/ sábado 21 de agosto de 2021

Recrudece el limbo de la deportación de michoacanos

Hasta el mes de julio de este año van 11 mil 681 repatriaciones, según los datos de la Secretaría del Migrante

Morelia Michoacán. (OEM-Infomex). El retorno de los migrantes michoacanos está incrementando notablemente este año, colocando a la entidad en el tercer lugar a nivel nacional por la cantidad de repatriados, la gran mayoría en calidad de deportados, es decir, con la prohibición de un regreso.

Mientras que en 2020 autoridades de Estados Unidos retornaron a 15 mil indocumentados michoacanos, hasta el mes de julio de este año van 11 mil 681 repatriaciones, según dio a conocer en entrevista la secretaria del Migrante, Zayra Mandujano Fernández.

Michoacán es la tercera entidad con más repatriaciones y deportaciones, solo superada por Oaxaca y Guerrero. De los 11 mil 681 casos que van en este año, 10 mil 690 son hombres y el resto mujeres, aunque es de destacar que alrededor de 100 tienen menos de 18 años, es decir, son niños y adolescentes de ambos géneros.

En entrevistas realizadas por autoridades migratorias, el 60% asegura que tras su repatriación regresarían a tierras michoacanas, mientras que el 40% dice que se instalaría en alguno de los estados fronterizos, comenta Mandujano.

En enero del presente año hubo 910 michoacanos repatriados, para febrero la cifra aumentó a 933, en marzo se disparó a mil 470 y en abril casi de duplicó, con 2 mil 162. La estadística se mantuvo en mayo (2 mil 15), junio (2 mil 235) y cayó un poco en julio pasado, con mil 900 casos.

Educación, empleo y salud, sus demandas

Al regresar a su tierra natal, los migrantes michoacanos demandan principalmente acceso a la educación para sus hijos, contar con servicio de salud pública y oportunidades de empleo, compartió la investigadora y docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), María Elena Rivera Heredia.

La exdirectora del Centro Nicolaita de Estudios Migratorios (Ceniem) dijo también que los connacionales requieren a su regreso un acompañamiento legal y jurídico, así como una mayor sensibilización por parte de la sociedad, ya que la readaptación a la cultura mexicana llega a ser un reto para este sector.

A días de que sea publicada parte de una investigación sobre el tema, en la que colaboró, María Elena Rivera compartió que la mayoría de los michoacanos que retornan a la entidad se dedican a labores del campo, mientras que en un segundo lugar se ubica el sector que se incorpora a un empleo formal y en tercera posición se encuentra el grupo de migrantes que, a su regreso, ponen su propio negocio.

Foto: Cortesía | Cuartoscuro

De acuerdo a estimaciones de la investigadora, alrededor del 3.6% de la población michoacana corresponde a migrantes que en diferentes años fueron retornados para su país de nacimiento, siendo la falta de oportunidades para el desarrollo una de sus grandes quejas.

Aunado al tema legal por el que regresan para quedarse, muchos michoacanos que “se la jugaron” al cruzar la frontera, se encuentran situaciones como la búsqueda de una atención a temas de salud que en Estados Unidos dejaron de lado por los altos costos y el difícil acceso.

Foto: Archivo | El Sol de Morelia

También se enfrentan a presiones de sus parientes, dado que generalmente la migración va de la mano con la separación de familias. Otro de los temas que llegan a comentar los migrantes en retorno es la añoranza de la calidez de los hogares michoacanos, la convivencia con sus familiares y amigos con quienes el entorno afectivo se diluye cuando están en el vecino país.

Hace alrededor de tres años desaparecieron los programas migrantes que más apoyaban a este sector, con los que se les daba un apoyo económico a su regreso para poner un micronegocio, lo que a decir de la especialista vino a significar un mayor desamparo a ese grupo de por sí vulnerable.

“Mientras haya remesas, al gobierno no le importa”

Las deportaciones y repatriaciones son un tema que al gobierno mexicano y al michoacano poco le ha importado, considera Pedro Fernández Carapia, presidente de Fuerza Migrante, organización que por más de 20 años ha trabajado en pro de los derechos de esta comunidad.

El activista cree que mientras las remesas sigan llegando, los gobernantes no se preocupan de este sector, mismo que influye de manera muy importante en la economía del país y de Michoacán.


“No les importa si los migrantes se mueren, si los regresan, solo les interesa que lleguen los dólares”, lamenta Fernández Carapia, quien también ve preocupante que en el estado una de las propuestas del gobernador electo, Alfredo Ramírez Bedolla, sea fusionar la Secretaría del Migrante, “de por sí olvidada”, con otras más.

Lo perdió todo

Idaly tenía un proyecto de vida en Estados Unidos: un esposo, dos hijos varones y muchas ganas de construir para el futuro. Oriunda de Morelia, conoció a su pareja en la Ciudad de México y ahí nacieron sus dos retoños, solo que los peligros de la gran urbe los hicieron buscar el prometido camino americano.

