/ miércoles 1 de diciembre de 2021

Lo simbólico no es suficiente.

A pesar de las corbatas naranjas de los políticos, los discursos prometiendo erradicar la violencia y los edificios y monumentos iluminados en naranja, la violencia contra la mujer sigue en aumento y no se ve que ésta vaya a ceder en el futuro cercano.

Hace un año Morelia se cimbró por el brutal asesinato de Jessica, el año anterior fue por la desaparición de Nilda y este año fue por el secuestro y posterior homicidio de Fernanda. Todas jóvenes estudiantes que fueron asesinadas de manera brutal por haber cometido el garrafal error confíar en los hombres en sus vidas, pero ellas no han sido las únicas víctimas de la violencia machista.

Tan sólo en lo que va del año han sido asesinadas más de 250 mujeres en el estado, aunque por la ineficiencia y falta de perspectiva de género de las autoridades, de todos estos homicidios sólo 24 han sido clasificados como feminicidios, lo que invisibiliza nuevamente la violencia estructural y sistemática que vivimos las mujeres.

La semana pasada se conmemoró el día internacional por la eliminación de la violencia contra la mujer, fecha que cada año convoca a miles de nosotras a manifestarnos y a salir a las calles a exigir justicia por las que nos han arrebatado por razón de nuestro sexo, y este año no fue la excepción.

Pero la violencia diaria tampoco fue la excepción en este día y mientras las mujeres se manifestaban frente al Palacio municipal de Guaymas, Sonora, unos sujetos armados abrieron fuego contra ellas resultando varias heridas y una de ellas asesinada.

Marisol y sus compañeras activistas estaban exigiendo una vida libre de violencia y se encontraban ejerciendo su derecho a la manifestación cuando fueron violentadas. ¿Qué más muestra de un gobierno insuficiente y que no nos cuida queremos que ésta?

Y este ataque que culminó en un asesinato no sólo es importante porque era una joven mujer sino porque además era activista y México se encuentra en el lugar número dos en el ranking mundial de violencia ejercida contra defensores de derechos humanos, siendo este año uno de los más violentos contabilizando 94 activistas asesinados y de estos casos el 99% de los homicidios, segun información de la propia SEGOB, permanecen impunes.

El país se encuentra gobernado por la extrema violencia, y nadie está exento de la inseguridad, sin embargo, si eres mujer y además defensora de derechos humanos estás prácticamente condenada a vivir las múltiples violencias sin olvidar la ineptitud, ineficacia y apatía de las autoridades, quienes en muchas de las ocasiones resultan ser los agresores.

A pesar de las múltiples recomendaciones de organismos protectores de derechos humanos, así como de la CNDH y la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el Mecanismo de Protección de la Secretaría de Gobernación sigue siendo insuficiente para atender y prevenir la dolorosa realidad que atraviesa el país.

De la misma manera, a pesar de las más de 50 recomendaciones internacionales de organismos de derechos humanos y de relatores de diversas instancias de la ONU, que contienen la exigencia al gobierno de esclarecer todos los casos, lograr el acceso a la justicia y, la puesta en marcha de políticas de gobierno con perspectiva de género para enfrentar dichos crímenes y sus causas, así como erradicar la violencia contra las mujeres y la impunidad y también las alertas por violencia de género declaradas por la CONAVIM en 23 de los 32 estados no se han obtenido resultados erradicando la violencia contra las mujeres y este año se han contabilizado 809 feminicidios.

Las mujeres estamos hartas de la violencia y vivir con miedo y lo que queremos no son más acciones inutiles como la iluminación del acueducto de color naranja, necesitamos políticas públicas adecuadas y con la suficiente financiación y servidores públicos capacitados y sensibles en el área y hasta el momiento ni el gobierno federal, ni los estatales han probado estar a la altura del problema.

A pesar de las corbatas naranjas de los políticos, los discursos prometiendo erradicar la violencia y los edificios y monumentos iluminados en naranja, la violencia contra la mujer sigue en aumento y no se ve que ésta vaya a ceder en el futuro cercano.

Hace un año Morelia se cimbró por el brutal asesinato de Jessica, el año anterior fue por la desaparición de Nilda y este año fue por el secuestro y posterior homicidio de Fernanda. Todas jóvenes estudiantes que fueron asesinadas de manera brutal por haber cometido el garrafal error confíar en los hombres en sus vidas, pero ellas no han sido las únicas víctimas de la violencia machista.

Tan sólo en lo que va del año han sido asesinadas más de 250 mujeres en el estado, aunque por la ineficiencia y falta de perspectiva de género de las autoridades, de todos estos homicidios sólo 24 han sido clasificados como feminicidios, lo que invisibiliza nuevamente la violencia estructural y sistemática que vivimos las mujeres.

La semana pasada se conmemoró el día internacional por la eliminación de la violencia contra la mujer, fecha que cada año convoca a miles de nosotras a manifestarnos y a salir a las calles a exigir justicia por las que nos han arrebatado por razón de nuestro sexo, y este año no fue la excepción.

Pero la violencia diaria tampoco fue la excepción en este día y mientras las mujeres se manifestaban frente al Palacio municipal de Guaymas, Sonora, unos sujetos armados abrieron fuego contra ellas resultando varias heridas y una de ellas asesinada.

Marisol y sus compañeras activistas estaban exigiendo una vida libre de violencia y se encontraban ejerciendo su derecho a la manifestación cuando fueron violentadas. ¿Qué más muestra de un gobierno insuficiente y que no nos cuida queremos que ésta?

Y este ataque que culminó en un asesinato no sólo es importante porque era una joven mujer sino porque además era activista y México se encuentra en el lugar número dos en el ranking mundial de violencia ejercida contra defensores de derechos humanos, siendo este año uno de los más violentos contabilizando 94 activistas asesinados y de estos casos el 99% de los homicidios, segun información de la propia SEGOB, permanecen impunes.

El país se encuentra gobernado por la extrema violencia, y nadie está exento de la inseguridad, sin embargo, si eres mujer y además defensora de derechos humanos estás prácticamente condenada a vivir las múltiples violencias sin olvidar la ineptitud, ineficacia y apatía de las autoridades, quienes en muchas de las ocasiones resultan ser los agresores.

A pesar de las múltiples recomendaciones de organismos protectores de derechos humanos, así como de la CNDH y la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el Mecanismo de Protección de la Secretaría de Gobernación sigue siendo insuficiente para atender y prevenir la dolorosa realidad que atraviesa el país.

De la misma manera, a pesar de las más de 50 recomendaciones internacionales de organismos de derechos humanos y de relatores de diversas instancias de la ONU, que contienen la exigencia al gobierno de esclarecer todos los casos, lograr el acceso a la justicia y, la puesta en marcha de políticas de gobierno con perspectiva de género para enfrentar dichos crímenes y sus causas, así como erradicar la violencia contra las mujeres y la impunidad y también las alertas por violencia de género declaradas por la CONAVIM en 23 de los 32 estados no se han obtenido resultados erradicando la violencia contra las mujeres y este año se han contabilizado 809 feminicidios.

Las mujeres estamos hartas de la violencia y vivir con miedo y lo que queremos no son más acciones inutiles como la iluminación del acueducto de color naranja, necesitamos políticas públicas adecuadas y con la suficiente financiación y servidores públicos capacitados y sensibles en el área y hasta el momiento ni el gobierno federal, ni los estatales han probado estar a la altura del problema.