/ miércoles 17 de octubre de 2018

Personalidad o carácter

Alejandra Pimentel Sánchez

Por naturaleza somos seres sociales, en el sentido que todos nos relacionamos con otros y otros se relacionan con nosotros, partiendo de esta realidad, quiero plantearte la siguiente pregunta, ¿qué mantienes en mente, o qué es de mayor valor para ti al relacionarte con otra persona?, ¿su personalidad o su carácter?

Es un hecho que todos nacemos con diferentes personalidades, la cual se nos va reforzando en el hogar y en otros espacios donde nos vamos desarrollando durante nuestros años de infancia, pero el carácter no tiene nada que ver con nacimiento, sino con las cualidades que cada uno decide cultivar en su ser interno.

Como diría una amiga, la personalidad es como la gente te percibe, y el carácter es quien realmente eres. La personalidad que presentas al mundo y cómo quieres que el mundo te perciba puede ser muy diferente al carácter de lo que realmente eres en tu ser interno cuando nadie te está viendo.

Dice un proverbio: “Pues como piensa dentro de sí, así es” (Prov. 23:7 LBLA), esos pensamientos que te siguen hablando cuando apagas las luces, cualquiera que sean esos pensamientos, es la persona que realmente eres, y puede ser que sea muy distinta a la persona que la gente conoce.

Por ejemplo, hay ciertas personalidades carismáticas, pero eso no significa necesariamente que tengan un buen carácter, y hay personalidades que no son carismáticas pero manifiestan rasgos de un buen carácter, sin embargo es común en nuestra cultura que se exalte a la primera y se tenga por menos a la segunda, cuando debería ser al revés, no deberíamos considerar la personalidad de mayor valor que el carácter.

Vemos pues, hoy en día, una gran búsqueda de personalidad más que de carácter, lo vemos en el mundo del entretenimiento, en los medios de comunicación, en la política, en las iglesias, en las empresas, etcétera, y esto es catastrófico, no porque lo diga yo, sino porque lo enseña la historia, donde, por ejemplo, multitud de alemanes consideraron de mayor valor la personalidad carismática de Hitler en vez de sopesar la esencia de su carácter, y su fascinación del grueso de los alemanes por la personalidad, finalmente los llevó a emprender la Segunda Guerra Mundial.

La ausencia de un buen carácter en las personas, finalmente se verá reflejado en el panorama social, pues al fin y al cabo son personas las que vienen a ocupar los diferentes puestos dentro de una sociedad, y la esencia de lo que verdaderamente son predomina sobre su personalidad.

Todos tenemos la necesidad de desarrollar un buen carácter, independientemente de cuál sea nuestra personalidad o nuestra edad, y apoyar a otros a que también lo desarrollen, y no hay mejor manual que La Biblia para ayudarnos a hacerlo, este manual corrobora la importancia del carácter por encima de la personalidad; comprensión que sin duda tuvo Martin Luther King al escribir su memorable discurso “Tengo un sueño”:

Yo tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter. (F)

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

Alejandra Pimentel Sánchez

Por naturaleza somos seres sociales, en el sentido que todos nos relacionamos con otros y otros se relacionan con nosotros, partiendo de esta realidad, quiero plantearte la siguiente pregunta, ¿qué mantienes en mente, o qué es de mayor valor para ti al relacionarte con otra persona?, ¿su personalidad o su carácter?

Es un hecho que todos nacemos con diferentes personalidades, la cual se nos va reforzando en el hogar y en otros espacios donde nos vamos desarrollando durante nuestros años de infancia, pero el carácter no tiene nada que ver con nacimiento, sino con las cualidades que cada uno decide cultivar en su ser interno.

Como diría una amiga, la personalidad es como la gente te percibe, y el carácter es quien realmente eres. La personalidad que presentas al mundo y cómo quieres que el mundo te perciba puede ser muy diferente al carácter de lo que realmente eres en tu ser interno cuando nadie te está viendo.

Dice un proverbio: “Pues como piensa dentro de sí, así es” (Prov. 23:7 LBLA), esos pensamientos que te siguen hablando cuando apagas las luces, cualquiera que sean esos pensamientos, es la persona que realmente eres, y puede ser que sea muy distinta a la persona que la gente conoce.

Por ejemplo, hay ciertas personalidades carismáticas, pero eso no significa necesariamente que tengan un buen carácter, y hay personalidades que no son carismáticas pero manifiestan rasgos de un buen carácter, sin embargo es común en nuestra cultura que se exalte a la primera y se tenga por menos a la segunda, cuando debería ser al revés, no deberíamos considerar la personalidad de mayor valor que el carácter.

Vemos pues, hoy en día, una gran búsqueda de personalidad más que de carácter, lo vemos en el mundo del entretenimiento, en los medios de comunicación, en la política, en las iglesias, en las empresas, etcétera, y esto es catastrófico, no porque lo diga yo, sino porque lo enseña la historia, donde, por ejemplo, multitud de alemanes consideraron de mayor valor la personalidad carismática de Hitler en vez de sopesar la esencia de su carácter, y su fascinación del grueso de los alemanes por la personalidad, finalmente los llevó a emprender la Segunda Guerra Mundial.

La ausencia de un buen carácter en las personas, finalmente se verá reflejado en el panorama social, pues al fin y al cabo son personas las que vienen a ocupar los diferentes puestos dentro de una sociedad, y la esencia de lo que verdaderamente son predomina sobre su personalidad.

Todos tenemos la necesidad de desarrollar un buen carácter, independientemente de cuál sea nuestra personalidad o nuestra edad, y apoyar a otros a que también lo desarrollen, y no hay mejor manual que La Biblia para ayudarnos a hacerlo, este manual corrobora la importancia del carácter por encima de la personalidad; comprensión que sin duda tuvo Martin Luther King al escribir su memorable discurso “Tengo un sueño”:

Yo tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter. (F)

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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