“Voy a mandar hacer mi vestido para la graduación, será azul, azul muy fuerte, oscuro”, asegura Aurora, mientras su sonrisa se alarga.
Esta estudiante de lingüística de 21 años decidió realizar su transición hace dos años, hasta el momento se siente feliz por esa decisión. Este sábado, por fin, tendrá su documento de acta de nacimiento actualizado acorde a su identidad de género.
“Estoy feliz, por fin me voy a ahorrar muchas cosas en la calle, en el banco, en los trámites, en Ciudad Universitaria. Eso ha sido una limitante; hay situaciones que no quiero pasar como cuando te van a pedir una identificación prefiero ahorrarme esos procesos. Ahora no pensaré en esas cosas porque utilizaré mis documentos para identificarme como soy, sin explicaciones”, asegura la joven estudiante de la Facultad de Letras.
Es un proceso que me ha acompañado toda la vida, yo firmemente comienzo alrededor de los 18 años, poco a poco iba cambiando la ropa metiendo más cositas y ya llegué a un punto que ya no tengo nada que exponer, ya estoy hecha; sólo es que les quede claro. Sólo falta el título
Michoacán al ser uno de los siete estados que tienen el cambio de documentación por identidad de género, “eso dice mucho. Es una perspectiva diferente, es un avance”, asegura.
Al principio Aurora sentía mucho miedo, aún lo tiene en ciertas circunstancias. “Me sentía con mucho miedo de lo que podía pasar. Yo me definía como de género fluido, a veces me sentía niña, a veces niño pero llegó un punto de que esto de niño iba desapareciendo. Con el miedo pensé ‘creo que soy una mujer. Soy una mujer trans’.
A pesar del nervio y de la situación que podía pasar Aurora no dejó de luchar por lo que era y se dio valentía para enfrentar a sus padres, pareja y sus amigos del primer círculo.
“Me sentía muy feliz con ese paso, cuando le dije a mis papás, dije: ya nada importa. Mis padres lloraron más cuando les dije que me iba a independizar, les costó más trabajo eso que mi transición”, narra mientras ríe nerviosamente.
A pesar de esta felicidad, enfrentar a personas nuevas ha sido muy difícil para Aurora ya que aún no hay un entendimiento de acerca del tema.
Esta idea de tener que explicar otra vez, siempre que tienes que volver a explicar es tedioso pero es algo con lo que aprendes a vivir pero el problema de tener que explicar es que explicas con miedo porque no sabes cómo va a reaccionar la persona; siempre hay una chispa de inseguridad que te dice puede funcionar o no
“De alguna manera sigo viviendo en una burbuja, me sigo relacionando con mi círculo, con las personas que me respetan, pero dudo en ir a ciertos sitios. ¿Qué pasa si me paro en otros sitios de esta ciudad que no tiene nada que ver con mis entornos personales y emocionales?, no lo sé. A veces, ese no lo sé es no vayas, no te arriesgues”.
“Me he enfrentado en situaciones como el banco que me dicen que tiene que venir la persona siendo yo, soy yo, sí, soy yo, fíjate bien.”
En unos años Aurora quiere ser traductora de literatura coreana, mientras tanto, estudia y trabaja de barman en una mezclaría, “me gusta mucho el mezcal, cerveza y tequila, ya después lo que venga no me rajo. Lo mío lo mío es el mezcal”, asegura mientras aguanta la risa.
“La he pasado muy bien, es cuando pienso cuán importante es el amor, el respeto, el apoyo y la comprensión. A veces entro en una tristeza pero si no tuviera nada de eso la usaría peor. Soy afortunada, hasta ahora todo ha salido muy bien”.