/ lunes 8 de agosto de 2022

López Obrador y Morena

Con mucha anticipación se inició la carrera presidencial del 2024, el banderazo de arranque lo hizo el propio presidente Andrés Manuel López Obrador al destapar a las llamadas corcholatas, antes se les llamaban los tapados en la etapa no lejana del PRI en el poder.

Dicha situación ha desatado el debate, guerra de cifras que provén las encuestas, especulaciones y desacuerdos entre quienes aspiran a suceder al mandatario López Obrador, los intereses en juego son muchos y las ambiciones se desataron. En este momento lo que hay es una evidente incertidumbre al respecto.

Morena es un partido relativamente nuevo aunque muchos de sus militantes ya tienen un pasado acreditado en otras organizaciones partidarias, algunos proceden desde etapas al interior del Partido Revolucionario Institucional, pasaron por el Partido de la Revolución Democrática y otras formaciones. El partido guinda ha sido exitoso, pragmático y depende fundamentalmente de los activos que suma el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha sido el principal atractivo, el carisma de su fundador.

Morena carece de algunos componentes que fortalecen a una organización partidaria, es decir la institucionalidad, ha sido más bien un movimiento social que surgió en un momento coyuntural, Max Weber señaló que a estas organizaciones les marca su origen.

El mes anterior, exactamente el 30 de julio hubo elecciones internas en Morena para elegir consejeros, lo que se observó esa fecha no evidenció propiamente una democracia con cabal salud, se registraron acciones belicosas, acarreos, reparto de despensas y otras medidas de esa índole que contribuyeron para eclipsar el proceso señalado.

Aunque se hagan los cuestionamientos correspondientes, Morena es el partido favorito para las elecciones del 2024 hasta el momento, le favorece el que la oposición luce frágil, carente de consistencia y con pasivos como Alito Moreno, no cuenta por hoy con cuadros de gran convocatoria, no se fortalece, aunque en política suelen registrarse los imponderables.

Algunos cuadros de Morena destapados por el propio presidente rumbo a los comicios del 2024 están en lo suyo, buscando posicionarse ante el electorado, continuarán con sus tácticas y estrategias.

En Morena parece que se calcan formas que fueron típicas del PRD, un partido que actualmente sobrevive y que anteriormente fue minado por la proliferación de corrientes que no enriquecieron el debate al interior, menos aún vigorizaron la institucionalidad porque finalmente disputaban ferozmente las candidaturas y prebendas electorales hasta llegar a su colapso.

La oposición aún no se muestra competitiva, perfila una gran alianza contradictoria si apelamos a la historia reciente, todo puede suceder es cierto pero hoy por hoy no se percibe sólida esta coalición entre ex enemigos políticos porque rifa la concepción maquiavélica en la búsqueda del poder, así sin matices, para ellos cuenta el resultado a corto plazo aunque su agendas en muchos temas sean evidentemente antagónicas.

Faltan poco menos de dos años para los comicios del 2024, la lucha por el poder puede sobrecalentarse, hay un evidente encono, polarización que se atiza cotidianamente y no se vislumbran señales que reviertan esa percepción.

Bien se dice que la política está inoculada por la maldición de la naturaleza humana.

Con mucha anticipación se inició la carrera presidencial del 2024, el banderazo de arranque lo hizo el propio presidente Andrés Manuel López Obrador al destapar a las llamadas corcholatas, antes se les llamaban los tapados en la etapa no lejana del PRI en el poder.

Dicha situación ha desatado el debate, guerra de cifras que provén las encuestas, especulaciones y desacuerdos entre quienes aspiran a suceder al mandatario López Obrador, los intereses en juego son muchos y las ambiciones se desataron. En este momento lo que hay es una evidente incertidumbre al respecto.

Morena es un partido relativamente nuevo aunque muchos de sus militantes ya tienen un pasado acreditado en otras organizaciones partidarias, algunos proceden desde etapas al interior del Partido Revolucionario Institucional, pasaron por el Partido de la Revolución Democrática y otras formaciones. El partido guinda ha sido exitoso, pragmático y depende fundamentalmente de los activos que suma el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha sido el principal atractivo, el carisma de su fundador.

Morena carece de algunos componentes que fortalecen a una organización partidaria, es decir la institucionalidad, ha sido más bien un movimiento social que surgió en un momento coyuntural, Max Weber señaló que a estas organizaciones les marca su origen.

El mes anterior, exactamente el 30 de julio hubo elecciones internas en Morena para elegir consejeros, lo que se observó esa fecha no evidenció propiamente una democracia con cabal salud, se registraron acciones belicosas, acarreos, reparto de despensas y otras medidas de esa índole que contribuyeron para eclipsar el proceso señalado.

Aunque se hagan los cuestionamientos correspondientes, Morena es el partido favorito para las elecciones del 2024 hasta el momento, le favorece el que la oposición luce frágil, carente de consistencia y con pasivos como Alito Moreno, no cuenta por hoy con cuadros de gran convocatoria, no se fortalece, aunque en política suelen registrarse los imponderables.

Algunos cuadros de Morena destapados por el propio presidente rumbo a los comicios del 2024 están en lo suyo, buscando posicionarse ante el electorado, continuarán con sus tácticas y estrategias.

En Morena parece que se calcan formas que fueron típicas del PRD, un partido que actualmente sobrevive y que anteriormente fue minado por la proliferación de corrientes que no enriquecieron el debate al interior, menos aún vigorizaron la institucionalidad porque finalmente disputaban ferozmente las candidaturas y prebendas electorales hasta llegar a su colapso.

La oposición aún no se muestra competitiva, perfila una gran alianza contradictoria si apelamos a la historia reciente, todo puede suceder es cierto pero hoy por hoy no se percibe sólida esta coalición entre ex enemigos políticos porque rifa la concepción maquiavélica en la búsqueda del poder, así sin matices, para ellos cuenta el resultado a corto plazo aunque su agendas en muchos temas sean evidentemente antagónicas.

Faltan poco menos de dos años para los comicios del 2024, la lucha por el poder puede sobrecalentarse, hay un evidente encono, polarización que se atiza cotidianamente y no se vislumbran señales que reviertan esa percepción.

Bien se dice que la política está inoculada por la maldición de la naturaleza humana.

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