/ viernes 11 de febrero de 2022

Pemex perdió más de 3 mil mdp en Repsol

A cargo de Emilio Lozoya, la petrolera remató acciones que poseía de la compañía española

Pemex perdió tres mil 500 millones de pesos en 2017 al vender las acciones que le restaban de Repsol y que había adquirido en gran parte durante el gobierno de Felipe Calderón.

La empresa productiva del Estado aumentó su participación accionaria en la petrolera española, acusada por el presidente Andrés Manuel López Obrador de saquear al país con contratos millonarios durante las administraciones pasadas.

➡️ Pagar deuda de Pemex costará lo de dos trenes Maya

“Tenía acciones Pemex en Repsol, las remata, las vende en precios bajos; al mes, esas acciones aumentan de precio. Un gran negocio”, declaró el mandatario en su conferencia de prensa matutina del miércoles.

En agosto de 2011, Pemex y la constructora española Sacyr dieron a conocer un pacto que les permitiría tener, en conjunto, 29.8 por ciento de los derechos de voto en el Consejo de Administración de Repsol.

Con ello, las empresas buscaban implementar una estrategia y visión común en la petrolera española, según dice el convenio entre accionistas de ambas empresa del que El Sol de México tiene una copia.

El acuerdo fue signado por José Manuel Carrera Panizzo, quien era director de PMI Holdings, la división de Pemex Internacional en Holanda, y quien fue inhabilitado por la Secretaría de la Función Pública en 2019 para ocupar un cargo acusado de daño al erario público por la compra en de la planta Agronitrogenados; y por Luis Fernando del Rivero Asensio, entonces CEO de Sacyr Vallehermoso, quien fue destituido por el Consejo de Administración unas semanas después.

El entonces director de Pemex, Juan José Suárez Coppel, aprobó la compra de la participación adicional de 4.6 por ciento en Repsol-YPF, con lo que completó una tenencia accionaria total de 9.5 por ciento, según los registros de la española Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Para realizar esta operación en 2011, Pemex contrató deuda por unos 600 millones de dólares para completar mil 600 millones de dólares y aumentar así su participación en la petrolera española.

La compra se realizó a través de una filial de Pemex PMI Holdings BV con sede en Holanda, que no tiene empleados y que no puede ser auditada porque está fuera del territorio y al margen de las leyes mexicanas, ya que está sujeta a las leyes y tribunales españoles.

Menos de tres años después, ya durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, la petrolera estatal decidió salir de Repsol al vender la mayor parte de sus acciones: 7.8 por ciento del capital social de la empresa española.

A principios de junio de 2014, Pemex, encabezada por Emilio Lozoya, puso a la venta la mayor parte de su participación en Repsol-YPF a través de los agentes intermediarios Citibank y Deutsche Bank, para quedarse con solo 1.7 por ciento de la compañía española.

La venta se hizo por dos mil 845 millones de dólares, como dieron a conocer los intermediarios a la CNMV.

Lozoya justificó entonces que la decisión obedecía a “la baja rentabilidad de las acciones obtenida” y a que no se habían materializado los beneficios que Pemex esperaba de la alianza, y aseguró que la venta no representa una pérdida significativa para la empresa productiva del Estado.

En enero de 2017, las compañías subsidiarias de Pemex liquidaron el total de su participación accionaria en Repsol, con pérdidas millonarias para la empresa, según dio cuenta en un reporte enviado a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por su sigla en inglés).

El documento señala que en 2016 las acciones que Pemex poseía de Repsol estaban valuadas en cerca de tres mil 945 millones de dólares, y las terminó vendiendo en poco más de 684 millones de dólares.

El presidente López Obrador ha descalificado los negocios de las empresas españolas y ha sugerido colusiones entre exfuncionarios del gobierno mexicano con directivos en beneficio de las compañías.

El mandatario sugirió una pausa en las relaciones entre ambos países, ante lo cual el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, mostró su rechazo tajante.

Albares, quien mantuvo una conversación con Marcelo Ebrard para aclarar la polémica, insistió en que el gobierno español no ha realizado ninguna acción que lleve a hacer una declaración de ese tipo.

