo, la caída en la popularidad del Presidente Obrador estuvo directamente relacionada con el aumento en la popularidad de los gobernadores, principalmente de aquellos que abiertamente se han opuesto a su gobierno entre los que ha destacado Silvano Aureoles Conejo. Si bien, el nivel de aprobación de AMLO se mantiene por encima del mandatario michoacano y a pesar de registrar un crecimiento en los últimos meses en la entidad, para situarse como al inicio de la pandemia, el avance en la aprobación de Aureoles –casi 30 puntos al pasar del 13.5 al 42.2 % en un año y transitar del último lugar al número 22, de acuerdo con Consulta Mitofsky- permiten suponer que con una campaña bien diseñada podrían retener el gobierno local.

Hoy el escenario luce complicado para la oposición. Morena se mantiene a la cabeza de las preferencias electorales en Michoacán pero conforme se van definiendo las candidaturas y las alianzas se va acortando la brecha inicial entre el partido oficial y la oposición. Curiosamente no han sido ni el PAN, PRI o PRD o incluso el gobernador Silvano Aureoles quienes han dado un golpe certero al afianzamiento de Morena, sino la propia dirigencia nacional al designar al alcalde Raúl Morón como su candidato, pese a que en 42 encuestas el senador Cristóbal Arial Solís se había mantenido a la cabeza.

Estas encuestas, a las que se refieren los simpatizantes de Arias Solís, han sido elaboradas por empresas serias y publicadas por medios de reconocido prestigio por lo que desconfiar de los datos ofrecidos resultaría absurdo. Pero es ahora cuando toman sentido algunas acciones y declaraciones vertidas por unos y otros.

La exigencia de transparentar la aplicación de las encuestas hoy resulta indispensable para clarificar la decisión de colocar, como el abanderado morenista al gobierno de Michoacán, a quien ha ocupado el segundo lugar en dichas encuestas; de otro modo, se afianzará la idea de una elección por “dedazo” en favor de Raúl Morón, quien dicho sea de paso, lleva años trabajando por llegar al solio de Ocampo.

Ni a Morena ni a Morón le conviene que se consolide la idea de la imposición porque lo deslegitima y podría debilitarlo frente a los militantes de su partido. Pero, también es cierto, que existen elementos para imaginar una alianza entre grupos opuestos al Senador Arias Solís como él mismo lo denunció públicamente hace unos días, lo cual, en política, es perfectamente comprensible si la selección del candidato no dependiera de una encuesta entre los simpatizantes.

Ahí quedarán para el análisis las reuniones “sociales” de Raúl Morón con Jesús Reyna y Valentín Rodríguez, su insistente exigencia de que todos debían respetar el resultado y sumarse al ganador y la filtración de su victoria mucho antes de que Mario Delgado diera a conocer los resultados, su reunión con los Cárdenas, con Cuauhtémoc y con Lázaro Cárdenas Jr., y su cercanía con Leonel Godoy. Así se hace la política en México pero ¿dónde quedó aquella frase del Presidente de: “Vámonos respetando, no somos iguales, que no me confundan porque eso sí calienta”?