/ domingo 7 de junio de 2020

Huertas de aguacate acaban con 500 hectáreas de bosques al año

En el estado se estima que el 80% de éstas han sido instaladas de manera ilegal a partir de un cambio de uso de suelo no autorizado

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- En la entidad, cerca del 80 por ciento de las huertas de aguacate que al día de hoy se encuentran en producción, han sido instaladas de manera ilegal, a partir de un “cambio de uso de suelo no autorizado y clandestino”, razón por lo cual se estima que cada año se pierden 500 hectáreas de bosques en la entidad, "lo que representa un crecimiento de más de 100% de superficie dedicada al aguacate en las últimas décadas”.

Así lo refiere El desierto verde mexicano (Diálogos ambientales, Invierno 2020, Año 1, No. 1, SEMARNAT) estudio del investigador Pablo-Alarcón Cháires, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la UNAM, en el cual se divulga cómo el llamado “oro verde” es una agroindustria que está causando daños ambientales contundentes en Michoacán, así como en el Estado de México, Jalisco y Colima.

La deforestación encuentra en el cambio de uso de suelo para fines agrícolas, una de sus principales causas, siendo que “entre 1976 y 2000, más de 200 mil hectáreas de bosque templado y 30 mil de selva fueron desmontadas”, lo cual equivale a un promedio de “entre 8,500 y 12,500 hectáreas por año”, refiere el estudio.

Puesto que de cada diez aguacates exportados por México, ocho provienen de Michoacán, este monocultivo representa cerca del 60 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) agropecuario del estado. Como señala el estudio del doctor Alarcón-Cháires, “en 46 de los 113 municipios, ha cultivo de aguacate”, en tanto que durante el 2019 “se han multiplicado por cuatro las exportaciones”.

Sin embargo, contrario al progreso y los beneficios que el Gobierno estatal aduce a este monocultivo hay cifras que señalan prácticas desleales, como el hecho de que “el 80 por ciento de los productores posee menos de cinco hectáreas de huerta”, mientras el restante 20 por ciento concentra la mayor parte de terrenos cultivados y por ende la mayor producción.

En materia de seguridad social, las condiciones contrastan con esa bonanza, ya que en base a un censo de 2016 –indica el estudio referido– “51 por ciento de los habitantes de Uruapan, capital mundial de aguacate, vivía en la pobreza”, en tanto que “es común que los trabajadores solo estén dados de alta en el IMSS los días que van a trabajar. Si algún familiar se enferma, tiene que esperar consulta médica hasta el día que trabaja el padre de familia”, advierte Alarcón-Cháires.

Otra problemática estrechamente ligada al “oro verde” que no puede soslayarse, es la presencia de grupos criminales y las formas en las cuales inciden en el desarrollo de la agroindustria. Además de utilizarla como medio para lavar dinero, el cobro de cuotas a los productores continua siendo moneda corriente: “el crimen organizado cobra dos mil pesos por hectárea y de uno a tres pesos por kilogramo de fruta cosechada; las cuotas son semanales o mensuales”, apunta en investigador.

Foto: Archivo

El problema hidrológico del monocultivo

La tala inmoderada, el cambio de uso de suelo y la construcción de 50 mil ollas para acopio de agua en la entidad, son problemáticas derivadas del cultivo de aguacate, que interrumpen el ciclo hidrológico, al impedir la captación, filtración y almacenamiento del vital líquido.

A decir del doctor Alberto Gómez-Tagle Chávez, del Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales (Inirena) de la Universidad Michoacana (UM)8, “el proceso para cosechar el fruto tiene un grave impacto en el ambiente”, puesto que “la captación que tienen las huertas de aguacates –advirtió– es muy diferente a la de los bosques”.

En la entrevista El problema hidrológico del aguacate en Michoacán, publicada por la UM en septiembre del 2019, el investigador explica que –en base a un experimento realizado en la cuenca del Lago de Zirahuén y posteriormente en el Parque nacional de Uruapan– “el agua se divide de manera muy diferente en los bosques cuando llueve”, lo cual llevó a él y a su equipo de trabajo a estimar las diferencias en ambas áreas naturales, donde paulatinamente el cambio de uso de suelo ha dado paso al monocultivo.

“Por cada milímetro de precipitación, los árboles de pino, de encino, están captando hasta 500 mililitros de agua que llega hasta los troncos y luego se infiltra al suelo, mientras que los aguacates están llegando de 20 a 50 mililitros, es decir, diez veces menos”, precisó al explicar que “la cantidad de agua que utiliza un árbol de aguacate es muy variable”, y depende de dos factores: “las condiciones climáticas que tenga, es decir, si el aire está muy seco o muy húmedo” y del número de hojas que tenga el árbol, su tamaño y fronda, que remiten a su edad.

