/ domingo 30 de agosto de 2020

Divertimento, una mezcla de humor y voces literarias

Daniel Leyva la palabra escrita era un pasaje abierto para viajar lo más lejos posible

Para Daniel Leyva (Ciudad de México, 1949-2019) la palabra escrita era un pasaje abierto para viajar lo más lejos posible. A donde las fronteras de la imaginación llegan o, si es posible, más allá. Él, en cuatro décadas, recorrió el mundo, ese que construyó con endecasílabos coincidentes.

París fue, en la mayoría de los casos, el punto de partida de todos sus viajes. Tal como sucede en su obra póstuma Divertimento (Ediciones sin nombre) Se trata de la historia de Luciano, que en realidad Leyva comenzó a escribir en 1972 bajo el espíritu parisino de una ciudad que habitó por 13 años.

Con una narrativa cinematográfica pero en una estructura lírica, Divertimento es el final de la suerte de biografía de Luciano, el personaje creado en Crispal (1976) y La cifra de los pasos (1994) En las tres entregas, el primer párrafo alude a la idea de un suicidio interrumpido por la curiosidad de ver el mundo exterior.

“Divertimento es la culminación del personaje que escribió Daniel en 1972 y yo creo que podemos considerar a Daniel como un precursor de las series porque Luciano nace en Crispal como un joven, luego ya es un hombre maduro en la novela de 1994 y para esta póstuma se presenta como un hombre de la tercera edad. Fue un reto para Daniel”, señala Amelia Becerra Acosta, viuda del también diplomático cultural.

El ganador del Premio Xavier Villaurrutia 1976 apreciaba los juegos en la literatura, y en ello radica que Divertimento transite entre la poesía y la narrativa, incluso sin puntuación. Un ejercicio que exige precisión en el lenguaje, ataja Becerra Acosta.

Así la lectura transita con la fluidez de una novela donde cada palabra dibuja en la mente las escenas como si de una película se tratara. Pero al tiempo obliga una atención especial por la estructura lírica, el acomodo de endecasílabos coincidentes. Este manejo del lenguaje, formas y modos literarios mereció a Leyva la Beca Guggenheim y el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero, entre otros reconocimiento.

Para los más inquisitivos en la lectura, encontrarán en Divertimento un collage de voces literarias. Son las de Fernando Pessoa, Julio Cortázar, José Saramago, César Vallejo, Antonio Tabucchi, Xavier Villaurrutia y otros autores quienes influyeron en Leyva y aparecen en un discreto homenaje.

Al igual que en Crispal, el autor construyó su última obra en tres grupos de poemas numerados del uno al nueve que, como una composición sinfónica, llevan un título: Primer movimiento: Ieri, passato fugace; Segundo movimiento: Oggi, presente vivace y Tercer movimiento: Domani, la forza del destino. Un juego también, afirma su viuda, en referencia a su gusto por la música y las artes en general.

“Tenía un sentido del humor extraordinario, se reía de sí mismo y siempre quería sorprenderse y aprender todos los días, así que Divertimento fue para él un goce, un juego”, añade la viuda al recordar que tiene pendiente por publicar el guión de una serie de televisión que Leyva dejó terminado.


Para Daniel Leyva (Ciudad de México, 1949-2019) la palabra escrita era un pasaje abierto para viajar lo más lejos posible. A donde las fronteras de la imaginación llegan o, si es posible, más allá. Él, en cuatro décadas, recorrió el mundo, ese que construyó con endecasílabos coincidentes.

París fue, en la mayoría de los casos, el punto de partida de todos sus viajes. Tal como sucede en su obra póstuma Divertimento (Ediciones sin nombre) Se trata de la historia de Luciano, que en realidad Leyva comenzó a escribir en 1972 bajo el espíritu parisino de una ciudad que habitó por 13 años.

Con una narrativa cinematográfica pero en una estructura lírica, Divertimento es el final de la suerte de biografía de Luciano, el personaje creado en Crispal (1976) y La cifra de los pasos (1994) En las tres entregas, el primer párrafo alude a la idea de un suicidio interrumpido por la curiosidad de ver el mundo exterior.

“Divertimento es la culminación del personaje que escribió Daniel en 1972 y yo creo que podemos considerar a Daniel como un precursor de las series porque Luciano nace en Crispal como un joven, luego ya es un hombre maduro en la novela de 1994 y para esta póstuma se presenta como un hombre de la tercera edad. Fue un reto para Daniel”, señala Amelia Becerra Acosta, viuda del también diplomático cultural.

El ganador del Premio Xavier Villaurrutia 1976 apreciaba los juegos en la literatura, y en ello radica que Divertimento transite entre la poesía y la narrativa, incluso sin puntuación. Un ejercicio que exige precisión en el lenguaje, ataja Becerra Acosta.

Así la lectura transita con la fluidez de una novela donde cada palabra dibuja en la mente las escenas como si de una película se tratara. Pero al tiempo obliga una atención especial por la estructura lírica, el acomodo de endecasílabos coincidentes. Este manejo del lenguaje, formas y modos literarios mereció a Leyva la Beca Guggenheim y el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero, entre otros reconocimiento.

Para los más inquisitivos en la lectura, encontrarán en Divertimento un collage de voces literarias. Son las de Fernando Pessoa, Julio Cortázar, José Saramago, César Vallejo, Antonio Tabucchi, Xavier Villaurrutia y otros autores quienes influyeron en Leyva y aparecen en un discreto homenaje.

Al igual que en Crispal, el autor construyó su última obra en tres grupos de poemas numerados del uno al nueve que, como una composición sinfónica, llevan un título: Primer movimiento: Ieri, passato fugace; Segundo movimiento: Oggi, presente vivace y Tercer movimiento: Domani, la forza del destino. Un juego también, afirma su viuda, en referencia a su gusto por la música y las artes en general.

“Tenía un sentido del humor extraordinario, se reía de sí mismo y siempre quería sorprenderse y aprender todos los días, así que Divertimento fue para él un goce, un juego”, añade la viuda al recordar que tiene pendiente por publicar el guión de una serie de televisión que Leyva dejó terminado.


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