/ sábado 20 de julio de 2019

El plástico ¿en jaque o transición?

Mil 784 empleos directos están en riesgo en Michoacán en las 33 empresas que se dedican a la producción de bolsas de plástico

Morelia, Michoacán.- “Las autoridades municipales se han desentendido de la aplicación de leyes que obliguen a la ciudadanía a responsabilizarse de la separación de sus desechos. Lo que permitiría facilitar el trabajo de reducción, reutilización y reciclaje e impediría un mal destino de los desechos plásticos y los popotes”.

“¿Siendo biodegradables dejarán de tirarlas? ¿De verdad serán biodegradables y compostables? Si no lo ponemos en el lugar correcto y bajo las condiciones, jamás se degradarán. Los libros más antiguos del mundo siguen existiendo?”, arguyó en entrevista exclusiva con El Sol de Morelia el ingeniero Juan Antonio Hernández León, fundador y director de Placoyt SA de CV, una empresa asentada en Morelia y que desde hace 20 años se dedica a la producción de bolsas de plásticos.

“El problema no son los plásticos”, afirma Hernández León. Lamentó que se opte por medidas prohibitivas que “sólo evidencian una incapacidad para aplicar leyes ya existentes y que se opta por una economía lineal en lugar de una circular”. Explicó que mientras en una economía lineal se produce el bien, se usa y luego se tira el desecho, en una economía circular se hace énfasis en reducir, reutilizar y reciclar.

“La bolsa plástica tiene un prejuicio y su mayor enemigo es su propia eficiencia, puede cargar 100 veces su peso de 6 o 7 gramos. Hay muchos productos sobre-empacados, pero al final de cuentas todo lo ponemos en una bolsa de plástico, lo único que no se reutiliza son los desechos. La autoridad está incumpliendo con la aplicación de la ley y cuando impone una prohibición muestra una incapacidad y una muestra de no querer hacer nada”, lamentó.

Foto: Mariana Luna


A su juicio, los desechos plásticos han sido satanizados por las autoridades y por una sociedad que le hace el juego en un afán ambientalista de cortas miras pues producir los nuevos materiales implica un gasto mayor de recursos que se traduce en un mayor costo final y que pone en riesgo miles de empleos en el país en una industria que ya trabajaba en lograr el 100 por ciento de material reciclado en su elaboración.

“Imponen cambio de tecnologías pero sin normas y reglamentos. ¿Hacia dónde camina la industria? En Michoacán se presentó una ley y quieren que a partir del 1 de enero de 2020 no haya desechables ni popotes. Y si los prohíben, ¿cuál será la alternativa? No la tienen, hacen el cuento de trabajar sin tener solución científica ni técnica, copian las iniciativas hasta con las mismas faltas de ortografía”, señaló el empresario.

EMPLEOS EN RIESGO

El ingeniero Juan Antonio Hernández León aseguró que “miles de empleos están en juego”. En Michoacán son mil 784 los empleos directos de esa porción de la industria plástica divididos entre 33 empresas. En el caso de Placoyt SA de CV, la empresa cuenta con una plantilla laboral de entre 150 y 160 empleados.

De acuerdo a la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) capítulo Michoacán, serían hasta 4 mil los empleos afectados en el estado.

En México, de acuerdo al corte de mayo de la Asociación Nacional de la Industria del Plástico Asociación Civil existen 260 mil 451 empleos directos, de los cuales 39 mil 525 corresponden específicamente a productores de bolsas y películas de plástico flexible.

Foto: Mariana Luna


Sin embargo, la cifra de empleos indirectos se eleva pues los pepenadores son sus principales proveedores de material para su reciclaje en bolsas de plástico. Los centros de acopio también se verán afectados y quienes realizan su transportación a los centros de reciclaje.

De acuerdo a la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera generada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, la producción de bolsas y películas de plástico equivale a 22% de la producción del total de la industria plástica. En 2018 se produjeron 895 mil 812 toneladas con un valor de 45 mil 837 millones de pesos.

