/ viernes 4 de marzo de 2022

La guerra contra nosotras

Por Lilith Danielle Delgado Téllez

La situación de violencia contra las niñas, adolescentas y mujeres es un hecho aterrador, nacer como hembra humana en México es llevar un letrero de tiro al blanco en la frente. De acuerdo con diversas organizaciones nacionales e internacionales, más de la mitad de las niñas, adolescentas y mujeres y en este país hemos sufrido alguna forma de violencia física, emocional o sexual, pero menos de la mitad buscamos ayuda.

El término “feminicidio” se usaba a principios de los años 90 para narrar los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, ahora se usa en todo el país para nombrar los asesinatos de niñas, adolescentas y mujeres en la cotidianidad. De acuerdo con datos del ‘El Especial de Feminicidios en México’ publicado por el periódico El País, siete mexicanas son asesinadas cada día, pero sólo una cuarta parte de estos asesinatos son investigados como feminicidio.

El patriarcado utiliza la opresión, marginación, discriminación, explotación, desvalorización provocando el control absoluto sobre las niñas, adolescentas y mujeres, incrementado la impunidad judicial en torno a los delitos en contra de nosotrAs, la violencia pública o privada en todas sus modalidades, física, verbal, sexual, económica, emocional y también la institucional.

El feminicidio es la manifestación de la misógina de los hombres por la supremacía del sexo, no importa si es cometido por un conocido o desconocido, es el extremo de variadas formas de dominación hacia nosotrAs reflejado en maltrato, insultos, desprecio, abandono, hostilidad y degradación; un fenómeno social, cultural y político que atenta contra nuestras vidas y que ha adquirido carta de naturalidad.

La definición y el concepto de feminicidio es muy importante, nos asesinan por nacer hembras, hay que nombrar las cosas por su nombre, porque no se trata de cualquier crimen, sino de un asesinato alimentado por el odio, por el orgullo y la vanidad machista. Los feminicidas se atreven a desaparecernos, violarnos y/o asesinarnos por la ineficacia, la corrupción, la impunidad y el machismo de las autoridades.

Y los asesinos viven disfrutando de la seguridad que les brinda el patriarcado, se saben intocables, porque el abuso y la violencia machista es naturalizado cuando es reproducido a través de música, programas de entretenimiento “familiar” etc., y la sociedad se vuelve su cómplice por no querer reconocer ni condenar el fenómeno. El mensaje que nos dan a nosotrAs y a los varones es muy claro, nosotrAs somos las culpables de la misoginia.

Cuando alguna de nosotrAs desaparece no es un problema, simplemente es catalogado como extravío o una ausencia, nuestras búsquedas difícilmente no concluyen en un feminicidio, y cuando una mujer desaparecida es encontrada con vida, la misoginia social y de las autoridades no tardan en surgir, porque es mejor encontrarnos muertas que en una fiesta. No hay sanciones para autoridades omisas y corruptas, y eso nos pone en riesgo a todAs.

Afirmo que el feminicidio es un crimen de Estado, porque este debería garantizar las condiciones de seguridad para todAs nosotrAs, la Alerta de Violencia de Género no ha logrado frenar el fenómeno, y las dependencias gubernamentales monopolizan los recursos destinándolos a personas que no tienen la experiencia necesaria en el tema, e improvisan fórmulas que no dan resultados reales, el propio Estado obstaculiza la justicia.

NosotrAs, las que reclamamos justicia, no vamos a esperar a que vengan a “rescatarnos” las instituciones, que son las mismas que reproducen y legitiman la violencia machista ¡lo haremos nosotrAs! hoy llamo a la autodefensa y a la organización entre nosotrAs, invito a todAs a defendernos, luchemos por nuestras vidas a nivel colectivo, porque solo así será eficaz, si la violencia es sistemática, nuestra organización también debe serlo.

El gobierno mexicano es incapaz de revertir “la naturalización del horror”, no demuestra voluntad política pero si impunidad; reclamar la vida de las víctimas de la violencia extrema, del feminicidio, las asesinadas en un Estado omiso en la impartición de la justicia, es el primer punto en nuestra agenda, nos mantenemos en la lucha perpetua por nuestra libertad. NosotrAs somos más de 43, las asesinadas, las desaparecidas, las violadas y violentadas todos los días, no somos casos aislados. Rumbo al 8M ¡ni una asesinada más!

