/ domingo 5 de abril de 2020

Día Mundial de la Salud se vivirá en medio de la pandemia

Por el momento, en Michoacán sólo se ha presentado un deceso por Covid-19, aunque las alertas están encendidas puesto que podría haber mucha gente contagiada

Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Desde el año 1950, cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud, con actividades dirigidas a crear conciencia sobre las enfermedades y crear hábitos sanos en las personas.

Sin embargo, el 7 de abril de este año 2020 la humanidad no conmemora igual, por el contrario, lucha por sobrevivir a una pandemia por coronavirus COVID-19, enfermedad infecciosa cuyo brote fue notificado por primera vez en Wuhan, provincia de China el 31 de diciembre de 2019.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus en los humanos causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) y el que se ha descubierto más recientemente COVID-19.

Los síntomas del COVID-19 son fiebre, cansancio y tos seca. Algunos pacientes pueden presentar dolores, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta o diarrea. Estos síntomas suelen ser leves y aparecen de forma gradual. Algunas personas se infectan pero no desarrollan ningún síntoma y no se encuentran mal. La mayoría de las personas (alrededor del 80 por ciento se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial.

Uno de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar. Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas subyacentes, como hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes, tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia


Una persona puede contraer la COVID-19 por contacto con otra que esté infectada por el virus. La enfermedad puede propagarse de persona a persona a través de las gotículas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando una persona infectada tose o exhala. Estas gotículas caen sobre los objetos y superficies que rodean a la persona, de modo que otras personas pueden contraer la COVID-19 si tocan estos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca.

Del 31 de diciembre de 2019, en que apareció el primero brote de Coronavirus COVID-19, al 2 de abril de 2020 la cifra de contagios confirmados había superado ya la barrera del millón de casos en el mundo, de los cuales 210 mil 335 han logrado recuperarse y 52 mil 973 han fallecido, de acuerdo con el recuento de la universidad estadounidense Johns Hopkins, uno de los indicadores más consultados del mundo.

Escenas dantescas se han vivido en países en donde la enfermedad ha sobrepasado la capacidad de atención. En Italia, España, Ecuador y hasta en los Estados Unidos de Norteamérica, mucha gente no ha podido dar adecuada sepultura a sus familiares, que terminan incluso hasta tirados e incinerados en plena vía pública, como el caso de Guayaquil, Ecuador.

En México, a las mismas fechas, de acuerdo a la Secretaría de Salud federal, se habían detectado mil 510 casos y se han presentado 50 defunciones por COVID-19.

Un caso que ha llamado la atención de todos los medios de comunicación es el de Adriana, una taxista de 37 años de edad en el vecino Estado de México, quien trabajó durante varios días sin saber que estaba contagiada de coronavirus y ahora sufre vejaciones, insultos y amenazas.

Originaria de Ecatepec, madre de cuatro, Adriana ha relatado en entrevistas que pudo haber contraído el virus durante la última semana de febrero, cuando trasladó a tres personas de origen asiático, de los cuales dos eran adultos y uno menor de edad, desde la estación del metro Ciudad Azteca a la Plaza Las Américas. Una de esas personas usaba cubrebocas.

Para el día 12 de marzo sintió los primeros síntomas de la enfermedad; lo que significa que durante casi dos semanas sin saberse enferma, llevó a cabo su trabajo de manera cotidiana, por lo que los viajes incluso hacia la Ciudad de México fueron numerosos.

En sus relatos asegura que el dolor y la fiebre que le causó el COVID-19 no tienen comparación, incluso la piel le ardía y ni metiéndose a bañar podía aminorar los dolores y desesperación. Hoy, ya un poco mejor, dice que los sufrimientos han pasado a ser los señalamientos, amenazas y discriminación.

Han sido sus propios compañeros de trabajo los que la discriminan, y la propia sociedad que la señala hasta de mentirosa.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia


Las enfermedades más comunes de los michoacanos

Las enfermedades más habituales en la entidad, con datos de 2019 de la Secretaría de Salud de Michoacán (SSM) son las infecciones respiratorias agudas, las infecciones intestinales, las infecciones de las vías urinarias; úlceras, gastritis y duodenitis; así como la Gingivitis y enfermedades periodontales.