RECICLADO, RECICLADO Y MÁS RECICLADO

El empresario michoacano invitó a El Sol de Morelia a dar un recorrido por su fábrica de bolsas y popotes que ahora enfrenta el reto de cambiar a materiales cuya sustentabilidad cuestiona, toda vez que lo que produce actualmente lo hace con materia prima reciclada, una especie de lentejas de plástico elaboradas dentro de la misma fábrica luego de un proceso para separar impurezas en el que presumió utilizar muy poca agua.

“Nosotros sí estamos tratando de migrar de un producto a otro, a una bolsa plástica fabricada con material 100% reciclado, insertados en una economía circular, siempre y cuando la sociedad separe la basura, nosotros podemos recolectarla, reducirla y reciclarla”, señala.

Foto: Mariana Luna

A decir del productor de bolsas de plástico y popotes, las autoridades no han generado normas ni reglamentos que guíen a los industriales del plástico en esa transición y estamos ante “una moda de iniciativas que son copy-paste de las de países de primer mundo pero que no están adecuadas a la realidad de México”.

“La rápida transición de los envases y bolsas plásticas hacia materiales no contaminantes con el fin de reducir la generación de desechos sólidos quizá no sea la mejor solución para afrontar el problema”, advirtió el empresario.

La empresa Placoyt SA de CV fabrica 600 toneladas de plástico mensualmente pero recicla entre 700 y 800 toneladas de materiales de desechos plásticos post-consumo, vendiendo la materia prima reciclada que produce a otras variantes de la industria plástica a productores y empacadores de productos agrícolas principalmente.

“Estamos tratando de producir bolsa de ácido poliláctico, hecho con fécula de maíz, fabricada 100% con maíz. Y se utiliza mucha agua para su producción, en tanto que el polietileno sólo utiliza agua para enfriar reactores, el único deshecho es el vapor de agua”, señala.


Popotes… ¿sustentables y accesibles?

Un popote tradicional de material reciclado cuesta entre 30 y 40 pesos el kilo, 10 a 12 centavos cada popote, mientras que el de papel cuesta 30 centavos cada uno, señala Juan Antonio Hernández. Procesar un popote de papel es mucho más complejo que un popote de plástico cuyo proceso de producción es muy rápido.

Indica que mientras se pueden producir 500 popotes de material 100% reciclado por minuto, en el mismo tiempo apenas se producen 100 popotes que tienen el doble del peso y que duplican también el costo del producto, pues un kilo de popotes de papel está por encima de los 60 pesos. Al ser un proceso de elaboración más lento, es más caro producirlos, señala.

Sin embargo ya transita a la elaboración de popotes de papel, su empresa ya ha invertido 25 millones de pesos en la adquisición de maquinaria importada desde China con la que ya está elaborando popotes de papel ante las prohibiciones que amenazan a la industria e incluso están explotando el darle el valor agregado de hacerlo un producto publicitario. Ya comercializan el producto en Michoacán, la Ciudad de México y Quintana Roo pero la aceptación es lenta pues hay empresas que si bien se interesan por el producto, advierten que lo comprarán hasta que las reformas a la Ley entren totalmente en vigor

Foto: Mariana Luna

Señala que aunque han proliferado empresas que realizan popotes con materiales orgánicos, como agave o huesos de aguacate, éstos no son la mejor opción, ya que la mezcla de eso con materiales es engañosa y muchas veces llevan plástico, es el caso de los popotes de agave que tienen 80% de plástico en su elaboración y ya no se puede reciclar al estar mezclado, además deben comprobar la degradación del producto que es bajo procesos especiales. Los popotes elaborados con una mezcla productos orgánicos en su elaboración requieren procesos de compostaje industrial y en México apenas son cinco las empresas de ese tipo, afirma.