“El agua captada por los árboles, fluye por los troncos y llega hasta la base, luego puede filtrar de manera rápida aprovechándose para la recarga del suelo y la recarga de los mantos freáticos”, expuso al señalar la diferencia exponencial de captación que tiene un pino o un fresno, respecto a un árbol de aguacate.

Cabe destacar que, en términos económicos, el cultivo del también llamado “diamante verde” representa para Michoacán ingresos anuales de aproximadamente 34 mil millones de pesos.


Foto: Archivo

Especies amenazadas por la deforestación

Según el estudio Estrategia para la conservación y uso sustentable de la diversidad biológica del Estado de Michoacán, publicado en 2007 por la Comisión nacional para el conocimiento y uso de la biodiversidad y el Gobierno del estado, el cambio de uso de suelo –aunado a la destrucción de hábitats, la contaminación de suelo y agua, así como la urbanización y el cambio climático, entre otras– constituye una de las “principales amenazas a la diversidad biológica del estado” que reporta “281 especies dentro de alguna categoría de riesgo de extinción”.

La deforestación y el cambio de uso de suelo se encuentran entre “las causas directas de la pérdida de biodiversidad”, al ser parte del proceso de explotación de la tierra con fines agroindustriales que aprovecha el estado de marginación y pobreza en el cual se encuentran muchas comunidades rurales e indígenas de la entidad.

Comparado con otros estados, Michoacán es señalado en dicho estudio como uno con las tasas de deforestación más elevadas. Se mencionaba arriba que entre 1976 y 2000, fueron desmontadas más de 200 000 hectáreas de bosque templado y 30 000 de selva.

En las últimas tres décadas el estado ha sufrido un cambio en el uso del suelo de 1 579 282 hectáreas, lo cual corresponde a casi el 30% del territorio estatal. En particular, este cambio se ha dado como resultado de la ganancia de la agricultura y los pastizales a costa de la pérdida de bosques y selvas

Cabe mencionar que entre las especies en peligro de extinción o gravemente amenazadas por la deforestación en el territorio michoacano, se encuentra la mariposa monarca, roedores, musarañas, ardillas de tierra, tlacuache, coyote, zorro, mapache y el venado cola blanca, así como el armadillo.

Foto: Archivo


Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- En la entidad, cerca del 80 por ciento de las huertas de aguacate que al día de hoy se encuentran en producción, han sido instaladas de manera ilegal, a partir de un “cambio de uso de suelo no autorizado y clandestino”, razón por lo cual se estima que cada año se pierden 500 hectáreas de bosques en la entidad, "lo que representa un crecimiento de más de 100% de superficie dedicada al aguacate en las últimas décadas”.

Así lo refiere El desierto verde mexicano (Diálogos ambientales, Invierno 2020, Año 1, No. 1, SEMARNAT) estudio del investigador Pablo-Alarcón Cháires, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la UNAM, en el cual se divulga cómo el llamado “oro verde” es una agroindustria que está causando daños ambientales contundentes en Michoacán, así como en el Estado de México, Jalisco y Colima.

La deforestación encuentra en el cambio de uso de suelo para fines agrícolas, una de sus principales causas, siendo que “entre 1976 y 2000, más de 200 mil hectáreas de bosque templado y 30 mil de selva fueron desmontadas”, lo cual equivale a un promedio de “entre 8,500 y 12,500 hectáreas por año”, refiere el estudio.

Puesto que de cada diez aguacates exportados por México, ocho provienen de Michoacán, este monocultivo representa cerca del 60 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) agropecuario del estado. Como señala el estudio del doctor Alarcón-Cháires, “en 46 de los 113 municipios, ha cultivo de aguacate”, en tanto que durante el 2019 “se han multiplicado por cuatro las exportaciones”.

Sin embargo, contrario al progreso y los beneficios que el Gobierno estatal aduce a este monocultivo hay cifras que señalan prácticas desleales, como el hecho de que “el 80 por ciento de los productores posee menos de cinco hectáreas de huerta”, mientras el restante 20 por ciento concentra la mayor parte de terrenos cultivados y por ende la mayor producción.

En materia de seguridad social, las condiciones contrastan con esa bonanza, ya que en base a un censo de 2016 –indica el estudio referido– “51 por ciento de los habitantes de Uruapan, capital mundial de aguacate, vivía en la pobreza”, en tanto que “es común que los trabajadores solo estén dados de alta en el IMSS los días que van a trabajar. Si algún familiar se enferma, tiene que esperar consulta médica hasta el día que trabaja el padre de familia”, advierte Alarcón-Cháires.