En ese tenor es importante resaltar que el año 2019 cerró con 725 mil 320 casos por enfermedades respiratorias, un tres por ciento más que en 2018 cuando se reportaron 704 mil 317 personas por este padecimiento en Michoacán, sin que se haya presentado alguna defunción, de acuerdo al titular del departamento de Epidemiología de la Secretaría de Salud, Víctor Manuel Ortega Baeza

Las principales causas de mortalidad en el estado, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), fueron las enfermedades al corazón, diabetes mellitus, tumores malignos, agresiones, accidentes, enfermedades del hígado, cerebrovasculares, pulmonares obstructivas crónicas, influenza y neumonía, e insuficiencia renal.

Cada año mueren en el estado más de cinco mil personas por enfermedades del corazón, y más de cuatro mil por diabetes mellitus, que son las principales causas de morbilidad, reveló la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensatu) del 2018.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia


Diabetes, la enfermedad que te lleva a la disciplina

Desde hace ocho años en el refrigerador de Adela Silva Nieto nunca falta una botella de Coca-Cola. Pero no se trata de un vicio ni de un mero gusto, es más bien una herramienta para atender cualquier emergencia producida por la baja de glucosa.

Cuando le detectaron diabetes, Adela hizo todo por asumir medidas preventivas. Lo primero fue modificar sus hábitos alimenticios, sustituir azúcares y grasas por productos más sanos y nutritivos como frutas y verduras.

"Comencé a tener la mirada borrosa, perdí peso de forma repentina y me daban ataques de ansiedad. Tomé la decisión de acudir al médico y fue cuando me informaron que se trataba de la diabetes".


El ejercicio es fundamental, dice que si un diabético se la quiere "llevar tranquila", tiene que hacer de la actividad física una rutina obligada. "Por lo menos caminar, dar vueltas a la colonia, pero nunca estar en el sedentarismo".

Hasta el día y de hoy y a sus 58 años de edad, celebra que nunca ha tenido alguna alteración grave que la haya obligado a estar hospitalizada, pero en parte también se lo debe a la disciplina que conlleva una enfermedad de este tipo.

Dentro de su código individual, se tiene prohibido pasar más de tres horas sin probar algún alimento. "Aunque esté en la calle, siempre llevo en mi bolso una fruta, galletas, dulces o lo que sea; un diabético sin comer es una fatalidad, tiene el tiempo contado".

Si bien puede parecer tedioso, explica que el chequeo médico constante es un factor importante para mantenerse estable. Ya sea en casa o en un laboratorio, pero la calendarización en las revisiones son insustituibles.

"Frecuentemente en casa me hago el respectivo chequeo con un pinchazo en el dedo de la mano con un aparato especial que tengo y que sirve para medirme la glucosa yo misma".

Con los años se ha convertido en una experimentada. Es doloroso, pero necesario. Sabe que si su glucosa está entre 80 y 110 todo anda bien; pero ha llegado a registrar una baja de nivel de azúcar hasta llegar a 50, lo cual se vuelve riesgoso, ya que un desmayo puede incluso poner en peligro su vida.

"Realmente no le temo a nada ni pienso en la muerte, pero eso no hace que tome mis precauciones, pues es una enfermedad con la que se puede convivir perfectamente, hacer tus cosas y tu vida normal, pero sí se requiere de tener fuerza de voluntad para cambiar tus hábitos".

Ya de poco sirve pensar en lo que hubiera hecho distinto en el pasado para evitar la diabetes, pero Adela afirma que la enfermedad también es una oportunidad para la reflexión, entender que las malpasadas alimenticias y el estrés no pueden estar nunca por encima de la salud.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia

VIVIR CON HIPERTENSIÓN

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016, la prevalencia de la hipertensión arterial en México fue del 25.5 por ciento; de este porcentaje, el 40por ciento no sabía que padecía esta enfermedad y sólo el 58.7 por ciento de los adultos con diagnóstico previo tenían un control adecuado de la misma.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipertensión, también conocida como tensión arterial alta o elevada, es un trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, causando síntomas como dolor de cabeza, dificultad respiratoria, vértigos, dolor torácico, palpitaciones del corazón y hemorragias nasales.

Rodrigo Pineda es un hombre de más de 40 años de edad, quien labora en una empresa del ramo educativo y tecnológico. Comenzó a padecer de presión alta a raíz de un accidente automovilístico; desde entonces, debe recurrir a medicamentos controlados para sobrellevar el mal, para tener una vida normal. “Cuando estaba en el proceso de recuperarme del accidente, los médicos me dijeron que tenía hipertensión; no sé si ya la tenía y no me di cuenta, pero a partir de eso he desarrollado con más frecuencia dolores de cabeza intensos, la sensación de ahogo al caminar, mareos y náuseas que se aproximan al vómito", explicó.