“Hay muchos fantoches en la industria que en este momento están diciendo que fabrican bolsas oxxo-biodegradables, que no son reciclables, no llevan el plástico a convertirse en biomasa. La autoridad no regula y cualquier empresa le pondrá lo que sea a su producto con tal de vender, llámese coco, agave o aguacate, muy loables algunas, otras francamente vivales porque llegan a tener hasta un 95 por ciento de plástico que mezclan con esos otros productos el origen orgánico, lo que impide que puedan reciclarse”, añadió.

También produce ya bolsas de tela aunque señala que estas son un negocio redondo para las cadenas de supermercados, pues ahora en vez de gastar en plásticos obtendrán ganancias por sus ventas. Además que los usuarios que utilizaban esas bolsas para tirar su basura deberán adquirir bolsas de plástico.


Avanzan prohibiciones de plásticos

En el Congreso del estado existen tres iniciativas de reformas y adiciones a la Ley Para La Prevención y Gestión Integral de Residuos que se presentaron en el primer año de la LXXIV Legislatura, las han presentado los diputados Ernesto Núñez Aguilar (PVEM), Mayela Salas (Morena) y Óscar Ledezma (PAN).

Aunque la Comisión de Desarrollo Sustentable y Medio Ambiente, que preside Mayela Salas, únicamente ha sesionado en dos ocasiones, por lo que continúan pendientes de aprobarse los dictámenes y de pasar por el aval del Pleno, para el diputado Ernesto Núñez su aprobación es inminente.

Los municipios de Pátzcuaro, Lázaro Cárdenas y Morelia ya se adelantaron en la prohibición de plásticos no biodegradables y su aplicación es paulatina, en el caso de la capital del estado ocurrió la semana pasada y los establecimientos mercantiles tienen un periodo de gracia de seis meses para dejar de utilizar plásticos y desechables.

Ante esto, cuestiona el empresario que mientras en países de Europa donde tienen toda la tecnología para amortiguar el cambio, se dieron 15 años para la transición, en Morelia se pretende obligarles a cambiar en medio año y se desentienden de aplicar la ley que debería obligar a la ciudadanía a separar sus desechos.


Morelia, Michoacán.- “Las autoridades municipales se han desentendido de la aplicación de leyes que obliguen a la ciudadanía a responsabilizarse de la separación de sus desechos. Lo que permitiría facilitar el trabajo de reducción, reutilización y reciclaje e impediría un mal destino de los desechos plásticos y los popotes”.

“¿Siendo biodegradables dejarán de tirarlas? ¿De verdad serán biodegradables y compostables? Si no lo ponemos en el lugar correcto y bajo las condiciones, jamás se degradarán. Los libros más antiguos del mundo siguen existiendo?”, arguyó en entrevista exclusiva con El Sol de Morelia el ingeniero Juan Antonio Hernández León, fundador y director de Placoyt SA de CV, una empresa asentada en Morelia y que desde hace 20 años se dedica a la producción de bolsas de plásticos.

“El problema no son los plásticos”, afirma Hernández León. Lamentó que se opte por medidas prohibitivas que “sólo evidencian una incapacidad para aplicar leyes ya existentes y que se opta por una economía lineal en lugar de una circular”. Explicó que mientras en una economía lineal se produce el bien, se usa y luego se tira el desecho, en una economía circular se hace énfasis en reducir, reutilizar y reciclar.

“La bolsa plástica tiene un prejuicio y su mayor enemigo es su propia eficiencia, puede cargar 100 veces su peso de 6 o 7 gramos. Hay muchos productos sobre-empacados, pero al final de cuentas todo lo ponemos en una bolsa de plástico, lo único que no se reutiliza son los desechos. La autoridad está incumpliendo con la aplicación de la ley y cuando impone una prohibición muestra una incapacidad y una muestra de no querer hacer nada”, lamentó.

