/ lunes 12 de noviembre de 2018

La reforma educativa y sus tensiones

Durante los últimos 25 años no hay gobierno de nuestra Latinoamérica que no haya intentado impulsar una reforma educativa en su país, unos orientándolas a problemas de cobertura, otros relacionadas con la calidad, otras a la descentralización educativa, en fin, lo interesante es que cada nación del continente ha realizado este ejercicio buscando un cambio de orientación en la formación de las nuevas generaciones, y claro ha sido desde el gobierno, eso es un indicativo de que las intenciones no han sido del todo desafortunadas, claro viéndolas desde el gobierno en turno.

Dice Cecilia Braslavsky en un artículo publicado “las actuales reformas educativas en América Latina: cuatro actores, tres lógicas y ocho tensiones”, que la educación en muchos de los países se ha hecho mediante políticas educativas incorporando poco a las actores, y mucho a otras instancias, que al final el proyecto original se desvirtúa, quedando beneficiados los menos: los estudiantes.

Efectivamente en México, la Reforma Educativa de Peña Nieto, si bien buscaba recuperar la dirección de la SEP, me parece que en parte logró destrabar ese nudo que el SNTE y la CNTE en algunos estados del país tenían sobre los gobiernos de la entidad, y claro les quitó mucho en parte de las canonjías respecto a plazas, interinatos, promociones, etcétera, eso lo alabo. Donde no cuadró el asunto fue en otros factores que nunca cumplieron y que el magisterio lo sabe bien.

Lo interesante viene ahora: ¿Cómo será la reforma de AMLO?, ¿serán los mismos asesores que tuvo Peña Nieto?, ¿evaluará a los maestros y con qué propósito?, estos y otros puntos están llevando a muchos maestros a la incertidumbre, porque el futuro secretario de la SEP, Moctezuma Barragán poco o nada conoce de educación, lo malo es que está aliado con la maestra Gordillo, y esto ha puesto en tensión al magisterio nacional.

Este punto de tensión es quizá la mayor prueba para AMLO, sólo de imaginar colocada a la maestra Elba Esther en el SNTE o en algún lugar de la toma de decisiones en el campo educativo de básica, ya con eso tendríamos una declive en los propósitos de alcanzar mejores niveles de una educación mejor para los niños de México.

Me parece que la educación no debe ser moneda de cambio, si realmente se quiere que México viva una transformación cualitativa, tiene que pensarse en la formación de los individuos hacia otras condiciones de comprender el mundo, y no debe caer en supuestos, ni de conocimiento, mucho menos de rituales o de hacer culto a ejercicios propios de la política barata.

Si se quiere una transformación sería de nuestro país, se tiene que fortalecer los procesos educativos desde una mejor preparación de los actores principales del proceso como son los maestros; pero también reconocerles sus condiciones laborales, profesionales y apoyar la infraestructura de las escuelas, muchas recordemos son modelos de la escuela con sangre entra.

Urge pensar la escuela con sentido social; pero tenemos que elevar más el saber para poder participar en la transformación, el conocimiento del mundo sólo con la ciencia no es suficiente, ya lo estamos viendo, tenemos que alcanzar la formación del espíritu, para que éste pueda decir con claridad el porqué de nuestra condición de existencia.

Esperemos que la cuarta transformación de México no vaya a dejar huella sólo en una moneda como ha sido en muchos periodos de nuestra historia, donde muchos de los personajes sólo les ha interesado mostrarse en una moneda, como sello de su presencia.

Y así como hoy el agua es un vital líquido, la educación es sustantiva para lograr construir la plataforma que se requiere para elevar nuestra nación a otras condiciones, para lo cual deben alinearse muchos de los programas, y al momento no se ve esto en los cuadros de funcionarios de AMLO, más bien se observa improvisación y algunos hasta faltos de oficio en las áreas que les han asignado.

