Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El Museo del Estado abrió su segunda exposición del año, Dos Siglos de Imprenta en Michoacán 1821-2021, que es una celebración a la historia de un oficio que sigue vivo.
“Tuve la idea, lo platiqué con Salvador Ramírez, de Fimax Publicistas y a partir de esa unión hicimos posible la exposición”, dijo en entrevista Artemio Rodríguez, museógrafo y curador.
Agregó que la exhibición no se realizó el año pasado porque se enteró del aniversario (de los 200 años de la imprenta en el estado) apenas dos meses antes.
Destacó que en la expo se puede apreciar la imprenta en el momento de la Guerra de Independencia, su establecimiento y el primer libro publicado en Michoacán.
Continúa con los periódicos, mismos que según Artemio Rodríguez fueron muy importantes porque las primeras publicaciones hechas en imprentas insurgentes fueron diarios que proliferaron en el siglo XIX e inicios del XX. También hay un apartado de la Escuela de Arte y las litografías que hicieron ahí.
Después, explicó el museógrafo, siguió la historia de Fimax, que tiene 88 años, entonces empezaron con tipo suelto, siguieron con linotipos, luego offset y ahora lo digital; son tres generaciones que han vivido esos cambios.
El guión expositivo continúa hasta mostrar el caso de Juan Pascoe y su taller Martín Pescador, ambos asentados en Tacámbaro, con lo cual se cierra un círculo iniciado en la imprenta tradicional iniciada en la época de la Independencia y en la actualidad, que tenemos a Pascoe trabajando con el mismo tipo de máquinas con las que se inició la imprenta en Michoacán, detalló Rodríguez.
La exposición permanecerá en el Museo del Estado hasta el 28 de septiembre de este año y luego estará en la Biblioteca del Libro Ilustrado de Pátzcuaro, del 16 de octubre de 2022 al 11 de marzo de 2023.
De acuerdo con Joaquín Fernández de Córdoba, la imprenta llegó a Michoacán el 12 de junio, luego de que el impresor y militar Luis Arango la trasladó desde Ciudad de México y la entregó en Valladolid al intendente Ramón Huarte.
La llegada fue porque Iturbide le encomendó al teniente Cristóbal Gil de Castro la compra. Luego Luis de Arango se ofreció como voluntario para el traslado, que efectúo en mula entre ambas ciudades durante más de 20 días.
