/ viernes 3 de septiembre de 2021

Temí por mi vida: otra víctima del abuso policial en Morelia

Miguel Ángel levantó una denuncia ante la CEDH por las lesiones y amenazas hechas por la Policía Municipal

Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex). - La noche del 31 de agosto fue fatídica para Miguel Ángel, puesto que en pocos minutos experimentó algo inédito en su vida: sintió el terror de morir a manos de la Policía Morelia.

En entrevista exclusiva, Miguel Ángel Hernández Sáenz cuenta cómo sucedió este agravio por parte de los policías el pasado martes, quienes atentaron contra su integridad física y moral, pisando su cabeza en el suelo, despojándolo de sus prendas y con amenazas de muerte.

La denuncia presentada ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) con folio 612 2021, informa que Miguel se dirigía sobre la Avenida Solidaridad a su departamento, cuando fue abordado por 3 elementos de la corporación policiaca municipal abordo de una camioneta patrulla.

Explica que los tres policías lo acusaron cada uno de cosas distintas: primero por presuntamente orinar en la vía pública, otro por asaltar y el último lo ubicaba por supuestamente robar casas. Ante las acusaciones, pidieron realizarle una revisión de rutina, a la cual no se negó.

Foto: Iván Villanueva | El Sol de Morelia

Aunque Miguel asegura que a pesar de que su trato con los policías fue de manera amigable y respetuosa, estos lo despojaron de su cartera que contenía 900 pesos en efectivo, así como tarjetas bancarias y credenciales.

Aunque ya tenían sus pertenencias, denuncia que los policías mencionaron que "con 900 no te salvas de Barandilla", por lo que pidieron su celular, el cual no entregó al ser su herramienta de trabajo.

Por esta negativa, Miguel Ángel afirma que uno de los elementos lo golpeó en la cara, lo que ocasionó que sus lentes cayeran.

El miedo y temor hizo que corriera lejos de los oficiales, pero en su huida, cayó en un charco de lodo, a la altura de Vicente Santa María y Solidaridad.

Foto: Adid Jiménez | El Sol de Morelia

Fue en ese momento cuando los agentes continuaron golpeándolo en el suelo, lo despojaron de su chamarra y camiseta, colocando sus botas sobre su cabeza mientras lo amenazaban con que "le iba a llover plomo".

Segundos después, escuchó como uno de los compañeros de quienes lo golpeaban les silbó y Miguel Ángel aprovechó la oportunidad para huir.

A varios días del incidente, Miguel Ángel habla con tranquilidad y asegura que mantendrá firmeza en sus acciones para encontrar justicia en su caso.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia

Señala que antes de realizar su denuncia ante la CEDH y Asuntos Internos del Estado, difundió lo sucedido a través de las redes sociales, donde recibió el apoyo tanto de conocidos como de personas que le expresaron su empatía.

Afirma que esta difusión previa lo benefició no solo en lo moral, si no fue clave para que las autoridades se enteraran del caso.

"Me sirvió mucho que la publicación se compartiera de esa manera, pues además de que me ayudó emocionalmente a saber que había gente apoyándome, también funcionó para que la CEDH se enterara del caso y lo siguiera de oficio incluso antes de que yo presentara la denuncia", comenta.

Con la frialdad que le brindó el tiempo, Miguel hace retrospectiva de lo sucedido y acepta que el primer sentimiento que lo invadió fue el coraje por ver cómo la autoridad policiaca abusaba de su poder.

Policías municipales | Foto: Iván Arias | El Sol de Morelia

Pero esto cambió drásticamente a miedo y terror cuando las amenazas que profirieron contra su vida y el peso de los pies de los policías golpeándolo se hacía más agresivo.

"Al principio estaba muy enojado porque me quitaron las cosas por las cuales me esfuerzo los que se supone me deben proteger, pero después de que me golpearon y me amenazaron sentí que iba a morir pues todavía de robarme se dieron el lujo de maltratarme. No sé si era en serio, me decían que me llevarían a dar una vuelta de la que ya no iba a regresar, que me lloverían balas y que de esa ya no salía", recuerda.

Miguel Ángel tiene claro que las agresiones que sufrió fuera del despojo de sus pertenencias fue lo que lo llevó a continuar con su lucha por la justicia presentando sus denuncias a las instancias correspondientes, con el deseo de que su caso sirva como referente para no guardar silencio ante el abuso de poder por parte de la policía.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia

Añade que no busca una venganza personal, sino que esperará que los organismos encargados sean los que definan la última palabra. Sin embargo, clama que a pesar de que estos agentes se encuentren culpables, no funcionará para resarcir la confianza de la sociedad en la policía.

"Por lo menos espero que estos elementos sean dados de baja de por vida, porque no es posible que sigan trabajando en la Seguridad Pública. Pero la verdad es que cualquier pena que les pongan no servirá para generar confianza en las personas, nadie confía en ellos", exclama.

Después del ataque que sufrió, Miguel realiza de manera normal sus actividades diarias, pero acepta que ver uniformados le provoca temor, reconociendo que existe un trauma causado por este evento.

"Ya ver a los policías me da miedo, me acuerdo de las cosas, y lo peor que nada cambia, siguen siendo delincuentes con permiso. Aunque si me causó un trauma no pienso quitar el dedo del renglón ni esconderme, quiero llevar el caso hasta que se encuentre la justicia".

Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex). - La noche del 31 de agosto fue fatídica para Miguel Ángel, puesto que en pocos minutos experimentó algo inédito en su vida: sintió el terror de morir a manos de la Policía Morelia.

En entrevista exclusiva, Miguel Ángel Hernández Sáenz cuenta cómo sucedió este agravio por parte de los policías el pasado martes, quienes atentaron contra su integridad física y moral, pisando su cabeza en el suelo, despojándolo de sus prendas y con amenazas de muerte.

La denuncia presentada ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) con folio 612 2021, informa que Miguel se dirigía sobre la Avenida Solidaridad a su departamento, cuando fue abordado por 3 elementos de la corporación policiaca municipal abordo de una camioneta patrulla.

Explica que los tres policías lo acusaron cada uno de cosas distintas: primero por presuntamente orinar en la vía pública, otro por asaltar y el último lo ubicaba por supuestamente robar casas. Ante las acusaciones, pidieron realizarle una revisión de rutina, a la cual no se negó.

Foto: Iván Villanueva | El Sol de Morelia

Aunque Miguel asegura que a pesar de que su trato con los policías fue de manera amigable y respetuosa, estos lo despojaron de su cartera que contenía 900 pesos en efectivo, así como tarjetas bancarias y credenciales.

Aunque ya tenían sus pertenencias, denuncia que los policías mencionaron que "con 900 no te salvas de Barandilla", por lo que pidieron su celular, el cual no entregó al ser su herramienta de trabajo.

Por esta negativa, Miguel Ángel afirma que uno de los elementos lo golpeó en la cara, lo que ocasionó que sus lentes cayeran.

El miedo y temor hizo que corriera lejos de los oficiales, pero en su huida, cayó en un charco de lodo, a la altura de Vicente Santa María y Solidaridad.

Foto: Adid Jiménez | El Sol de Morelia

Fue en ese momento cuando los agentes continuaron golpeándolo en el suelo, lo despojaron de su chamarra y camiseta, colocando sus botas sobre su cabeza mientras lo amenazaban con que "le iba a llover plomo".

Segundos después, escuchó como uno de los compañeros de quienes lo golpeaban les silbó y Miguel Ángel aprovechó la oportunidad para huir.

A varios días del incidente, Miguel Ángel habla con tranquilidad y asegura que mantendrá firmeza en sus acciones para encontrar justicia en su caso.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia

Señala que antes de realizar su denuncia ante la CEDH y Asuntos Internos del Estado, difundió lo sucedido a través de las redes sociales, donde recibió el apoyo tanto de conocidos como de personas que le expresaron su empatía.

Afirma que esta difusión previa lo benefició no solo en lo moral, si no fue clave para que las autoridades se enteraran del caso.

"Me sirvió mucho que la publicación se compartiera de esa manera, pues además de que me ayudó emocionalmente a saber que había gente apoyándome, también funcionó para que la CEDH se enterara del caso y lo siguiera de oficio incluso antes de que yo presentara la denuncia", comenta.

Con la frialdad que le brindó el tiempo, Miguel hace retrospectiva de lo sucedido y acepta que el primer sentimiento que lo invadió fue el coraje por ver cómo la autoridad policiaca abusaba de su poder.

Policías municipales | Foto: Iván Arias | El Sol de Morelia

Pero esto cambió drásticamente a miedo y terror cuando las amenazas que profirieron contra su vida y el peso de los pies de los policías golpeándolo se hacía más agresivo.

"Al principio estaba muy enojado porque me quitaron las cosas por las cuales me esfuerzo los que se supone me deben proteger, pero después de que me golpearon y me amenazaron sentí que iba a morir pues todavía de robarme se dieron el lujo de maltratarme. No sé si era en serio, me decían que me llevarían a dar una vuelta de la que ya no iba a regresar, que me lloverían balas y que de esa ya no salía", recuerda.

Miguel Ángel tiene claro que las agresiones que sufrió fuera del despojo de sus pertenencias fue lo que lo llevó a continuar con su lucha por la justicia presentando sus denuncias a las instancias correspondientes, con el deseo de que su caso sirva como referente para no guardar silencio ante el abuso de poder por parte de la policía.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia

Añade que no busca una venganza personal, sino que esperará que los organismos encargados sean los que definan la última palabra. Sin embargo, clama que a pesar de que estos agentes se encuentren culpables, no funcionará para resarcir la confianza de la sociedad en la policía.

"Por lo menos espero que estos elementos sean dados de baja de por vida, porque no es posible que sigan trabajando en la Seguridad Pública. Pero la verdad es que cualquier pena que les pongan no servirá para generar confianza en las personas, nadie confía en ellos", exclama.

Después del ataque que sufrió, Miguel realiza de manera normal sus actividades diarias, pero acepta que ver uniformados le provoca temor, reconociendo que existe un trauma causado por este evento.

"Ya ver a los policías me da miedo, me acuerdo de las cosas, y lo peor que nada cambia, siguen siendo delincuentes con permiso. Aunque si me causó un trauma no pienso quitar el dedo del renglón ni esconderme, quiero llevar el caso hasta que se encuentre la justicia".

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