/ miércoles 4 de mayo de 2022

Las mujeres trabajadoras, inequidades y olvidos.

Por: Circe López Riofrío

Las mujeres han realizado una innumerable aportación para la consolidación de algunos derechos laborales, pero esto no ha bastado para superar las desigualdades que enfrentan las mujeres.

Sólo el 38.6% de las mujeres michoacanas participan en el mercado laboral formal, de acuerdo a los datos que arrojó el IMSS en el 2021, lo cual es muy importante, pero desafortunadamente hay aproximadamente cerca del 50% o más que trabaja de manera informal, ya sea realizando trabajos como vendedoras callejeras, en comercios de bienes y servicios de pequeña cuantía, trabajadoras agrícolas de temporada, empleadas de trabajo doméstico y en actividades de subcontrato institucional, industrial, manufactura, etc., según datos de ONU Mujeres.

Lo anterior, nos indica que 7 de cada diez mujeres no recibe un salario digno constante, acceso a servicios de salud como derechohabiente, como tampoco recibe compensaciones y menos un aguinaldo ni vacaciones.

Algunas de esas mujeres que no esta dentro de la formalidad, y que acceden a muy pocos recursos económicos, regularmente realiza trabajos de crianza y cuidados de los hijos/as o nietos/as, así como preparación de alimentos, limpieza del hogar y lavado de ropa, para que las personas que integran esa familia, puedan, realizar sus tareas sin tener que pensar en todo lo que se tiene que hacer para que este mundo funcione.

De acuerdo a datos del INEGI, estima que el trabajo doméstico tiene un valor económico de 5.5 billones de pesos, y es aproximadamente un poco más del 20% del Producto Interno Bruto, al que el 17% de mujeres aporta, ya sea haciéndolo o pagando por ello, ya que algunos hombres siguen creyendo que eso no debe pagarse porque es una “responsabilidad” sólo de las mujeres al igual que la crianza y los cuidados, de ahí que ahora se hayan limitado o cerrado los apoyos para los espacios de estancias infantiles, que a muchas mujeres les vino muy mal, porque no tienen opciones de cuidados infantiles como tampoco un trabajo formal, lo que implicó dejar a cargo de algún familiar, aunque este no pueda ni quiera hacerlo.

Esta situación de limitar los accesos a servicios de calidad y regulados, en cuanto a los cuidados y crianza de los infantes, evidenció una serie de desigualdades que las mujeres enfrentan al no contar con redes de apoyo, y que las niñas y los niños estuvieran expuestos a la violencia familiar y sexual que se genera en los hogares y es ejercida por un familiar, casi siempre un hombre.

Resulta muy fácil responsabilizar a las mujeres por estas desigualdades tachándoles de flojas, irresponsables y demás barbaridades, pero de algo estoy segura, ellas no lo quisieron nunca así, y nadie puede dar igualdad a la otra si la que contrata los servicios del trabajo doméstico o de cuidados y crianza vive bajo la explotación laboral más terrible y tiene que trabajar posiblemente más de 15 horas para brindarles a sus hijos e hijas lo mínimo indispensable.

Sepan ustedes que sobre el cuerpo de las mujeres descansa este sistema inhumano, desigual, violento y neoliberal, para que la mitad de la población tenga ropa limpia, comida en su mesa, cuidados y recuerdos de una crianza, opciones de vida, ya que no le importa al Estado, crear las condiciones mínimas y humanas para que las mujeres puedan decidir si quieren dedicarse de tiempo completo a la crianza y cuidados de sus hijos/as o trabajar en dónde elijan y tengan derechos laborales que son la puerta de acceso a otros derechos humanos.

Hay mujeres que el sistema de justicia, les sigue exigiendo que trabajen para pelear la guarda y custodia, desde este marco de justicia machista, justificación para castigar y criminalizarles por “omisión de cuidados”, con una frecuencia y prontitud envidiable. Mientras, que esta Legislatura LXXV, toma muy en serio sus vacaciones y derechos laborales, para seguir evadiendo sus responsabilidades y analizar las iniciativas de ley que pretenden servir únicamente a los agresores para violentar a las mujeres trabajadoras de esta entidad, inclusive a las que trabajan en ese Poder.


