/ martes 3 de agosto de 2021

Los derechos humanos son para todos

Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.

Art. 28 Declaración Universal de los Derechos Humanos

Los hechos de las últimas semanas con respecto a la situación del pueblo cubano y las protestas que se realizaron en la isla, han puesto a más de alguno a reflexionar sobre el respeto a los Derechos Humanos en la actualidad y si es preciso que las naciones vuelvan a consensuar para generar la irrestricta aplicación de estos Derechos en aquellas naciones que no cumplen a cabalidad con dicha Declaración. Muchas han sido las voces, algunas a favor otras en contra, por que lamentablemente todavía, en el siglo XXI, hay quien piensa que todo lo que se dice o se hace puede ser interpretado de acuerdo a su realidad, idiosincrasia o creencias y no conforme a lo que está establecido.

Es por esto, que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, plasma de manera clara y concisa, la relevancia de que sean respetados estos derechos. En el preámbulo de la presentación de la Declaración, versan los siguientes párrafos que permiten, hasta al más neófito, comprender las bases sobre las que está cimentada y el porqué de su creación …Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias; Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión…

La situación actual de Cuba, de la que gracias a las redes sociales pudimos enterarnos, muestra la insatisfacción de un pueblo que lo que pide a gritos, es Libertad: libertad de ser y decidir, de actuar, de poder expresar lo que sufren, lo que anhelan. Sin embargo, la dura realidad es la represión, el hambre, el amedrentamiento, la falta de servicios básicos, de salud, de paz. Es impensable para los mexicanos que vivimos en un país democrático – aún – que nos fueran coartados de esa forma nuestros derechos y la posibilidad de manifestar nuestras inconformidades, no solo pacíficamente, como en Cuba, o de expresar lo que opinamos de las decisiones de los gobernantes en turno.

En este sentido, considero que más allá de politizar o polarizar las opiniones con respecto a lo que están viviendo los cubanos, debemos empatizar con lo que ellos viven. Pensar que un cargamento de alimentos y medicamentos solventará la situación que ahora sufren, es irracional. Sobre todo si por un momento nos ponemos en sus zapatos e imaginamos como sería vivir como ellos lo hacen, y no es válido opinar desde la comodidad de un sillón, desde un smartphone bebiendo una taza de café después de desayunar. El que quiera opinar, que viva en ese país o que escuche las voces de los que por tantos años han sufrido violaciones a sus Derechos Humanos.

Desde aquí, mi solidaridad y respeto por el pueblo cubano deseo profundamente que la Libertad que a gritos piden hoy les llegue pronto. Todos y cada uno de nosotros merecemos vivir de manera más justa, respetuosa y donde nuestra voz sea escuchada, sin importar el mensaje.

Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.

Art. 28 Declaración Universal de los Derechos Humanos

Los hechos de las últimas semanas con respecto a la situación del pueblo cubano y las protestas que se realizaron en la isla, han puesto a más de alguno a reflexionar sobre el respeto a los Derechos Humanos en la actualidad y si es preciso que las naciones vuelvan a consensuar para generar la irrestricta aplicación de estos Derechos en aquellas naciones que no cumplen a cabalidad con dicha Declaración. Muchas han sido las voces, algunas a favor otras en contra, por que lamentablemente todavía, en el siglo XXI, hay quien piensa que todo lo que se dice o se hace puede ser interpretado de acuerdo a su realidad, idiosincrasia o creencias y no conforme a lo que está establecido.

Es por esto, que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, plasma de manera clara y concisa, la relevancia de que sean respetados estos derechos. En el preámbulo de la presentación de la Declaración, versan los siguientes párrafos que permiten, hasta al más neófito, comprender las bases sobre las que está cimentada y el porqué de su creación …Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias; Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión…

La situación actual de Cuba, de la que gracias a las redes sociales pudimos enterarnos, muestra la insatisfacción de un pueblo que lo que pide a gritos, es Libertad: libertad de ser y decidir, de actuar, de poder expresar lo que sufren, lo que anhelan. Sin embargo, la dura realidad es la represión, el hambre, el amedrentamiento, la falta de servicios básicos, de salud, de paz. Es impensable para los mexicanos que vivimos en un país democrático – aún – que nos fueran coartados de esa forma nuestros derechos y la posibilidad de manifestar nuestras inconformidades, no solo pacíficamente, como en Cuba, o de expresar lo que opinamos de las decisiones de los gobernantes en turno.

En este sentido, considero que más allá de politizar o polarizar las opiniones con respecto a lo que están viviendo los cubanos, debemos empatizar con lo que ellos viven. Pensar que un cargamento de alimentos y medicamentos solventará la situación que ahora sufren, es irracional. Sobre todo si por un momento nos ponemos en sus zapatos e imaginamos como sería vivir como ellos lo hacen, y no es válido opinar desde la comodidad de un sillón, desde un smartphone bebiendo una taza de café después de desayunar. El que quiera opinar, que viva en ese país o que escuche las voces de los que por tantos años han sufrido violaciones a sus Derechos Humanos.

Desde aquí, mi solidaridad y respeto por el pueblo cubano deseo profundamente que la Libertad que a gritos piden hoy les llegue pronto. Todos y cada uno de nosotros merecemos vivir de manera más justa, respetuosa y donde nuestra voz sea escuchada, sin importar el mensaje.