Es una sensación muy extraña porque sientes que te falta el aire, sientes que la cabeza se infla, que va a reventar

Pineda asume que si se lleva un tratamiento médico con disciplina, la hipertensión no será obstáculo para rendir en los ámbitos laborales: “Se puede controlar, sin embargo, en ocasiones las mismas obligaciones del trabajo no te permiten llevar a rajatabla las indicaciones, porque no solo se trata de tomar medicinas, sino de llevar una dieta rigurosa, de hacer ejercicio, lo que muchas veces no he podido realizar por la dinámica de mi trabajo que implica viajes y sobre todo mucha presión. Han existido ocasiones en que los dolores son tan intensos que necesito hospitalización”.

Aunque cuenta con seguridad social, el entrevistado afirma que muchas veces ha preferido recurrir a médicos privados cuando entra en crisis o requiere atención urgente. “Sé de antemano que los hospitales públicos están rebasados, pero al mismo tiempo en mi trabajo necesito justificar una ausencia con un documento de una instancia gubernamental. Es una arma de doble filo, ya que en el área de urgencias hay prioridades y prácticamente debes llegar con el riesgo de morirte para que te atiendan de inmediato. A pesar de ello, varios médicos me han señalado que un dolor intenso puede devenir en un derrame cerebral. Total que cuando he ido a hospitales públicos he esperado hasta por dos horas, pero ya que te atienden la calidad es buena y profesional. En general, completar todo el proceso te puede llevar todo el día, desde que te reciben hasta que te mandan con algún especialista”.

El medicamento que le proporcionan en el sector Salud es Losartán en presentación de 50 miligramos; pero de acuerdo a lo que le han indicado sus médicos particulares, éste ya no tiene tanta efectividad, así que también recurre al Telmisartán, que debe comprar en farmacias particulares.

¿Cómo se cuida? En sus palabras, “no es cosa del otro mundo”, pues simplemente se trata de llevar una vida sana, “un peso ideal, comer sin mucha sal, asegurarte de una comida con frutas y verduras, controlar tus niveles de colesterol, no abusar de la carne, hacer deporte, no fumar ni beber, pero lo más importante es no estresarte, y paradójicamente, es lo más complicado”.

CON INFORMACIÓN DE VÍCTOR RUIZ Y FRANCISCO VALENZUELA

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia


Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Desde el año 1950, cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud, con actividades dirigidas a crear conciencia sobre las enfermedades y crear hábitos sanos en las personas.

Sin embargo, el 7 de abril de este año 2020 la humanidad no conmemora igual, por el contrario, lucha por sobrevivir a una pandemia por coronavirus COVID-19, enfermedad infecciosa cuyo brote fue notificado por primera vez en Wuhan, provincia de China el 31 de diciembre de 2019.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus en los humanos causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) y el que se ha descubierto más recientemente COVID-19.

Los síntomas del COVID-19 son fiebre, cansancio y tos seca. Algunos pacientes pueden presentar dolores, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta o diarrea. Estos síntomas suelen ser leves y aparecen de forma gradual. Algunas personas se infectan pero no desarrollan ningún síntoma y no se encuentran mal. La mayoría de las personas (alrededor del 80 por ciento se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial.

Uno de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar. Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas subyacentes, como hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes, tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia


Una persona puede contraer la COVID-19 por contacto con otra que esté infectada por el virus. La enfermedad puede propagarse de persona a persona a través de las gotículas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando una persona infectada tose o exhala. Estas gotículas caen sobre los objetos y superficies que rodean a la persona, de modo que otras personas pueden contraer la COVID-19 si tocan estos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca.

Del 31 de diciembre de 2019, en que apareció el primero brote de Coronavirus COVID-19, al 2 de abril de 2020 la cifra de contagios confirmados había superado ya la barrera del millón de casos en el mundo, de los cuales 210 mil 335 han logrado recuperarse y 52 mil 973 han fallecido, de acuerdo con el recuento de la universidad estadounidense Johns Hopkins, uno de los indicadores más consultados del mundo.

Escenas dantescas se han vivido en países en donde la enfermedad ha sobrepasado la capacidad de atención. En Italia, España, Ecuador y hasta en los Estados Unidos de Norteamérica, mucha gente no ha podido dar adecuada sepultura a sus familiares, que terminan incluso hasta tirados e incinerados en plena vía pública, como el caso de Guayaquil, Ecuador.