“Debe quedar claro, el gobierno de España va a defender a los españoles, el bien nombre de España y a sus empresas en cualquier circunstancias", sostuvo.



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Pemex perdió tres mil 500 millones de pesos en 2017 al vender las acciones que le restaban de Repsol y que había adquirido en gran parte durante el gobierno de Felipe Calderón.

La empresa productiva del Estado aumentó su participación accionaria en la petrolera española, acusada por el presidente Andrés Manuel López Obrador de saquear al país con contratos millonarios durante las administraciones pasadas.

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“Tenía acciones Pemex en Repsol, las remata, las vende en precios bajos; al mes, esas acciones aumentan de precio. Un gran negocio”, declaró el mandatario en su conferencia de prensa matutina del miércoles.

En agosto de 2011, Pemex y la constructora española Sacyr dieron a conocer un pacto que les permitiría tener, en conjunto, 29.8 por ciento de los derechos de voto en el Consejo de Administración de Repsol.

Con ello, las empresas buscaban implementar una estrategia y visión común en la petrolera española, según dice el convenio entre accionistas de ambas empresa del que El Sol de México tiene una copia.

El acuerdo fue signado por José Manuel Carrera Panizzo, quien era director de PMI Holdings, la división de Pemex Internacional en Holanda, y quien fue inhabilitado por la Secretaría de la Función Pública en 2019 para ocupar un cargo acusado de daño al erario público por la compra en de la planta Agronitrogenados; y por Luis Fernando del Rivero Asensio, entonces CEO de Sacyr Vallehermoso, quien fue destituido por el Consejo de Administración unas semanas después.

El entonces director de Pemex, Juan José Suárez Coppel, aprobó la compra de la participación adicional de 4.6 por ciento en Repsol-YPF, con lo que completó una tenencia accionaria total de 9.5 por ciento, según los registros de la española Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Para realizar esta operación en 2011, Pemex contrató deuda por unos 600 millones de dólares para completar mil 600 millones de dólares y aumentar así su participación en la petrolera española.

La compra se realizó a través de una filial de Pemex PMI Holdings BV con sede en Holanda, que no tiene empleados y que no puede ser auditada porque está fuera del territorio y al margen de las leyes mexicanas, ya que está sujeta a las leyes y tribunales españoles.

Menos de tres años después, ya durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, la petrolera estatal decidió salir de Repsol al vender la mayor parte de sus acciones: 7.8 por ciento del capital social de la empresa española.

A principios de junio de 2014, Pemex, encabezada por Emilio Lozoya, puso a la venta la mayor parte de su participación en Repsol-YPF a través de los agentes intermediarios Citibank y Deutsche Bank, para quedarse con solo 1.7 por ciento de la compañía española.

La venta se hizo por dos mil 845 millones de dólares, como dieron a conocer los intermediarios a la CNMV.

Lozoya justificó entonces que la decisión obedecía a “la baja rentabilidad de las acciones obtenida” y a que no se habían materializado los beneficios que Pemex esperaba de la alianza, y aseguró que la venta no representa una pérdida significativa para la empresa productiva del Estado.

En enero de 2017, las compañías subsidiarias de Pemex liquidaron el total de su participación accionaria en Repsol, con pérdidas millonarias para la empresa, según dio cuenta en un reporte enviado a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por su sigla en inglés).

El documento señala que en 2016 las acciones que Pemex poseía de Repsol estaban valuadas en cerca de tres mil 945 millones de dólares, y las terminó vendiendo en poco más de 684 millones de dólares.

El presidente López Obrador ha descalificado los negocios de las empresas españolas y ha sugerido colusiones entre exfuncionarios del gobierno mexicano con directivos en beneficio de las compañías.

El mandatario sugirió una pausa en las relaciones entre ambos países, ante lo cual el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, mostró su rechazo tajante.

Albares, quien mantuvo una conversación con Marcelo Ebrard para aclarar la polémica, insistió en que el gobierno español no ha realizado ninguna acción que lleve a hacer una declaración de ese tipo.

“Debe quedar claro, el gobierno de España va a defender a los españoles, el bien nombre de España y a sus empresas en cualquier circunstancias", sostuvo.



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