Foto: Mariana Luna


A su juicio, los desechos plásticos han sido satanizados por las autoridades y por una sociedad que le hace el juego en un afán ambientalista de cortas miras pues producir los nuevos materiales implica un gasto mayor de recursos que se traduce en un mayor costo final y que pone en riesgo miles de empleos en el país en una industria que ya trabajaba en lograr el 100 por ciento de material reciclado en su elaboración.

“Imponen cambio de tecnologías pero sin normas y reglamentos. ¿Hacia dónde camina la industria? En Michoacán se presentó una ley y quieren que a partir del 1 de enero de 2020 no haya desechables ni popotes. Y si los prohíben, ¿cuál será la alternativa? No la tienen, hacen el cuento de trabajar sin tener solución científica ni técnica, copian las iniciativas hasta con las mismas faltas de ortografía”, señaló el empresario.

EMPLEOS EN RIESGO

El ingeniero Juan Antonio Hernández León aseguró que “miles de empleos están en juego”. En Michoacán son mil 784 los empleos directos de esa porción de la industria plástica divididos entre 33 empresas. En el caso de Placoyt SA de CV, la empresa cuenta con una plantilla laboral de entre 150 y 160 empleados.

De acuerdo a la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) capítulo Michoacán, serían hasta 4 mil los empleos afectados en el estado.

En México, de acuerdo al corte de mayo de la Asociación Nacional de la Industria del Plástico Asociación Civil existen 260 mil 451 empleos directos, de los cuales 39 mil 525 corresponden específicamente a productores de bolsas y películas de plástico flexible.

Foto: Mariana Luna


Sin embargo, la cifra de empleos indirectos se eleva pues los pepenadores son sus principales proveedores de material para su reciclaje en bolsas de plástico. Los centros de acopio también se verán afectados y quienes realizan su transportación a los centros de reciclaje.

De acuerdo a la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera generada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, la producción de bolsas y películas de plástico equivale a 22% de la producción del total de la industria plástica. En 2018 se produjeron 895 mil 812 toneladas con un valor de 45 mil 837 millones de pesos.

RECICLADO, RECICLADO Y MÁS RECICLADO

El empresario michoacano invitó a El Sol de Morelia a dar un recorrido por su fábrica de bolsas y popotes que ahora enfrenta el reto de cambiar a materiales cuya sustentabilidad cuestiona, toda vez que lo que produce actualmente lo hace con materia prima reciclada, una especie de lentejas de plástico elaboradas dentro de la misma fábrica luego de un proceso para separar impurezas en el que presumió utilizar muy poca agua.

“Nosotros sí estamos tratando de migrar de un producto a otro, a una bolsa plástica fabricada con material 100% reciclado, insertados en una economía circular, siempre y cuando la sociedad separe la basura, nosotros podemos recolectarla, reducirla y reciclarla”, señala.

Foto: Mariana Luna

A decir del productor de bolsas de plástico y popotes, las autoridades no han generado normas ni reglamentos que guíen a los industriales del plástico en esa transición y estamos ante “una moda de iniciativas que son copy-paste de las de países de primer mundo pero que no están adecuadas a la realidad de México”.

“La rápida transición de los envases y bolsas plásticas hacia materiales no contaminantes con el fin de reducir la generación de desechos sólidos quizá no sea la mejor solución para afrontar el problema”, advirtió el empresario.

La empresa Placoyt SA de CV fabrica 600 toneladas de plástico mensualmente pero recicla entre 700 y 800 toneladas de materiales de desechos plásticos post-consumo, vendiendo la materia prima reciclada que produce a otras variantes de la industria plástica a productores y empacadores de productos agrícolas principalmente.

“Estamos tratando de producir bolsa de ácido poliláctico, hecho con fécula de maíz, fabricada 100% con maíz. Y se utiliza mucha agua para su producción, en tanto que el polietileno sólo utiliza agua para enfriar reactores, el único deshecho es el vapor de agua”, señala.


Popotes… ¿sustentables y accesibles?