Ah, pero si se les olvidan los gobiernos de los estados, muchos de ellos, ya no sienten lo pesado sino el tupido de problemas, a los cuales no encuentran cómo resolver, y todos tienen un desorden en la administración. El gobierno federal debe precisar bien los puntos para definir una transformación educativa. (--)


Durante los últimos 25 años no hay gobierno de nuestra Latinoamérica que no haya intentado impulsar una reforma educativa en su país, unos orientándolas a problemas de cobertura, otros relacionadas con la calidad, otras a la descentralización educativa, en fin, lo interesante es que cada nación del continente ha realizado este ejercicio buscando un cambio de orientación en la formación de las nuevas generaciones, y claro ha sido desde el gobierno, eso es un indicativo de que las intenciones no han sido del todo desafortunadas, claro viéndolas desde el gobierno en turno.

Dice Cecilia Braslavsky en un artículo publicado “las actuales reformas educativas en América Latina: cuatro actores, tres lógicas y ocho tensiones”, que la educación en muchos de los países se ha hecho mediante políticas educativas incorporando poco a las actores, y mucho a otras instancias, que al final el proyecto original se desvirtúa, quedando beneficiados los menos: los estudiantes.

Efectivamente en México, la Reforma Educativa de Peña Nieto, si bien buscaba recuperar la dirección de la SEP, me parece que en parte logró destrabar ese nudo que el SNTE y la CNTE en algunos estados del país tenían sobre los gobiernos de la entidad, y claro les quitó mucho en parte de las canonjías respecto a plazas, interinatos, promociones, etcétera, eso lo alabo. Donde no cuadró el asunto fue en otros factores que nunca cumplieron y que el magisterio lo sabe bien.

Lo interesante viene ahora: ¿Cómo será la reforma de AMLO?, ¿serán los mismos asesores que tuvo Peña Nieto?, ¿evaluará a los maestros y con qué propósito?, estos y otros puntos están llevando a muchos maestros a la incertidumbre, porque el futuro secretario de la SEP, Moctezuma Barragán poco o nada conoce de educación, lo malo es que está aliado con la maestra Gordillo, y esto ha puesto en tensión al magisterio nacional.

Este punto de tensión es quizá la mayor prueba para AMLO, sólo de imaginar colocada a la maestra Elba Esther en el SNTE o en algún lugar de la toma de decisiones en el campo educativo de básica, ya con eso tendríamos una declive en los propósitos de alcanzar mejores niveles de una educación mejor para los niños de México.

Me parece que la educación no debe ser moneda de cambio, si realmente se quiere que México viva una transformación cualitativa, tiene que pensarse en la formación de los individuos hacia otras condiciones de comprender el mundo, y no debe caer en supuestos, ni de conocimiento, mucho menos de rituales o de hacer culto a ejercicios propios de la política barata.

Si se quiere una transformación sería de nuestro país, se tiene que fortalecer los procesos educativos desde una mejor preparación de los actores principales del proceso como son los maestros; pero también reconocerles sus condiciones laborales, profesionales y apoyar la infraestructura de las escuelas, muchas recordemos son modelos de la escuela con sangre entra.

Urge pensar la escuela con sentido social; pero tenemos que elevar más el saber para poder participar en la transformación, el conocimiento del mundo sólo con la ciencia no es suficiente, ya lo estamos viendo, tenemos que alcanzar la formación del espíritu, para que éste pueda decir con claridad el porqué de nuestra condición de existencia.

Esperemos que la cuarta transformación de México no vaya a dejar huella sólo en una moneda como ha sido en muchos periodos de nuestra historia, donde muchos de los personajes sólo les ha interesado mostrarse en una moneda, como sello de su presencia.

Y así como hoy el agua es un vital líquido, la educación es sustantiva para lograr construir la plataforma que se requiere para elevar nuestra nación a otras condiciones, para lo cual deben alinearse muchos de los programas, y al momento no se ve esto en los cuadros de funcionarios de AMLO, más bien se observa improvisación y algunos hasta faltos de oficio en las áreas que les han asignado.

Ah, pero si se les olvidan los gobiernos de los estados, muchos de ellos, ya no sienten lo pesado sino el tupido de problemas, a los cuales no encuentran cómo resolver, y todos tienen un desorden en la administración. El gobierno federal debe precisar bien los puntos para definir una transformación educativa. (--)