/ lunes 19 de octubre de 2020

Morelia rumbo a la anarquía

(1ª parte)

Durante el (des) gobierno de Raúl Morón Orozco Morelia se ha convertido en un mercado (principalmente en el Centro Histórico) y en un tugurio en diviertas zonas de la ciudad. Miles de ciudadanos deben padecer todos los días la ineptitud, complicidad o franca corrupción de sus colaboradores adscritos a la Dirección de Inspección y Vigilancia porque de otra manera no se explica el problema.

Como ejemplo de lo expuesto basta mencionar lo que padecen cientos de vecinos de las colonias aledañas al bulevar García de León en Morelia. Bares convertidos en verdaderos tugurios, con la música a todo volumen, operando en plena pandemia hasta las 4 o 5 de la mañana, sin que personal de la Dirección de Inspección y Vigilancia, a cargo del secretario del Ayuntamiento, ponga orden.

La anarquía es tal que la zona se ha convertido es "zona de nadie", donde las personas pueden hacer lo que les da la gana sin que ninguna autoridad estatal o Municipal ponga orden, en detrimento directo de quienes viven en la zona. La ausencia de autoridad no se entendería sin la complicidad o ineptitud de los servidores públicos adscritos a la mencionada dependencia.

Y, como ejemplo de un intento desesperado pero al parecer infructuoso, de los vecinos de la zona, está una carta de auxilio entregada el pasado 17 de agosto a Raúl Morón y al secretario del Ayuntamiento. La respuesta, como usted puede advertir, ha sido el silencio y el desprecio ciudadano.

En este documento se expone que en los primeros días de agosto comenzó a operar un nuevo bar, ubicado en el bulevar García de León, en la colonia Nueva Chapultepec, el cual presuntamente viola diversos artículos del Reglamento para el funcionamiento de Establecimientos Mercantiles, Industriales y de Servicio (RFEMIyS) y del Reglamento Ambiental y Sustentabilidad del Ayuntamiento de Morelia, así como disposiciones estatales y federales relativos, entre cosas, a la falta de anuencia vecinal, ausencia del Dictamen de acústica y aislante y carencia de instalaciones adecuadas para la operación de un antro con música en vivo.

A pesar de la carta, firmada por decenas de vecinos, se suman las innumerables llamadas a la Dirección de Inspección y Vigilancia que se ha limitado a recibir las quejas vecinales sin atender el fondo del problema que persiste desde hace meses, a pesar de que el artículo 81 del Reglamento Ambiental y Sustentabilidad de Morelia establece que “(…) en caso de denuncia reiterada el Ayuntamiento procederá a las sanciones aplicables”.

La petición ciudadana es simple: revisar el proceso de otorgamiento de la licencia de funcionamiento para determinar porqué se otorgó el permiso para operar sin contar con la anuencia vecinal, sin contar con instalaciones adecuadas para la mitigación del ruido y sin contar con el Dictamen de acústica y aislante; y, en caso de contar con esos documentos exigidos por los reglamentos municipales, saber cómo fueron obtenidos y constatar la veracidad de los documentos ofrecidos por el propietario del establecimientos como lo establece el artículo 71 del RFEMIyS.

La invitación está abierta para que el alcalde moreliano visite la zona, como el resto de aquellas que enfrentan cotidianamente este tipo de problemas, y se cerciore de primera mano lo que sucede por las madrugadas e investigue por qué no hacen nada los inspectores municipales. La respuesta, como se expuso al inicio, es simple: por ineptitud o corrupción. En cualquier caso, para ello se requeriría que Raúl Morón tuviera interés en los problemas ciudadanos y, como se ha visto, no lo tiene.

(1ª parte)

Durante el (des) gobierno de Raúl Morón Orozco Morelia se ha convertido en un mercado (principalmente en el Centro Histórico) y en un tugurio en diviertas zonas de la ciudad. Miles de ciudadanos deben padecer todos los días la ineptitud, complicidad o franca corrupción de sus colaboradores adscritos a la Dirección de Inspección y Vigilancia porque de otra manera no se explica el problema.

Como ejemplo de lo expuesto basta mencionar lo que padecen cientos de vecinos de las colonias aledañas al bulevar García de León en Morelia. Bares convertidos en verdaderos tugurios, con la música a todo volumen, operando en plena pandemia hasta las 4 o 5 de la mañana, sin que personal de la Dirección de Inspección y Vigilancia, a cargo del secretario del Ayuntamiento, ponga orden.

La anarquía es tal que la zona se ha convertido es "zona de nadie", donde las personas pueden hacer lo que les da la gana sin que ninguna autoridad estatal o Municipal ponga orden, en detrimento directo de quienes viven en la zona. La ausencia de autoridad no se entendería sin la complicidad o ineptitud de los servidores públicos adscritos a la mencionada dependencia.

Y, como ejemplo de un intento desesperado pero al parecer infructuoso, de los vecinos de la zona, está una carta de auxilio entregada el pasado 17 de agosto a Raúl Morón y al secretario del Ayuntamiento. La respuesta, como usted puede advertir, ha sido el silencio y el desprecio ciudadano.

En este documento se expone que en los primeros días de agosto comenzó a operar un nuevo bar, ubicado en el bulevar García de León, en la colonia Nueva Chapultepec, el cual presuntamente viola diversos artículos del Reglamento para el funcionamiento de Establecimientos Mercantiles, Industriales y de Servicio (RFEMIyS) y del Reglamento Ambiental y Sustentabilidad del Ayuntamiento de Morelia, así como disposiciones estatales y federales relativos, entre cosas, a la falta de anuencia vecinal, ausencia del Dictamen de acústica y aislante y carencia de instalaciones adecuadas para la operación de un antro con música en vivo.

A pesar de la carta, firmada por decenas de vecinos, se suman las innumerables llamadas a la Dirección de Inspección y Vigilancia que se ha limitado a recibir las quejas vecinales sin atender el fondo del problema que persiste desde hace meses, a pesar de que el artículo 81 del Reglamento Ambiental y Sustentabilidad de Morelia establece que “(…) en caso de denuncia reiterada el Ayuntamiento procederá a las sanciones aplicables”.

La petición ciudadana es simple: revisar el proceso de otorgamiento de la licencia de funcionamiento para determinar porqué se otorgó el permiso para operar sin contar con la anuencia vecinal, sin contar con instalaciones adecuadas para la mitigación del ruido y sin contar con el Dictamen de acústica y aislante; y, en caso de contar con esos documentos exigidos por los reglamentos municipales, saber cómo fueron obtenidos y constatar la veracidad de los documentos ofrecidos por el propietario del establecimientos como lo establece el artículo 71 del RFEMIyS.

La invitación está abierta para que el alcalde moreliano visite la zona, como el resto de aquellas que enfrentan cotidianamente este tipo de problemas, y se cerciore de primera mano lo que sucede por las madrugadas e investigue por qué no hacen nada los inspectores municipales. La respuesta, como se expuso al inicio, es simple: por ineptitud o corrupción. En cualquier caso, para ello se requeriría que Raúl Morón tuviera interés en los problemas ciudadanos y, como se ha visto, no lo tiene.