En México, a las mismas fechas, de acuerdo a la Secretaría de Salud federal, se habían detectado mil 510 casos y se han presentado 50 defunciones por COVID-19.

Un caso que ha llamado la atención de todos los medios de comunicación es el de Adriana, una taxista de 37 años de edad en el vecino Estado de México, quien trabajó durante varios días sin saber que estaba contagiada de coronavirus y ahora sufre vejaciones, insultos y amenazas.

Originaria de Ecatepec, madre de cuatro, Adriana ha relatado en entrevistas que pudo haber contraído el virus durante la última semana de febrero, cuando trasladó a tres personas de origen asiático, de los cuales dos eran adultos y uno menor de edad, desde la estación del metro Ciudad Azteca a la Plaza Las Américas. Una de esas personas usaba cubrebocas.

Para el día 12 de marzo sintió los primeros síntomas de la enfermedad; lo que significa que durante casi dos semanas sin saberse enferma, llevó a cabo su trabajo de manera cotidiana, por lo que los viajes incluso hacia la Ciudad de México fueron numerosos.

En sus relatos asegura que el dolor y la fiebre que le causó el COVID-19 no tienen comparación, incluso la piel le ardía y ni metiéndose a bañar podía aminorar los dolores y desesperación. Hoy, ya un poco mejor, dice que los sufrimientos han pasado a ser los señalamientos, amenazas y discriminación.

Han sido sus propios compañeros de trabajo los que la discriminan, y la propia sociedad que la señala hasta de mentirosa.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia


Las enfermedades más comunes de los michoacanos

Las enfermedades más habituales en la entidad, con datos de 2019 de la Secretaría de Salud de Michoacán (SSM) son las infecciones respiratorias agudas, las infecciones intestinales, las infecciones de las vías urinarias; úlceras, gastritis y duodenitis; así como la Gingivitis y enfermedades periodontales.

En ese tenor es importante resaltar que el año 2019 cerró con 725 mil 320 casos por enfermedades respiratorias, un tres por ciento más que en 2018 cuando se reportaron 704 mil 317 personas por este padecimiento en Michoacán, sin que se haya presentado alguna defunción, de acuerdo al titular del departamento de Epidemiología de la Secretaría de Salud, Víctor Manuel Ortega Baeza

Las principales causas de mortalidad en el estado, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), fueron las enfermedades al corazón, diabetes mellitus, tumores malignos, agresiones, accidentes, enfermedades del hígado, cerebrovasculares, pulmonares obstructivas crónicas, influenza y neumonía, e insuficiencia renal.

Cada año mueren en el estado más de cinco mil personas por enfermedades del corazón, y más de cuatro mil por diabetes mellitus, que son las principales causas de morbilidad, reveló la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensatu) del 2018.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia


Diabetes, la enfermedad que te lleva a la disciplina

Desde hace ocho años en el refrigerador de Adela Silva Nieto nunca falta una botella de Coca-Cola. Pero no se trata de un vicio ni de un mero gusto, es más bien una herramienta para atender cualquier emergencia producida por la baja de glucosa.

Cuando le detectaron diabetes, Adela hizo todo por asumir medidas preventivas. Lo primero fue modificar sus hábitos alimenticios, sustituir azúcares y grasas por productos más sanos y nutritivos como frutas y verduras.

"Comencé a tener la mirada borrosa, perdí peso de forma repentina y me daban ataques de ansiedad. Tomé la decisión de acudir al médico y fue cuando me informaron que se trataba de la diabetes".


El ejercicio es fundamental, dice que si un diabético se la quiere "llevar tranquila", tiene que hacer de la actividad física una rutina obligada. "Por lo menos caminar, dar vueltas a la colonia, pero nunca estar en el sedentarismo".

Hasta el día y de hoy y a sus 58 años de edad, celebra que nunca ha tenido alguna alteración grave que la haya obligado a estar hospitalizada, pero en parte también se lo debe a la disciplina que conlleva una enfermedad de este tipo.

Dentro de su código individual, se tiene prohibido pasar más de tres horas sin probar algún alimento. "Aunque esté en la calle, siempre llevo en mi bolso una fruta, galletas, dulces o lo que sea; un diabético sin comer es una fatalidad, tiene el tiempo contado".

Si bien puede parecer tedioso, explica que el chequeo médico constante es un factor importante para mantenerse estable. Ya sea en casa o en un laboratorio, pero la calendarización en las revisiones son insustituibles.

