/ martes 18 de diciembre de 2018

Iniciativa en materia educativa, una necesidad social

El pasado 12 de diciembre, el Presidente Andrés Manuel López Obrador presentó en una sala del Palacio Nacional, ante decenas de periodistas, la iniciativa de reforma en materia educativa. “Compromiso cumplido”, fueron las palabras con las que el mandatario expresó su satisfacción por saldar la deuda que el país tenía con sus maestras y maestros.

Desde la campaña electoral, quienes formamos parte de la coalición Juntos Haremos Historia, nos comprometimos a escuchar los reclamos que durante un sexenio mantuvo el magisterio mexicano para que la llamada “Reforma Educativa” fuera abrogada. Esto no como un acto de proselitismo, sino un acto de justicia con el sistema educativo mexicano y sus docentes.

No está de más recordar la analogía que en su momento realizara el investigador del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México, experto en temas educativos, Manuel Gil Antón, para mostrar cómo es que la propuesta educativa de Enrique Peña Nieto cargaba toda la responsabilidad del proceso de enseñanza al docente de a pie. Lo anterior, al establecer todo un esquema de evaluaciones y sanciones, que incluía la pérdida de la plaza base; olvidando que la educación es una responsabilidad que también corresponde a las autoridades educativas.

Así el investigador señaló, en una entrevista para el Colegio de México, que si se equiparara a la educación con un autobús que transita por un camino lleno de baches y cuyas condiciones de funcionamiento se encuentren deterioradas: llantas desgastadas, puertas que no cierran bien, un motor averiado, es evidente que la calidad del servicio que esa unidad ofrece no sólo es compromiso del chofer, sino de quien es el responsable de dar mantenimiento al camino y del dueño del vehículo encargado de asegurar el buen estado del motor.

Es evidente que el chofer tiene la clara tarea de manejar de forma adecuada y a una velocidad establecida, pero esa sola acción no hace del servicio ofrecido, por un transporte en semejantes condiciones, bueno.

Como maestra jubilada sé la enorme responsabilidad que tienen las y los docentes en aula, pero también soy consciente de las pésimas condiciones en materia de infraestructura, seguridad y marginación en la que muchas y muchos profesores trabajan.

Quienes, como yo conocen las condiciones en que se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje, no podíamos menos que comprometernos con las promesas que Andrés Manuel López Obrador, hoy Presidente de la República, realizó durante su campaña a las y los maestros, para crear una propuesta que nos tomara en cuenta.

La iniciativa que se presentó a la Cámara de Diputados es importante, no sólo porque es el resultado de un amplio diálogo, a través de los foros de educación, sino porque en ella por primera vez se considera la educación gratuita desde preescolar hasta el nivel superior y además se plantea el fortalecimiento de las Escuelas Normales del país, formadoras de las maestras y maestros que trabajan en las comunidades más alejadas.

Otro aspecto que vale la pena mencionar de esta propuesta en materia educativa es el concepto de equidad, pues se establece la necesidad de implementar programas especiales en zonas marginadas, como la mejora de la infraestructura y planes de alimentación. En México 40% de las escuelas públicas no tiene drenaje, 30% no tiene agua, y 10% carece de luz eléctrica y sanitaria.

Un aspecto fundamental es el tema de la evaluación. El magisterio no se opone, ni se opuso nunca, a que se evalué el funcionamiento educativo para mejorarlo, se manifestó en contra de una evaluación punitiva que les impedía la defensa de sus derechos laborales. La iniciativa que se discutirá próximamente, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, contempla la evaluación para mejorar, pero ésta se realizará no sólo a las y los responsables del aula, sino a todas las y los trabajadores de las dependencias responsables de la educación, incluidas las autoridades administrativas.

Como maestra, en muchas ocasiones levanté mi voz para rechazar la Reforma Educativa impuesta por el gobierno saliente, por eso reconozco que esta propuesta no existiría sin la acción organizada del magisterio, que por casi un sexenio mantuvo la digna defensa de sus derechos y de la educación pública.