Un popote tradicional de material reciclado cuesta entre 30 y 40 pesos el kilo, 10 a 12 centavos cada popote, mientras que el de papel cuesta 30 centavos cada uno, señala Juan Antonio Hernández. Procesar un popote de papel es mucho más complejo que un popote de plástico cuyo proceso de producción es muy rápido.

Indica que mientras se pueden producir 500 popotes de material 100% reciclado por minuto, en el mismo tiempo apenas se producen 100 popotes que tienen el doble del peso y que duplican también el costo del producto, pues un kilo de popotes de papel está por encima de los 60 pesos. Al ser un proceso de elaboración más lento, es más caro producirlos, señala.

Sin embargo ya transita a la elaboración de popotes de papel, su empresa ya ha invertido 25 millones de pesos en la adquisición de maquinaria importada desde China con la que ya está elaborando popotes de papel ante las prohibiciones que amenazan a la industria e incluso están explotando el darle el valor agregado de hacerlo un producto publicitario. Ya comercializan el producto en Michoacán, la Ciudad de México y Quintana Roo pero la aceptación es lenta pues hay empresas que si bien se interesan por el producto, advierten que lo comprarán hasta que las reformas a la Ley entren totalmente en vigor

Foto: Mariana Luna

Señala que aunque han proliferado empresas que realizan popotes con materiales orgánicos, como agave o huesos de aguacate, éstos no son la mejor opción, ya que la mezcla de eso con materiales es engañosa y muchas veces llevan plástico, es el caso de los popotes de agave que tienen 80% de plástico en su elaboración y ya no se puede reciclar al estar mezclado, además deben comprobar la degradación del producto que es bajo procesos especiales. Los popotes elaborados con una mezcla productos orgánicos en su elaboración requieren procesos de compostaje industrial y en México apenas son cinco las empresas de ese tipo, afirma.

“Hay muchos fantoches en la industria que en este momento están diciendo que fabrican bolsas oxxo-biodegradables, que no son reciclables, no llevan el plástico a convertirse en biomasa. La autoridad no regula y cualquier empresa le pondrá lo que sea a su producto con tal de vender, llámese coco, agave o aguacate, muy loables algunas, otras francamente vivales porque llegan a tener hasta un 95 por ciento de plástico que mezclan con esos otros productos el origen orgánico, lo que impide que puedan reciclarse”, añadió.

También produce ya bolsas de tela aunque señala que estas son un negocio redondo para las cadenas de supermercados, pues ahora en vez de gastar en plásticos obtendrán ganancias por sus ventas. Además que los usuarios que utilizaban esas bolsas para tirar su basura deberán adquirir bolsas de plástico.


Avanzan prohibiciones de plásticos

En el Congreso del estado existen tres iniciativas de reformas y adiciones a la Ley Para La Prevención y Gestión Integral de Residuos que se presentaron en el primer año de la LXXIV Legislatura, las han presentado los diputados Ernesto Núñez Aguilar (PVEM), Mayela Salas (Morena) y Óscar Ledezma (PAN).

Aunque la Comisión de Desarrollo Sustentable y Medio Ambiente, que preside Mayela Salas, únicamente ha sesionado en dos ocasiones, por lo que continúan pendientes de aprobarse los dictámenes y de pasar por el aval del Pleno, para el diputado Ernesto Núñez su aprobación es inminente.

Los municipios de Pátzcuaro, Lázaro Cárdenas y Morelia ya se adelantaron en la prohibición de plásticos no biodegradables y su aplicación es paulatina, en el caso de la capital del estado ocurrió la semana pasada y los establecimientos mercantiles tienen un periodo de gracia de seis meses para dejar de utilizar plásticos y desechables.

Ante esto, cuestiona el empresario que mientras en países de Europa donde tienen toda la tecnología para amortiguar el cambio, se dieron 15 años para la transición, en Morelia se pretende obligarles a cambiar en medio año y se desentienden de aplicar la ley que debería obligar a la ciudadanía a separar sus desechos.


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