Lo he venido diciendo y escuchando desde hace tiempo, incluso cuando se creó el Sistema Estatal Anticorrupción, en donde, en su gestación, las consecuencias por corrupción eran menores si las cometía un servidor público, a si los cometía un ciudadano sin cargo público alguno.
Siempre he sostenido que el principal cáncer de este país “NO” es la corrupción -aunque dicen que ya se barre de arriba para abajo- , el principal cáncer de este país, es la impunidad, este fenómeno lo vemos constantemente desde los mundanos niveles del día a día, hasta las cúpulas de este país, que insisto, deberían entender que llegan a servir y no a servirse.
La última, perdón, la actual, dos diputados, uno de Morena (los que no son iguales) y otro del PT (el apéndice de siempre), Benjamín Saúl Huerta Corona y Mauricio Toledo Gutiérrez, al muy estilo priista de “Javidu” Duarte, se “volaron” del país, y lo lograron gracias a que sus compañeros diputados con un conveniente “tortuguismo” que huele a complicidad, tuvieron el tiempo suficiente para buscar algún paraíso y esconderse, amparados en el presunto enriquecimiento ilícito del que también hay señalamientos.
En estos casos, no importa ni la denuncia del menor, ni la flagrancia, para lograr el sueño tan prometido de “justicia pronta y expedita”, así como tampoco las discrepancias o el aumento inexplicable de la riqueza al amparo de 3 años de la bendición del fuero.
Sera que uno de ellos volverá al país y se meterá al Congreso para tomar protesta cobijado en sus compañeros para ampliar 3 años más su fuero de impunidad?
Se vuelve a poner en la mesa la discusión de eliminar el fuero o por lo menos acotarlo para que proteja las actividades derivadas de su responsabilidad legislativa y no de escudo ante la vileza humana.
¿Y si hacemos una consulta popular ?
¡Es tiempo de los ciudadanos!