Por Lilith Danielle Delgado Téllez

La situación de violencia contra las niñas, adolescentas y mujeres es un hecho aterrador, nacer como hembra humana en México es llevar un letrero de tiro al blanco en la frente. De acuerdo con diversas organizaciones nacionales e internacionales, más de la mitad de las niñas, adolescentas y mujeres y en este país hemos sufrido alguna forma de violencia física, emocional o sexual, pero menos de la mitad buscamos ayuda.

El término “feminicidio” se usaba a principios de los años 90 para narrar los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, ahora se usa en todo el país para nombrar los asesinatos de niñas, adolescentas y mujeres en la cotidianidad. De acuerdo con datos del ‘El Especial de Feminicidios en México’ publicado por el periódico El País, siete mexicanas son asesinadas cada día, pero sólo una cuarta parte de estos asesinatos son investigados como feminicidio.

El patriarcado utiliza la opresión, marginación, discriminación, explotación, desvalorización provocando el control absoluto sobre las niñas, adolescentas y mujeres, incrementado la impunidad judicial en torno a los delitos en contra de nosotrAs, la violencia pública o privada en todas sus modalidades, física, verbal, sexual, económica, emocional y también la institucional.

El feminicidio es la manifestación de la misógina de los hombres por la supremacía del sexo, no importa si es cometido por un conocido o desconocido, es el extremo de variadas formas de dominación hacia nosotrAs reflejado en maltrato, insultos, desprecio, abandono, hostilidad y degradación; un fenómeno social, cultural y político que atenta contra nuestras vidas y que ha adquirido carta de naturalidad.

La definición y el concepto de feminicidio es muy importante, nos asesinan por nacer hembras, hay que nombrar las cosas por su nombre, porque no se trata de cualquier crimen, sino de un asesinato alimentado por el odio, por el orgullo y la vanidad machista. Los feminicidas se atreven a desaparecernos, violarnos y/o asesinarnos por la ineficacia, la corrupción, la impunidad y el machismo de las autoridades.

Y los asesinos viven disfrutando de la seguridad que les brinda el patriarcado, se saben intocables, porque el abuso y la violencia machista es naturalizado cuando es reproducido a través de música, programas de entretenimiento “familiar” etc., y la sociedad se vuelve su cómplice por no querer reconocer ni condenar el fenómeno. El mensaje que nos dan a nosotrAs y a los varones es muy claro, nosotrAs somos las culpables de la misoginia.

Cuando alguna de nosotrAs desaparece no es un problema, simplemente es catalogado como extravío o una ausencia, nuestras búsquedas difícilmente no concluyen en un feminicidio, y cuando una mujer desaparecida es encontrada con vida, la misoginia social y de las autoridades no tardan en surgir, porque es mejor encontrarnos muertas que en una fiesta. No hay sanciones para autoridades omisas y corruptas, y eso nos pone en riesgo a todAs.

Afirmo que el feminicidio es un crimen de Estado, porque este debería garantizar las condiciones de seguridad para todAs nosotrAs, la Alerta de Violencia de Género no ha logrado frenar el fenómeno, y las dependencias gubernamentales monopolizan los recursos destinándolos a personas que no tienen la experiencia necesaria en el tema, e improvisan fórmulas que no dan resultados reales, el propio Estado obstaculiza la justicia.

NosotrAs, las que reclamamos justicia, no vamos a esperar a que vengan a “rescatarnos” las instituciones, que son las mismas que reproducen y legitiman la violencia machista ¡lo haremos nosotrAs! hoy llamo a la autodefensa y a la organización entre nosotrAs, invito a todAs a defendernos, luchemos por nuestras vidas a nivel colectivo, porque solo así será eficaz, si la violencia es sistemática, nuestra organización también debe serlo.

El gobierno mexicano es incapaz de revertir “la naturalización del horror”, no demuestra voluntad política pero si impunidad; reclamar la vida de las víctimas de la violencia extrema, del feminicidio, las asesinadas en un Estado omiso en la impartición de la justicia, es el primer punto en nuestra agenda, nos mantenemos en la lucha perpetua por nuestra libertad. NosotrAs somos más de 43, las asesinadas, las desaparecidas, las violadas y violentadas todos los días, no somos casos aislados. Rumbo al 8M ¡ni una asesinada más!