/ viernes 15 de marzo de 2019

LUZ COMPARTIDA

El ser humano se olvida siempre que la felicidad es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias

John Locke


Los humanos no nacemos felices o infelices, sino que aprendemos a ser una cosa u otra. La felicidad no se encuentra en unas monedas, ni en una posición; tampoco es una lotería.

Es algo que se construye paso a paso… como ladrillos que dan lugar a una casa.

Cada quien y cada cual protagoniza su propio proceso para ser feliz. Alejandro Dumas afirmó: “La vida es tan incierta, que la felicidad debe aprovecharse en el momento en que se presenta”.

No existen recetas para la felicidad y es preciso asumir que experimentamos parcialidades de ésta.

Por eso vale la pena descubrir y disfrutar de todo lo bueno que sí tenemos sin esperar a encontrarnos con un ciego para constatar lo hermoso que es poder ver; no precisar de conocer a un sordo para maravillarnos del sonido. Sacar jugo al gozo por la maravilla de nuestros músculos y huesos; de las 100 mil millones de neuronas del cerebro interconectando información, sin confrontarnos necesariamente con la discapacidad de otros hermanos, pero sí contribuyendo a la cultura y solidaridad con esta realidad.

No encerrarnos masoquistamente en nuestros dolores; resulta clave, no magnificar las pequeñas cosas que nos faltan. “Carecer de algunas delas cosas que uno desea es condición indispensable de la felicidad”, expresó Bertrand Russell.

No sufrir por temores o sueños de posibles desgracias que probablemente nunca llegarán.

Vivir abiertos al prójimo; tener grandes ideales; creer descaradamente en el bien, en el amor y en la amistad, haciendo presente lo que señaló con puntualidad Isabel Allende: “La felicidad que se vive deriva del amor que se da”.

Descubrir que Dios es alegre, que una religiosidad que atenaza o estrecha el alma no puede ser la verdadera. Y sonreír… con ganas osin ellas.

Es urgente transmitir y estudiar esta lección junto a los jóvenes ya que está en juego la asignatura más importante en la carrera de la vida: la construcción de la felicidad.

“La felicidad no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”, Benjamín Franklin. (M)

El ser humano se olvida siempre que la felicidad es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias

John Locke


Los humanos no nacemos felices o infelices, sino que aprendemos a ser una cosa u otra. La felicidad no se encuentra en unas monedas, ni en una posición; tampoco es una lotería.

Es algo que se construye paso a paso… como ladrillos que dan lugar a una casa.

Cada quien y cada cual protagoniza su propio proceso para ser feliz. Alejandro Dumas afirmó: “La vida es tan incierta, que la felicidad debe aprovecharse en el momento en que se presenta”.

No existen recetas para la felicidad y es preciso asumir que experimentamos parcialidades de ésta.

Por eso vale la pena descubrir y disfrutar de todo lo bueno que sí tenemos sin esperar a encontrarnos con un ciego para constatar lo hermoso que es poder ver; no precisar de conocer a un sordo para maravillarnos del sonido. Sacar jugo al gozo por la maravilla de nuestros músculos y huesos; de las 100 mil millones de neuronas del cerebro interconectando información, sin confrontarnos necesariamente con la discapacidad de otros hermanos, pero sí contribuyendo a la cultura y solidaridad con esta realidad.

No encerrarnos masoquistamente en nuestros dolores; resulta clave, no magnificar las pequeñas cosas que nos faltan. “Carecer de algunas delas cosas que uno desea es condición indispensable de la felicidad”, expresó Bertrand Russell.

No sufrir por temores o sueños de posibles desgracias que probablemente nunca llegarán.

Vivir abiertos al prójimo; tener grandes ideales; creer descaradamente en el bien, en el amor y en la amistad, haciendo presente lo que señaló con puntualidad Isabel Allende: “La felicidad que se vive deriva del amor que se da”.

Descubrir que Dios es alegre, que una religiosidad que atenaza o estrecha el alma no puede ser la verdadera. Y sonreír… con ganas osin ellas.

Es urgente transmitir y estudiar esta lección junto a los jóvenes ya que está en juego la asignatura más importante en la carrera de la vida: la construcción de la felicidad.

“La felicidad no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”, Benjamín Franklin. (M)