"Frecuentemente en casa me hago el respectivo chequeo con un pinchazo en el dedo de la mano con un aparato especial que tengo y que sirve para medirme la glucosa yo misma".

Con los años se ha convertido en una experimentada. Es doloroso, pero necesario. Sabe que si su glucosa está entre 80 y 110 todo anda bien; pero ha llegado a registrar una baja de nivel de azúcar hasta llegar a 50, lo cual se vuelve riesgoso, ya que un desmayo puede incluso poner en peligro su vida.

"Realmente no le temo a nada ni pienso en la muerte, pero eso no hace que tome mis precauciones, pues es una enfermedad con la que se puede convivir perfectamente, hacer tus cosas y tu vida normal, pero sí se requiere de tener fuerza de voluntad para cambiar tus hábitos".

Ya de poco sirve pensar en lo que hubiera hecho distinto en el pasado para evitar la diabetes, pero Adela afirma que la enfermedad también es una oportunidad para la reflexión, entender que las malpasadas alimenticias y el estrés no pueden estar nunca por encima de la salud.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia

VIVIR CON HIPERTENSIÓN

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016, la prevalencia de la hipertensión arterial en México fue del 25.5 por ciento; de este porcentaje, el 40por ciento no sabía que padecía esta enfermedad y sólo el 58.7 por ciento de los adultos con diagnóstico previo tenían un control adecuado de la misma.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipertensión, también conocida como tensión arterial alta o elevada, es un trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, causando síntomas como dolor de cabeza, dificultad respiratoria, vértigos, dolor torácico, palpitaciones del corazón y hemorragias nasales.

Rodrigo Pineda es un hombre de más de 40 años de edad, quien labora en una empresa del ramo educativo y tecnológico. Comenzó a padecer de presión alta a raíz de un accidente automovilístico; desde entonces, debe recurrir a medicamentos controlados para sobrellevar el mal, para tener una vida normal. “Cuando estaba en el proceso de recuperarme del accidente, los médicos me dijeron que tenía hipertensión; no sé si ya la tenía y no me di cuenta, pero a partir de eso he desarrollado con más frecuencia dolores de cabeza intensos, la sensación de ahogo al caminar, mareos y náuseas que se aproximan al vómito", explicó.

Es una sensación muy extraña porque sientes que te falta el aire, sientes que la cabeza se infla, que va a reventar

Pineda asume que si se lleva un tratamiento médico con disciplina, la hipertensión no será obstáculo para rendir en los ámbitos laborales: “Se puede controlar, sin embargo, en ocasiones las mismas obligaciones del trabajo no te permiten llevar a rajatabla las indicaciones, porque no solo se trata de tomar medicinas, sino de llevar una dieta rigurosa, de hacer ejercicio, lo que muchas veces no he podido realizar por la dinámica de mi trabajo que implica viajes y sobre todo mucha presión. Han existido ocasiones en que los dolores son tan intensos que necesito hospitalización”.

Aunque cuenta con seguridad social, el entrevistado afirma que muchas veces ha preferido recurrir a médicos privados cuando entra en crisis o requiere atención urgente. “Sé de antemano que los hospitales públicos están rebasados, pero al mismo tiempo en mi trabajo necesito justificar una ausencia con un documento de una instancia gubernamental. Es una arma de doble filo, ya que en el área de urgencias hay prioridades y prácticamente debes llegar con el riesgo de morirte para que te atiendan de inmediato. A pesar de ello, varios médicos me han señalado que un dolor intenso puede devenir en un derrame cerebral. Total que cuando he ido a hospitales públicos he esperado hasta por dos horas, pero ya que te atienden la calidad es buena y profesional. En general, completar todo el proceso te puede llevar todo el día, desde que te reciben hasta que te mandan con algún especialista”.

El medicamento que le proporcionan en el sector Salud es Losartán en presentación de 50 miligramos; pero de acuerdo a lo que le han indicado sus médicos particulares, éste ya no tiene tanta efectividad, así que también recurre al Telmisartán, que debe comprar en farmacias particulares.

¿Cómo se cuida? En sus palabras, “no es cosa del otro mundo”, pues simplemente se trata de llevar una vida sana, “un peso ideal, comer sin mucha sal, asegurarte de una comida con frutas y verduras, controlar tus niveles de colesterol, no abusar de la carne, hacer deporte, no fumar ni beber, pero lo más importante es no estresarte, y paradójicamente, es lo más complicado”.

CON INFORMACIÓN DE VÍCTOR RUIZ Y FRANCISCO VALENZUELA

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia


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