Los cuatro cruzaron la frontera auxiliados por “coyotes” y sin papeles que los respaldaran comenzó la travesía. Todo iba bien, y aunque la opulencia no era la regla, lograron un periodo de estabilidad por más de una década. Solo que un malestar se atravesó: un maldito dolor de garganta inaccesible de pagarse en dólares. Idaly pensó que lo mejor era regresar a México, atenderse y volver a cruzar, pero todo le salió mal.

“Cuando quise regresar a Estados Unidos, como turista, vieron mis registros y me castigaron, ya no pude volver con mi familia, allá dejé a mis hijos, a mi esposo, dejé mi casa, mi ropa… todo”, narra con mucha tristeza.

Foto: Cortesía | Cuartoscuro

A Idaly el gobierno norteamericano le dejó claro que no la iba a dejar cruzar la frontera en un periodo de 50 años. Su marido, ante tal escenario, le pidió el divorcio, con el pretexto de que no los relacionaran y que sus hijos, los llamados dreamers, buscaran la ciudadanía. Al paso del tiempo se consumó la separación, el hombre se casó con otra mujer y rompió todo contacto con su antigua familia. Los hijos allá se quedaron, varados a su suerte, sin papel alguno a sus veintitantos años

Pero perder a sus hijos era solo el inicio. A esta mujer michoacana le costó sangre readaptarse a su país. “Llegué con casi 50 años, sin estudios, sin currículum, sin recomendaciones. ¿Quién me iba a dar trabajo en esas condiciones? Aunque tuvo acceso a un crédito de gobierno, el emprendedurismo no le funcionó del todo, y tampoco le servía dominar el inglés, porque a fin de cuentas ningún crédito académico la respaldaba.

“La familia aquí no está preparada para recibirte, porque les cambias su sistema de vida.Toqué puertas con amigos y familiares, pero mi experiencia en Estados Unidos a nadie le sirve aquí, quedas en el completo limbo”.

Foto: Cuartoscuro

Dice que sufrió cuatro duelos: perder a la familia, quedarse sin hogar, ser expulsada del país y quedarse sin recursos económicos. Así que se tuvo que reinventar, empezar desde cero y saber que no tendrá acceso a prestaciones como las afores o el Infonavit. “Nadie te agarra, tienes que trabajar en una paletería, donde sea”.

Idaly también sufrió la deportación de su hijo menor, quien después de una pelea con su propio hermano fue encarcelado por cinco meses y posteriormente deportado a México. “Ahora no sabe qué hacer aquí. Ni siquiera entiende bien el español, es un extraño en su propia tierra”.

Morelia Michoacán. (OEM-Infomex). El retorno de los migrantes michoacanos está incrementando notablemente este año, colocando a la entidad en el tercer lugar a nivel nacional por la cantidad de repatriados, la gran mayoría en calidad de deportados, es decir, con la prohibición de un regreso.

Mientras que en 2020 autoridades de Estados Unidos retornaron a 15 mil indocumentados michoacanos, hasta el mes de julio de este año van 11 mil 681 repatriaciones, según dio a conocer en entrevista la secretaria del Migrante, Zayra Mandujano Fernández.

Michoacán es la tercera entidad con más repatriaciones y deportaciones, solo superada por Oaxaca y Guerrero. De los 11 mil 681 casos que van en este año, 10 mil 690 son hombres y el resto mujeres, aunque es de destacar que alrededor de 100 tienen menos de 18 años, es decir, son niños y adolescentes de ambos géneros.

En entrevistas realizadas por autoridades migratorias, el 60% asegura que tras su repatriación regresarían a tierras michoacanas, mientras que el 40% dice que se instalaría en alguno de los estados fronterizos, comenta Mandujano.

En enero del presente año hubo 910 michoacanos repatriados, para febrero la cifra aumentó a 933, en marzo se disparó a mil 470 y en abril casi de duplicó, con 2 mil 162. La estadística se mantuvo en mayo (2 mil 15), junio (2 mil 235) y cayó un poco en julio pasado, con mil 900 casos.

Educación, empleo y salud, sus demandas

Al regresar a su tierra natal, los migrantes michoacanos demandan principalmente acceso a la educación para sus hijos, contar con servicio de salud pública y oportunidades de empleo, compartió la investigadora y docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), María Elena Rivera Heredia.

La exdirectora del Centro Nicolaita de Estudios Migratorios (Ceniem) dijo también que los connacionales requieren a su regreso un acompañamiento legal y jurídico, así como una mayor sensibilización por parte de la sociedad, ya que la readaptación a la cultura mexicana llega a ser un reto para este sector.

A días de que sea publicada parte de una investigación sobre el tema, en la que colaboró, María Elena Rivera compartió que la mayoría de los michoacanos que retornan a la entidad se dedican a labores del campo, mientras que en un segundo lugar se ubica el sector que se incorpora a un empleo formal y en tercera posición se encuentra el grupo de migrantes que, a su regreso, ponen su propio negocio.