En materia educativa aún falta mucho por caminar, pero estoy segura de que, con el compromiso que han mostrado nuestras maestras y maestros, lo que venga en este rubro será lo que el país necesita para salir adelante. (F)

El pasado 12 de diciembre, el Presidente Andrés Manuel López Obrador presentó en una sala del Palacio Nacional, ante decenas de periodistas, la iniciativa de reforma en materia educativa. “Compromiso cumplido”, fueron las palabras con las que el mandatario expresó su satisfacción por saldar la deuda que el país tenía con sus maestras y maestros.

Desde la campaña electoral, quienes formamos parte de la coalición Juntos Haremos Historia, nos comprometimos a escuchar los reclamos que durante un sexenio mantuvo el magisterio mexicano para que la llamada “Reforma Educativa” fuera abrogada. Esto no como un acto de proselitismo, sino un acto de justicia con el sistema educativo mexicano y sus docentes.

No está de más recordar la analogía que en su momento realizara el investigador del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México, experto en temas educativos, Manuel Gil Antón, para mostrar cómo es que la propuesta educativa de Enrique Peña Nieto cargaba toda la responsabilidad del proceso de enseñanza al docente de a pie. Lo anterior, al establecer todo un esquema de evaluaciones y sanciones, que incluía la pérdida de la plaza base; olvidando que la educación es una responsabilidad que también corresponde a las autoridades educativas.

Así el investigador señaló, en una entrevista para el Colegio de México, que si se equiparara a la educación con un autobús que transita por un camino lleno de baches y cuyas condiciones de funcionamiento se encuentren deterioradas: llantas desgastadas, puertas que no cierran bien, un motor averiado, es evidente que la calidad del servicio que esa unidad ofrece no sólo es compromiso del chofer, sino de quien es el responsable de dar mantenimiento al camino y del dueño del vehículo encargado de asegurar el buen estado del motor.

Es evidente que el chofer tiene la clara tarea de manejar de forma adecuada y a una velocidad establecida, pero esa sola acción no hace del servicio ofrecido, por un transporte en semejantes condiciones, bueno.

Como maestra jubilada sé la enorme responsabilidad que tienen las y los docentes en aula, pero también soy consciente de las pésimas condiciones en materia de infraestructura, seguridad y marginación en la que muchas y muchos profesores trabajan.

Quienes, como yo conocen las condiciones en que se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje, no podíamos menos que comprometernos con las promesas que Andrés Manuel López Obrador, hoy Presidente de la República, realizó durante su campaña a las y los maestros, para crear una propuesta que nos tomara en cuenta.

La iniciativa que se presentó a la Cámara de Diputados es importante, no sólo porque es el resultado de un amplio diálogo, a través de los foros de educación, sino porque en ella por primera vez se considera la educación gratuita desde preescolar hasta el nivel superior y además se plantea el fortalecimiento de las Escuelas Normales del país, formadoras de las maestras y maestros que trabajan en las comunidades más alejadas.

Otro aspecto que vale la pena mencionar de esta propuesta en materia educativa es el concepto de equidad, pues se establece la necesidad de implementar programas especiales en zonas marginadas, como la mejora de la infraestructura y planes de alimentación. En México 40% de las escuelas públicas no tiene drenaje, 30% no tiene agua, y 10% carece de luz eléctrica y sanitaria.

Un aspecto fundamental es el tema de la evaluación. El magisterio no se opone, ni se opuso nunca, a que se evalué el funcionamiento educativo para mejorarlo, se manifestó en contra de una evaluación punitiva que les impedía la defensa de sus derechos laborales. La iniciativa que se discutirá próximamente, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, contempla la evaluación para mejorar, pero ésta se realizará no sólo a las y los responsables del aula, sino a todas las y los trabajadores de las dependencias responsables de la educación, incluidas las autoridades administrativas.

Como maestra, en muchas ocasiones levanté mi voz para rechazar la Reforma Educativa impuesta por el gobierno saliente, por eso reconozco que esta propuesta no existiría sin la acción organizada del magisterio, que por casi un sexenio mantuvo la digna defensa de sus derechos y de la educación pública.

En materia educativa aún falta mucho por caminar, pero estoy segura de que, con el compromiso que han mostrado nuestras maestras y maestros, lo que venga en este rubro será lo que el país necesita para salir adelante. (F)

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