/ viernes 27 de mayo de 2022

Sobre el amor románico y la destrucción de nuestros seres

Por: Chiquinquirá P. Morales

El amor romántico lo definiría como una relación de poder en la que las mujeres nos volvemos vulnerables ante el evidente dominio y ventajas que el sistema otorga al hombre en la heteronormatividad.

Desde la niñez, crecemos viendo un mundo construido con base en mitos sobre el amor romántico. Se nos inculca la cultura del amor que todo lo puede y todo lo soporta, pero ¿qué y quién realmente soporta en las relaciones?

En esta sociedad a las mujeres nos hacen creer que estamos incompletas, por lo que es fácil que caigamos en la falsa expectativa del enamoramiento, en el que se te presenta la posibilidad de tener la vida que lastimosamente todas llegamos a anhelar por expectativas sociales. Así que, por miedo a ser abandonadas por el otro, accedemos a este terrible momento en el que caemos en la dependencia y nos rige el miedo; dejamos de lado nuestras necesidades emocionales y el autocuidado. Nos terminamos adaptando a las necesidades y gustos del otro, para evitar quedarnos solas.

Después de lo anterior, viene la pérdida de nuestra identidad, para pasar a ser propiedad del imaginario del hombre.

Mucho se ha dicho que las mujeres, al fracasar nuestras relaciones de pareja, nos sentimos frustradas o en algún momento, creemos haber fracasado. Yo cuestionaría si más bien, no somos las mujeres que nos alienamos de nosotras mismas las que nos podemos llegar a sentir así.

En el libro Teoría King Kong, Virginie Despentes nos dice: “que nos atraiga lo que nos destruye, nos aparta siempre del poder”. El amor romántico es una forma sistemática en la que a las mujeres nos apartan de nuestras capacidades físicas e intelectuales; nos hacen creer que lo que queremos está encerrado en un cuerpo con pene, cuando no es así.

Simone de Beauvoir en el Segundo Sexo, también nos habla sobre el miedo que los hombres tienen hacia las mujeres inteligentes, audaces, y con un carácter fuerte. Esto lo podría resumir como el miedo que el sistema le tiene al gran poder que podríamos tener las mujeres en la sociedad de no estar encerradas en barreras mentales.

A las mujeres con voz y autónomas, nos temen.

Esto es un eslabón sistemático; las represiones empiezan desde casa, con las relaciones más cercana, empiezan en el Ser que nos hicieron creer, "nos amaría de por vida".

A las mujeres que nos atrevemos a cuestionar al sistema desde los más profundo de sus entrañas, nos reprimen.

Así que tal vez la rebeldía comienza en el cuestionamiento del amor, en romper con el patrón de autodestrucción que se nos inserta desde la niñez; somos sujetas capaces de gestionar nuestras emociones. Nuestros sueños y sentimiento son válidos. Vale la pena luchar, tener la valentía de hacer aquello que dejamos de lado por estar con el hombre que "nos completa".

La rebeldía de ser sujetas autónomas y construir relaciones desde la libertad, es de los actos más valientes en contra del sistema; porque al final del día, una también lucha por sí misma, porque por amor a la libertad ya no le tememos a las amenazas e insultos del gobierno, del sistema.

Por: Chiquinquirá P. Morales

El amor romántico lo definiría como una relación de poder en la que las mujeres nos volvemos vulnerables ante el evidente dominio y ventajas que el sistema otorga al hombre en la heteronormatividad.

Desde la niñez, crecemos viendo un mundo construido con base en mitos sobre el amor romántico. Se nos inculca la cultura del amor que todo lo puede y todo lo soporta, pero ¿qué y quién realmente soporta en las relaciones?

En esta sociedad a las mujeres nos hacen creer que estamos incompletas, por lo que es fácil que caigamos en la falsa expectativa del enamoramiento, en el que se te presenta la posibilidad de tener la vida que lastimosamente todas llegamos a anhelar por expectativas sociales. Así que, por miedo a ser abandonadas por el otro, accedemos a este terrible momento en el que caemos en la dependencia y nos rige el miedo; dejamos de lado nuestras necesidades emocionales y el autocuidado. Nos terminamos adaptando a las necesidades y gustos del otro, para evitar quedarnos solas.

Después de lo anterior, viene la pérdida de nuestra identidad, para pasar a ser propiedad del imaginario del hombre.

Mucho se ha dicho que las mujeres, al fracasar nuestras relaciones de pareja, nos sentimos frustradas o en algún momento, creemos haber fracasado. Yo cuestionaría si más bien, no somos las mujeres que nos alienamos de nosotras mismas las que nos podemos llegar a sentir así.

En el libro Teoría King Kong, Virginie Despentes nos dice: “que nos atraiga lo que nos destruye, nos aparta siempre del poder”. El amor romántico es una forma sistemática en la que a las mujeres nos apartan de nuestras capacidades físicas e intelectuales; nos hacen creer que lo que queremos está encerrado en un cuerpo con pene, cuando no es así.

Simone de Beauvoir en el Segundo Sexo, también nos habla sobre el miedo que los hombres tienen hacia las mujeres inteligentes, audaces, y con un carácter fuerte. Esto lo podría resumir como el miedo que el sistema le tiene al gran poder que podríamos tener las mujeres en la sociedad de no estar encerradas en barreras mentales.

A las mujeres con voz y autónomas, nos temen.

Esto es un eslabón sistemático; las represiones empiezan desde casa, con las relaciones más cercana, empiezan en el Ser que nos hicieron creer, "nos amaría de por vida".

A las mujeres que nos atrevemos a cuestionar al sistema desde los más profundo de sus entrañas, nos reprimen.

Así que tal vez la rebeldía comienza en el cuestionamiento del amor, en romper con el patrón de autodestrucción que se nos inserta desde la niñez; somos sujetas capaces de gestionar nuestras emociones. Nuestros sueños y sentimiento son válidos. Vale la pena luchar, tener la valentía de hacer aquello que dejamos de lado por estar con el hombre que "nos completa".

La rebeldía de ser sujetas autónomas y construir relaciones desde la libertad, es de los actos más valientes en contra del sistema; porque al final del día, una también lucha por sí misma, porque por amor a la libertad ya no le tememos a las amenazas e insultos del gobierno, del sistema.