Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- La discriminación y violencia de género siguen existiendo dentro y fuera de las comunidades indígenas de Michoacán, afirmó la presidenta del Consejo Comunal de Santa Fe de la Laguna, Margarita Morales, quien junto con un grupo de mujeres presentaron este miércoles el violentómetro Arhikata, un instrumento para detectar e identificar cualquier tipo de violencia contra niñas, adolescentas y mujeres mayores en dichos lugares.
Arhikata es una reedición del violentómetro que creó en 2011 el Instituto Politécnico Nacional (IPN), retomado por la indígena de Arantepacua Guadalupe Jiménez y la maestra en Artes Visuales, Lenny Garcidueñas. El instrumento consta de 30 puntos que van desde comentarios hasta asesinatos y está dirigido a mujeres mayores de 15 años en la relación de pareja.
La presentación de este instrumento se realizó en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Campus Morelia en conjunto con el proyecto Caleidoscopio, además participaron los asistentes quienes estuvieron de acuerdo en que la cultura purépecha “está demasiado romantizada, pero es una cultura violenta”.
Margarita Morales dijo que no se puede hablar de manera aislada de las cosas que pasan en las zonas indígenas del país y que las mujeres de este sector sufren una doble violencia por dos factores: uno, ser parte de un grupo marginado y dos, por el simple hecho de ser mujeres. Asimismo, lamentó los casos de desaparición de activistas que han sido amenazadas y que “se está dando en los últimos tiempos”.
Las violaciones, los intercambios de mujeres, la falta de control de natalidad y de anticonceptivos, la violencia sexual, doméstica, de género, económica y la falta de justicia son algunos de los problemas a los que se enfrentan y agregó que “en las comunidades se teje una red donde se encapsula a la mujer, los usos y costumbres dejan a las mujeres sin opciones”.
Traducción o interpretación
Guadalupe Jiménez refirió que el material se retomó para traducirlo del español al purépecha, sin embargo, no es una traducción literal, sino una interpretación, y convocaron a mujeres al frente de la autonomía de los Consejos para que pudieran trabajar directamente y adoptar a sus variantes el instrumento.
Hasta el momento solo se han traducido a tres variantes: de La Cantera, de Santa Fe de la Laguna y Arantepacua, aunque más adelante van a incluir más. Por su parte, Erika Trejo, del Laboratorio de Antropología Jurídica en el Estado, refirió que esta traducción o interpretación debe servir a la academia para repensar el déficit que hay en el lenguaje.