/ domingo 3 de octubre de 2021

Este domingo, recordamos al Dr. Atl y su trabajo en Michoacán

El artista dedicó gran parte de su obra a la representación de los volcanes, una atracción que lo llevó a acercarse al Paricutín en 1943

Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).- Este domingo 3 de octubre cumpliría 146 años el Dr. Atl, pintor de origen jalisciense que tuvo una profunda conexión con Michoacán, vínculo fortalecido por la aparición del volcán Paricutín, que lo inspiró para producir obra.

El nombre verdadero del Dr. Atl fue Gerardo Murillo, quien dedicó gran parte de su obra a la representación de los volcanes, una atracción que lo llevó a acercarse al Paricutín, en el ya lejano año de 1943.

¿Cuántas veces fue a visitar el sitio?, el historiador del arte, curador y profesor Daniel Garza Usabiaga dice no tener un registro pormenorizado en cuanto a números, pero sí expresa cuestiones de índole cualitativa en torno a la obra generada por el Dr. Atl, el cual mediante un estilo figurativo y cercano al impresionismo supo plasmar la belleza de las zonas consideradas “tierras de nadie”.

Garza Usabiaga lo explica de la siguiente forma: “México tiene un paisaje donde los volcanes son un rasgo distintivo; para los antiguos mexicanos el volcán tenía simbolismos vinculados a su manera de entender el mundo, en el México moderno hay dos elementos característicos: el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl; entonces la prominencia de los volcanes es algo que le interesa al Dr. Atl desde siempre, él es el primero que revaloriza la belleza intrínseca del paisaje volcánico”.

Para ejemplificar ese interés, Garza Usabiaga comenta que Gerardo Murillo también plasmó las texturas y senderos que había en el Pedregal, terreno volcánico que ahora es zona residencial en Ciudad de México pero que en los años 40 estaba despoblado, “era un momento donde se le consideraba tierra de nadie, donde sólo había culebras y arañas; entonces, el nacimiento del Paricutín fue una oportunidad única, tanto para artistas sino también para científicos”.

Por lo anterior, se entiende que no era para menos la fascinación que sentía Gerardo Murillo por el Paricutín, pues de acuerdo con el también historiador del arte, Carlos Adolfo García, “es el único evento de esa magnitud en el siglo XX, que no sólo tuvo la atención del Dr. Atl, sino de otros viajeros y artistas como Alfredo Zalce, quien hizo un mural sobre el tema”.

Además, la huella del Dr. Atl en Michoacán no sólo quedo en sus obras, importantes en sí mismas, sino también en sus apuntes, la mitad de los cuales se encuentran bajo resguardo del Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce (MACAZ), de acuerdo con Carlos Adolfo García.

Dichos apuntes son relevantes, dado que sirvieron de base a Gerardo Murillo, junto a las pinturas, para elaborar y publicar el libro Cómo nace y crece un volcán: el Paricutín, que de hecho todavía se puede encontrar: https://bit.ly/3omLIfK.

En este punto, Garza Usabiaga enfatiza que el Dr. Atl combinó su faceta de artista con la del investigador: “la erupción del Paricutín fue un fenómeno geológico, pero también cultural, pues capturó la atención de artistas de toda índole y de estos, el Dr. Atl fue quien lo abordó más científicamente, básicamente tomó el papel de vulcanólogo y escribió el libro”.

Con esto, lo que Gerardo Murillo hizo fue retomar la relación entre arte y ciencia, “porque, por ejemplo, en el siglo XIX José María Velazco también tenía este doble perfil, por un lado, artista pero también naturista y así retrató el paisaje, plantas y animales; el Dr. Atl rescata este perfil y se dedica a hacer una obra bastante extensa sobre la erupción del Paricutín”, afirma Garza Usabiaga.

Dentro de esas diferentes maneras de aproximación al volcán, lo que aportó el Dr. Atl fueron las vistas aéreas, algo que en esta actualidad con satélites y drones resulta sencillo conseguir, pero que en ese momento era una práctica sin precedentes.

“El lo llamaba aeropaisaje y sí es una aportación original de él, consistía en que se subía a una avioneta, volaba, tomaba fotografías y hacía paisajes desde el punto de vista del aire; eran novedades que él puso en práctica para investigar más a fondo el volcán”.

Pero Garza Usabiaga no deja de lado recordar que el Dr. Atl fue uno de muchos artistas que peregrinaron al volcán, “por eso digo que es un fenómeno cultural, Tamayo hizo un cuadro, Günter Gerzo y Diego Rivera también”.

Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).- Este domingo 3 de octubre cumpliría 146 años el Dr. Atl, pintor de origen jalisciense que tuvo una profunda conexión con Michoacán, vínculo fortalecido por la aparición del volcán Paricutín, que lo inspiró para producir obra.

El nombre verdadero del Dr. Atl fue Gerardo Murillo, quien dedicó gran parte de su obra a la representación de los volcanes, una atracción que lo llevó a acercarse al Paricutín, en el ya lejano año de 1943.

¿Cuántas veces fue a visitar el sitio?, el historiador del arte, curador y profesor Daniel Garza Usabiaga dice no tener un registro pormenorizado en cuanto a números, pero sí expresa cuestiones de índole cualitativa en torno a la obra generada por el Dr. Atl, el cual mediante un estilo figurativo y cercano al impresionismo supo plasmar la belleza de las zonas consideradas “tierras de nadie”.

Garza Usabiaga lo explica de la siguiente forma: “México tiene un paisaje donde los volcanes son un rasgo distintivo; para los antiguos mexicanos el volcán tenía simbolismos vinculados a su manera de entender el mundo, en el México moderno hay dos elementos característicos: el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl; entonces la prominencia de los volcanes es algo que le interesa al Dr. Atl desde siempre, él es el primero que revaloriza la belleza intrínseca del paisaje volcánico”.

Para ejemplificar ese interés, Garza Usabiaga comenta que Gerardo Murillo también plasmó las texturas y senderos que había en el Pedregal, terreno volcánico que ahora es zona residencial en Ciudad de México pero que en los años 40 estaba despoblado, “era un momento donde se le consideraba tierra de nadie, donde sólo había culebras y arañas; entonces, el nacimiento del Paricutín fue una oportunidad única, tanto para artistas sino también para científicos”.

Por lo anterior, se entiende que no era para menos la fascinación que sentía Gerardo Murillo por el Paricutín, pues de acuerdo con el también historiador del arte, Carlos Adolfo García, “es el único evento de esa magnitud en el siglo XX, que no sólo tuvo la atención del Dr. Atl, sino de otros viajeros y artistas como Alfredo Zalce, quien hizo un mural sobre el tema”.

Además, la huella del Dr. Atl en Michoacán no sólo quedo en sus obras, importantes en sí mismas, sino también en sus apuntes, la mitad de los cuales se encuentran bajo resguardo del Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce (MACAZ), de acuerdo con Carlos Adolfo García.

Dichos apuntes son relevantes, dado que sirvieron de base a Gerardo Murillo, junto a las pinturas, para elaborar y publicar el libro Cómo nace y crece un volcán: el Paricutín, que de hecho todavía se puede encontrar: https://bit.ly/3omLIfK.

En este punto, Garza Usabiaga enfatiza que el Dr. Atl combinó su faceta de artista con la del investigador: “la erupción del Paricutín fue un fenómeno geológico, pero también cultural, pues capturó la atención de artistas de toda índole y de estos, el Dr. Atl fue quien lo abordó más científicamente, básicamente tomó el papel de vulcanólogo y escribió el libro”.

Con esto, lo que Gerardo Murillo hizo fue retomar la relación entre arte y ciencia, “porque, por ejemplo, en el siglo XIX José María Velazco también tenía este doble perfil, por un lado, artista pero también naturista y así retrató el paisaje, plantas y animales; el Dr. Atl rescata este perfil y se dedica a hacer una obra bastante extensa sobre la erupción del Paricutín”, afirma Garza Usabiaga.

Dentro de esas diferentes maneras de aproximación al volcán, lo que aportó el Dr. Atl fueron las vistas aéreas, algo que en esta actualidad con satélites y drones resulta sencillo conseguir, pero que en ese momento era una práctica sin precedentes.

“El lo llamaba aeropaisaje y sí es una aportación original de él, consistía en que se subía a una avioneta, volaba, tomaba fotografías y hacía paisajes desde el punto de vista del aire; eran novedades que él puso en práctica para investigar más a fondo el volcán”.

Pero Garza Usabiaga no deja de lado recordar que el Dr. Atl fue uno de muchos artistas que peregrinaron al volcán, “por eso digo que es un fenómeno cultural, Tamayo hizo un cuadro, Günter Gerzo y Diego Rivera también”.

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