Foto: Cortesía | Cuartoscuro

De acuerdo a estimaciones de la investigadora, alrededor del 3.6% de la población michoacana corresponde a migrantes que en diferentes años fueron retornados para su país de nacimiento, siendo la falta de oportunidades para el desarrollo una de sus grandes quejas.

Aunado al tema legal por el que regresan para quedarse, muchos michoacanos que “se la jugaron” al cruzar la frontera, se encuentran situaciones como la búsqueda de una atención a temas de salud que en Estados Unidos dejaron de lado por los altos costos y el difícil acceso.

Foto: Archivo | El Sol de Morelia

También se enfrentan a presiones de sus parientes, dado que generalmente la migración va de la mano con la separación de familias. Otro de los temas que llegan a comentar los migrantes en retorno es la añoranza de la calidez de los hogares michoacanos, la convivencia con sus familiares y amigos con quienes el entorno afectivo se diluye cuando están en el vecino país.

Hace alrededor de tres años desaparecieron los programas migrantes que más apoyaban a este sector, con los que se les daba un apoyo económico a su regreso para poner un micronegocio, lo que a decir de la especialista vino a significar un mayor desamparo a ese grupo de por sí vulnerable.

“Mientras haya remesas, al gobierno no le importa”

Las deportaciones y repatriaciones son un tema que al gobierno mexicano y al michoacano poco le ha importado, considera Pedro Fernández Carapia, presidente de Fuerza Migrante, organización que por más de 20 años ha trabajado en pro de los derechos de esta comunidad.

El activista cree que mientras las remesas sigan llegando, los gobernantes no se preocupan de este sector, mismo que influye de manera muy importante en la economía del país y de Michoacán.


“No les importa si los migrantes se mueren, si los regresan, solo les interesa que lleguen los dólares”, lamenta Fernández Carapia, quien también ve preocupante que en el estado una de las propuestas del gobernador electo, Alfredo Ramírez Bedolla, sea fusionar la Secretaría del Migrante, “de por sí olvidada”, con otras más.

Lo perdió todo

Idaly tenía un proyecto de vida en Estados Unidos: un esposo, dos hijos varones y muchas ganas de construir para el futuro. Oriunda de Morelia, conoció a su pareja en la Ciudad de México y ahí nacieron sus dos retoños, solo que los peligros de la gran urbe los hicieron buscar el prometido camino americano.

Los cuatro cruzaron la frontera auxiliados por “coyotes” y sin papeles que los respaldaran comenzó la travesía. Todo iba bien, y aunque la opulencia no era la regla, lograron un periodo de estabilidad por más de una década. Solo que un malestar se atravesó: un maldito dolor de garganta inaccesible de pagarse en dólares. Idaly pensó que lo mejor era regresar a México, atenderse y volver a cruzar, pero todo le salió mal.

“Cuando quise regresar a Estados Unidos, como turista, vieron mis registros y me castigaron, ya no pude volver con mi familia, allá dejé a mis hijos, a mi esposo, dejé mi casa, mi ropa… todo”, narra con mucha tristeza.

Foto: Cortesía | Cuartoscuro

A Idaly el gobierno norteamericano le dejó claro que no la iba a dejar cruzar la frontera en un periodo de 50 años. Su marido, ante tal escenario, le pidió el divorcio, con el pretexto de que no los relacionaran y que sus hijos, los llamados dreamers, buscaran la ciudadanía. Al paso del tiempo se consumó la separación, el hombre se casó con otra mujer y rompió todo contacto con su antigua familia. Los hijos allá se quedaron, varados a su suerte, sin papel alguno a sus veintitantos años

Pero perder a sus hijos era solo el inicio. A esta mujer michoacana le costó sangre readaptarse a su país. “Llegué con casi 50 años, sin estudios, sin currículum, sin recomendaciones. ¿Quién me iba a dar trabajo en esas condiciones? Aunque tuvo acceso a un crédito de gobierno, el emprendedurismo no le funcionó del todo, y tampoco le servía dominar el inglés, porque a fin de cuentas ningún crédito académico la respaldaba.

“La familia aquí no está preparada para recibirte, porque les cambias su sistema de vida.Toqué puertas con amigos y familiares, pero mi experiencia en Estados Unidos a nadie le sirve aquí, quedas en el completo limbo”.

Foto: Cuartoscuro

Dice que sufrió cuatro duelos: perder a la familia, quedarse sin hogar, ser expulsada del país y quedarse sin recursos económicos. Así que se tuvo que reinventar, empezar desde cero y saber que no tendrá acceso a prestaciones como las afores o el Infonavit. “Nadie te agarra, tienes que trabajar en una paletería, donde sea”.

Idaly también sufrió la deportación de su hijo menor, quien después de una pelea con su propio hermano fue encarcelado por cinco meses y posteriormente deportado a México. “Ahora no sabe qué hacer aquí. Ni siquiera entiende bien el español, es un extraño en su propia tierra”.

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