Por: Circe López Riofrío

Las mujeres han realizado una innumerable aportación para la consolidación de algunos derechos laborales, pero esto no ha bastado para superar las desigualdades que enfrentan las mujeres.

Sólo el 38.6% de las mujeres michoacanas participan en el mercado laboral formal, de acuerdo a los datos que arrojó el IMSS en el 2021, lo cual es muy importante, pero desafortunadamente hay aproximadamente cerca del 50% o más que trabaja de manera informal, ya sea realizando trabajos como vendedoras callejeras, en comercios de bienes y servicios de pequeña cuantía, trabajadoras agrícolas de temporada, empleadas de trabajo doméstico y en actividades de subcontrato institucional, industrial, manufactura, etc., según datos de ONU Mujeres.

Lo anterior, nos indica que 7 de cada diez mujeres no recibe un salario digno constante, acceso a servicios de salud como derechohabiente, como tampoco recibe compensaciones y menos un aguinaldo ni vacaciones.

Algunas de esas mujeres que no esta dentro de la formalidad, y que acceden a muy pocos recursos económicos, regularmente realiza trabajos de crianza y cuidados de los hijos/as o nietos/as, así como preparación de alimentos, limpieza del hogar y lavado de ropa, para que las personas que integran esa familia, puedan, realizar sus tareas sin tener que pensar en todo lo que se tiene que hacer para que este mundo funcione.

De acuerdo a datos del INEGI, estima que el trabajo doméstico tiene un valor económico de 5.5 billones de pesos, y es aproximadamente un poco más del 20% del Producto Interno Bruto, al que el 17% de mujeres aporta, ya sea haciéndolo o pagando por ello, ya que algunos hombres siguen creyendo que eso no debe pagarse porque es una “responsabilidad” sólo de las mujeres al igual que la crianza y los cuidados, de ahí que ahora se hayan limitado o cerrado los apoyos para los espacios de estancias infantiles, que a muchas mujeres les vino muy mal, porque no tienen opciones de cuidados infantiles como tampoco un trabajo formal, lo que implicó dejar a cargo de algún familiar, aunque este no pueda ni quiera hacerlo.

Esta situación de limitar los accesos a servicios de calidad y regulados, en cuanto a los cuidados y crianza de los infantes, evidenció una serie de desigualdades que las mujeres enfrentan al no contar con redes de apoyo, y que las niñas y los niños estuvieran expuestos a la violencia familiar y sexual que se genera en los hogares y es ejercida por un familiar, casi siempre un hombre.

Resulta muy fácil responsabilizar a las mujeres por estas desigualdades tachándoles de flojas, irresponsables y demás barbaridades, pero de algo estoy segura, ellas no lo quisieron nunca así, y nadie puede dar igualdad a la otra si la que contrata los servicios del trabajo doméstico o de cuidados y crianza vive bajo la explotación laboral más terrible y tiene que trabajar posiblemente más de 15 horas para brindarles a sus hijos e hijas lo mínimo indispensable.

Sepan ustedes que sobre el cuerpo de las mujeres descansa este sistema inhumano, desigual, violento y neoliberal, para que la mitad de la población tenga ropa limpia, comida en su mesa, cuidados y recuerdos de una crianza, opciones de vida, ya que no le importa al Estado, crear las condiciones mínimas y humanas para que las mujeres puedan decidir si quieren dedicarse de tiempo completo a la crianza y cuidados de sus hijos/as o trabajar en dónde elijan y tengan derechos laborales que son la puerta de acceso a otros derechos humanos.

Hay mujeres que el sistema de justicia, les sigue exigiendo que trabajen para pelear la guarda y custodia, desde este marco de justicia machista, justificación para castigar y criminalizarles por “omisión de cuidados”, con una frecuencia y prontitud envidiable. Mientras, que esta Legislatura LXXV, toma muy en serio sus vacaciones y derechos laborales, para seguir evadiendo sus responsabilidades y analizar las iniciativas de ley que pretenden servir únicamente a los agresores para violentar a las mujeres trabajadoras de esta entidad, inclusive a las que trabajan en ese Poder.