/ martes 23 de febrero de 2021

Las lecciones del movimiento feminista y las elecciones 2021

La insurrección del movimiento feminista en la vida pública y política de México debería ser indicio suficiente para saber que será un factor importante en las próximas elecciones, porque las mujeres no estamos dispuestas a dar ni un paso atrás. La agenda feminista cada día cobra mayor fuerza y presencia; en el Congreso de la Unión en días pasados se aprobó la Ley Olimpia, y hoy se legisla contra la violencia de género y la igualdad salarial entre hombres y mujeres, impulsando así fuertes reformas para garantizar la paridad e igualdad de género, y la legalización del aborto.

Estemos de acuerdo o no, estamos viviendo un cambio de época marcado por las nuevas generaciones de mujeres que cuestionan el patriarcado, así como todas las formas que toma el machismo y la violencia contra las mujeres. El movimiento feminista está dando cuerpo y vida a lo vaticinado por Rosa Luxemburgo en la lucha por la construcción de “un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.

La agenda política del feminismo se inscribe en eso que los clásicos de la izquierda llamaban “vanguardias políticas”, por su carácter radical (ir a la raíz del problema), por su profundidad y sobre todo, por su gran vitalidad social. Estas razones deberían ser suficientes para que MORENA sume a los criterios de selección de aspirantes la perspectiva de género y el feminismo, no solo porque el feminismo representa uno de los movimientos sociales con mayor fuerza, sino porque la agenda feminista debería de ser asumida como parte integral de los principios y la agenda política de los precandidatos y precandidatas de la 4T.

Desde sus orígenes, la izquierda se identifica con principios como el avance de la historia, de la ciencia, de la justicia social y de la emancipación humana; de ahí su vocación hostil a toda forma de conservadurismo, prejuicio, fanatismo, elitismo, exclusivismo y rechazo a cualquier tipo de opresión y discriminación. La izquierda verdadera asume como propias las luchas y movimientos de los pueblos por una mejor humanidad, cualesquiera que estos sean: anticoloniales, ecológicos, obreros, feministas, etc.

La izquierda es parte de una tradición humanista, y por ello, una izquierda consecuente debería ser una izquierda feminista, porque como dice Marie Shear, “el feminismo es la idea radical de que las mujeres son personas, este es su auténtico significado”.

Resulta por lo menos cuestionable que MORENA no solo no tiene una posición firme respecto de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres o sobre la importancia de erradicar cualquier forma de violencia, sino que también postule candidatos que son o han sido señalados por ejercer cualquier tipo de violencia contra las mujeres.

Con la elección de perfiles caracterizados por su misoginia no solo se conduce a las fuerzas de la 4T a un choque directo contra uno de los movimientos sociales más poderosos del México contemporáneo, sino que también se amenaza con detener la incipiente transformación del país al alejarnos de las mujeres que por convicción luchan y esperan ser escuchadas y reconocidas, porque es verdad que no habrá transformación posible sin la participación de la mujer.

La historia no se detiene, el movimiento feminista tiene claro que las mujeres estamos cansadas de vivir con dolor, humillación y miedo, tenemos derecho a vivir libres, felices y seguras, y este derecho se conquistará con o sin el apoyo de los candidatos de MORENA, si la 4T aspira a cambiar la vida política del país deberá asegurar que sus perfiles cumplan con los criterios políticos, éticos y sobre todo feministas, sin existir justificación alguna para no hacerlo.

La insurrección del movimiento feminista en la vida pública y política de México debería ser indicio suficiente para saber que será un factor importante en las próximas elecciones, porque las mujeres no estamos dispuestas a dar ni un paso atrás. La agenda feminista cada día cobra mayor fuerza y presencia; en el Congreso de la Unión en días pasados se aprobó la Ley Olimpia, y hoy se legisla contra la violencia de género y la igualdad salarial entre hombres y mujeres, impulsando así fuertes reformas para garantizar la paridad e igualdad de género, y la legalización del aborto.

Estemos de acuerdo o no, estamos viviendo un cambio de época marcado por las nuevas generaciones de mujeres que cuestionan el patriarcado, así como todas las formas que toma el machismo y la violencia contra las mujeres. El movimiento feminista está dando cuerpo y vida a lo vaticinado por Rosa Luxemburgo en la lucha por la construcción de “un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.

La agenda política del feminismo se inscribe en eso que los clásicos de la izquierda llamaban “vanguardias políticas”, por su carácter radical (ir a la raíz del problema), por su profundidad y sobre todo, por su gran vitalidad social. Estas razones deberían ser suficientes para que MORENA sume a los criterios de selección de aspirantes la perspectiva de género y el feminismo, no solo porque el feminismo representa uno de los movimientos sociales con mayor fuerza, sino porque la agenda feminista debería de ser asumida como parte integral de los principios y la agenda política de los precandidatos y precandidatas de la 4T.

Desde sus orígenes, la izquierda se identifica con principios como el avance de la historia, de la ciencia, de la justicia social y de la emancipación humana; de ahí su vocación hostil a toda forma de conservadurismo, prejuicio, fanatismo, elitismo, exclusivismo y rechazo a cualquier tipo de opresión y discriminación. La izquierda verdadera asume como propias las luchas y movimientos de los pueblos por una mejor humanidad, cualesquiera que estos sean: anticoloniales, ecológicos, obreros, feministas, etc.

La izquierda es parte de una tradición humanista, y por ello, una izquierda consecuente debería ser una izquierda feminista, porque como dice Marie Shear, “el feminismo es la idea radical de que las mujeres son personas, este es su auténtico significado”.

Resulta por lo menos cuestionable que MORENA no solo no tiene una posición firme respecto de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres o sobre la importancia de erradicar cualquier forma de violencia, sino que también postule candidatos que son o han sido señalados por ejercer cualquier tipo de violencia contra las mujeres.

Con la elección de perfiles caracterizados por su misoginia no solo se conduce a las fuerzas de la 4T a un choque directo contra uno de los movimientos sociales más poderosos del México contemporáneo, sino que también se amenaza con detener la incipiente transformación del país al alejarnos de las mujeres que por convicción luchan y esperan ser escuchadas y reconocidas, porque es verdad que no habrá transformación posible sin la participación de la mujer.

La historia no se detiene, el movimiento feminista tiene claro que las mujeres estamos cansadas de vivir con dolor, humillación y miedo, tenemos derecho a vivir libres, felices y seguras, y este derecho se conquistará con o sin el apoyo de los candidatos de MORENA, si la 4T aspira a cambiar la vida política del país deberá asegurar que sus perfiles cumplan con los criterios políticos, éticos y sobre todo feministas, sin existir justificación alguna para no hacerlo.