Otra problemática estrechamente ligada al “oro verde” que no puede soslayarse, es la presencia de grupos criminales y las formas en las cuales inciden en el desarrollo de la agroindustria. Además de utilizarla como medio para lavar dinero, el cobro de cuotas a los productores continua siendo moneda corriente: “el crimen organizado cobra dos mil pesos por hectárea y de uno a tres pesos por kilogramo de fruta cosechada; las cuotas son semanales o mensuales”, apunta en investigador.

Foto: Archivo

El problema hidrológico del monocultivo

La tala inmoderada, el cambio de uso de suelo y la construcción de 50 mil ollas para acopio de agua en la entidad, son problemáticas derivadas del cultivo de aguacate, que interrumpen el ciclo hidrológico, al impedir la captación, filtración y almacenamiento del vital líquido.

A decir del doctor Alberto Gómez-Tagle Chávez, del Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales (Inirena) de la Universidad Michoacana (UM)8, “el proceso para cosechar el fruto tiene un grave impacto en el ambiente”, puesto que “la captación que tienen las huertas de aguacates –advirtió– es muy diferente a la de los bosques”.

En la entrevista El problema hidrológico del aguacate en Michoacán, publicada por la UM en septiembre del 2019, el investigador explica que –en base a un experimento realizado en la cuenca del Lago de Zirahuén y posteriormente en el Parque nacional de Uruapan– “el agua se divide de manera muy diferente en los bosques cuando llueve”, lo cual llevó a él y a su equipo de trabajo a estimar las diferencias en ambas áreas naturales, donde paulatinamente el cambio de uso de suelo ha dado paso al monocultivo.

“Por cada milímetro de precipitación, los árboles de pino, de encino, están captando hasta 500 mililitros de agua que llega hasta los troncos y luego se infiltra al suelo, mientras que los aguacates están llegando de 20 a 50 mililitros, es decir, diez veces menos”, precisó al explicar que “la cantidad de agua que utiliza un árbol de aguacate es muy variable”, y depende de dos factores: “las condiciones climáticas que tenga, es decir, si el aire está muy seco o muy húmedo” y del número de hojas que tenga el árbol, su tamaño y fronda, que remiten a su edad.

“El agua captada por los árboles, fluye por los troncos y llega hasta la base, luego puede filtrar de manera rápida aprovechándose para la recarga del suelo y la recarga de los mantos freáticos”, expuso al señalar la diferencia exponencial de captación que tiene un pino o un fresno, respecto a un árbol de aguacate.

Cabe destacar que, en términos económicos, el cultivo del también llamado “diamante verde” representa para Michoacán ingresos anuales de aproximadamente 34 mil millones de pesos.


Foto: Archivo

Especies amenazadas por la deforestación

Según el estudio Estrategia para la conservación y uso sustentable de la diversidad biológica del Estado de Michoacán, publicado en 2007 por la Comisión nacional para el conocimiento y uso de la biodiversidad y el Gobierno del estado, el cambio de uso de suelo –aunado a la destrucción de hábitats, la contaminación de suelo y agua, así como la urbanización y el cambio climático, entre otras– constituye una de las “principales amenazas a la diversidad biológica del estado” que reporta “281 especies dentro de alguna categoría de riesgo de extinción”.

La deforestación y el cambio de uso de suelo se encuentran entre “las causas directas de la pérdida de biodiversidad”, al ser parte del proceso de explotación de la tierra con fines agroindustriales que aprovecha el estado de marginación y pobreza en el cual se encuentran muchas comunidades rurales e indígenas de la entidad.

Comparado con otros estados, Michoacán es señalado en dicho estudio como uno con las tasas de deforestación más elevadas. Se mencionaba arriba que entre 1976 y 2000, fueron desmontadas más de 200 000 hectáreas de bosque templado y 30 000 de selva.

En las últimas tres décadas el estado ha sufrido un cambio en el uso del suelo de 1 579 282 hectáreas, lo cual corresponde a casi el 30% del territorio estatal. En particular, este cambio se ha dado como resultado de la ganancia de la agricultura y los pastizales a costa de la pérdida de bosques y selvas

Cabe mencionar que entre las especies en peligro de extinción o gravemente amenazadas por la deforestación en el territorio michoacano, se encuentra la mariposa monarca, roedores, musarañas, ardillas de tierra, tlacuache, coyote, zorro, mapache y el venado cola blanca, así como el armadillo.

Foto: Archivo


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