El ejercicio del poder en la democracia mexicana
“El Estado –no el proletariado ni la burguesía– ha sido y es el personaje de nuestro siglo.[…] Lo es tanto que parece irreal: está en todas partes y no tiene rostro. No sabemos qué es ni quién es”. Octavio Paz, El ogro filantrópico.
Innegable es que esta sociedad nuestra, transita en un profundo proceso de transformación –y se asoma hacia la transparencia y rendición de cuentas- de la vida pública; no obstante, la democracia mexicana, contiene resabios ciudadanos que se aferran –por desconocimiento o inercia- a los recuerdos del Estado, encarnado en gobiernos que dictaron y dictaron, sin consultar. De manera sobre simplificada, podemos decir que dada la preeminencia del Ejecutivo sobre el Legislativo, y al no existir el referéndum, en la tradición constitucional, amplios sectores de la ciudadanía se “acostumbraron” a una suerte de despotismo ilustrado.
En ese marco pueden encuadrarse algunas de las voces críticas respecto a las consultas ciudadanas que pretende impulsar el Ejecutivo electo… en esencia, esas críticas se dirigen al principio de la democracia participativa, más que al concepto de democracia representativa; vale recordar que otra parte de la ciudadanía votante, sufragó e impulsó el cambio, un cambio tan cierto como el tamaño de la participación ciudadana. El sufragio universal, nos ha puesto en donde actualmente estamos, en un estado en el que algunos de los poderes fácticos, una parte de los poderes cupulares, un ala beligerante de quienes ejercen músculo político-económico y otras fuerzas políticas –por el momento débiles- se rebelan todos los días ante el poder cuasi constitucional…es la lógica del poder, por ello es legítimo pensar que la “revolución de terciopelo” que estamos viviendo, podría apuntalarse o podría rasgarse. Es la llamada correlación de fuerzas.
Los retos para nuestra democracia –con sus particularidades- grandes son, por ello necesario es, poner en su justa dimensión el tema de las consultas –referéndum- que prometió en campaña, el presidente electo. Podría decirse que son parte del nuevo “ethos” de quien será presidente constitucional el primer día del último mes del año. Estas acciones, podrían llegar más lejos de lo antes visto en el país, más allá de supuestos caprichos mesiánicos.
En referencia ampliada, las grandes potencias, han llevado a referéndum, temas tan controvertidos como la construcción/cierre de aeropuertos, o temas de distinta naturaleza, como la construcción del edificio europeo: para la Francia de Macron, la palabra referéndum, desde la V República a la fecha ha tenido nueve referéndums; para la Alemania de Merkel –el voto de los conciudadanos- es tan importante que los berlineses convocaron a referéndum –no vinculante- para decidir si mantenían en operación el aeropuerto de Tegel, después de la inauguración del nuevo aeropuerto Berlín-Brandenburgo ... y así podríamos seguir hasta llegar al referéndum de 2016, sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, mejor conocido como Brexit.
Así las cosas y salvando distancias: mexicanos, seamos bienvenidos a lo que podría ser una nueva era de ejercicio del poder en México, “costumbre y conducta” que visto lo visto, costará trabajo asimilar por qué al parecer nos cuesta trabajo participar.
Si bien la vida democrática dista de la perfección, quien piense que vivir en países de Europa occidental es fácil, déjeme decirle que se ha quedado únicamente con la impresión de visitar museos, ir a los restaurantes y sacarse la foto en los monumentos icónicos como turistas. Las democracias, la paz y seguridad tienen un alto costo pero el precio de no participar conlleva graves riesgos, que en México ya vivimos con la “dictadura perfecta”, esa que aludió Vargas Llosa, cuando él era o parecía chairo. ¿Y usted, estimado lector qué opina?#GR