/ sábado 13 de junio de 2020

Trabajo infantil, lejos de la erradicación

En Michoacán, el rango donde más niños se tienen trabajando es entre los 15 y 17 años con una tasa del 53.2%, seguido de los 10 a los 17 años con una tasa del 20.7%

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- De acuerdo a la Encuesta de Seguimiento de los Efectos del Covid-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos (ENCOVID-19), en la primera quincena de abril se estima que entre 5.2 y 8.1 millones de personas perdieron su empleo, fueron “descansadas” o no pudieron salir a buscar trabajo en el contexto de la pandemia.

Dichos datos, han puesto en alerta a la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), pues a decir de su presidente, Martín Pérez García, esto da cuenta del “terrible” escenario que se prevé para la economía nacional, donde se contempla el incremento del trabajo infantil.

Si en los últimos indicadores de 2017 en el Módulo de Trabajo Infantil del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) precisaban que en México se tenían a 3.2 millones de niños realizando alguna actividad económica de sobrevivencia, tras la pandemia las cifras se pueden disparar.

“Ya desde ahora hemos comenzado a observar actividad infantil en el espacio público, muchos de ellos no han logrado mantenerse en el sistema educativo porque sólo el 44 por ciento de los hogares en México tienen computadora, es decir que el 56 por ciento no tuvo la posibilidad de dar continuidad a la educación en línea y esto se traducirá en abandono escolar”.

Michoacán no se escapa de las cifras y si bien de 2015 a 2017 presentó una disminución del trabajo infantil, al pasar del séptimo al décimo lugar a nivel nacional con una tasa del 15.4%, la pandemia puede provocar que se supere el número actual de 124 mil 751 niños de hasta 17 años involucrados en alguna actividad económica.


Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia

Los datos proporcionados por INEGI, establecen que en Michoacán el rango donde más niños se tienen trabajando es entre los 15 y 17 años con una tasa del 53.2%, seguido de los 10 a los 17 años con una tasa del 20.7%.

“Tenemos que prepararnos para reducir el impacto de la pandemia y la presencia de trabajo infantil focalizado en aquellas familias que ya tenían antecedentes en este tema, voltear a ver las zonas más afectadas por pandemia, crear programas de transferencia económica, así como apoyo social y lograr que los niños se mantengan dentro del sistema educativo” expone el presidente de REDIM.

El 12 de junio de 2002, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó el “Día Mundial contra el Trabajo Infantil” para concientizar acerca de la magnitud de este problema y aunar esfuerzos para erradicar esta realidad.

En el marco de esta conmemoración, la OIT en coordinación con la UNICEF prevén que la crisis por Covid-19 puede “empujar a millones de niños vulnerables al trabajo infantil. Se estima que ya hay en el mundo 152 millones de niños en situación de trabajo infantil, de los cuales 72 millones realizan trabajos peligrosos”.

Para Martín Pérez García, se tiene una relación muy marcada y directa entre pobreza, bajos salarios y trabajo infantil. De esta realidad, expone que no es sorprendente que 8 de cada 10 niños trabajen en pequeños talleres, el sector de la agroindustria y servicios, y que la mitad de ellos no reciban un ingreso fijo por su labor.

“De tal suerte que las mejores políticas que tenemos en la actualidad son las que logran reducir la presencia de niños en actividades económicas, esto a través del acompañamiento a familias sin criminalizarlas, donde se intenta mantener a los menores en el sistema educativo y se les da seguimiento para que se beneficien de los programas sociales”.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia


Buenas intenciones

Durante 2019, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Michoacán atendió a un total de 5 mil 874 niños y adolescentes que se encuentran trabajando o en riesgo de hacerlo; para el primer trimestre de este año, la cifra ya es de 4 mil 718.

La responsable de la temática de prevención y atención de trabajo infantil en el departamento de jóvenes y niños en riesgo del Sistema DIF Michoacán, Alicia Munguía, explicó a El Sol de Morelia que la labor de combate a esta problemática también radica en enfrentarse a ideologías, cultura y educación que están arraigadas en las familias.

Hay gente que piensa que si su hijo no trabaja desde pequeño no va poder salir adelante en la vida adulta. Es una tarea de todos, de repente normalizamos ver al niño en la calle y es una chamba que nos involucra a los actores de los niveles de gobierno, empleadores y padres de familia, el no dejarlos de mirar y entender que no tendrían que estar trabajando

Esta idea es secundada por Martín Pérez García, quien argumenta que sobre todo en el mundo rural es algo normal aprender los saberes a través del trabajo infantil, lo que considera no es negativo; sin embargo, señala que el problema se presenta cuando las condiciones superan la capacidad física de los niños, que además no tienen supervisión de su familia y la comunidad, por lo que colocan en riesgo sus derechos.

Por su parte, la funcionaria estatal detalla que efectivamente no todo el trabajo infantil se centra en las zonas urbanas, sino que una buena parte se encuentra en la agricultura, la artesanía y la pesca, “además de que tenemos otro rubro donde se ven inmersos que es la producción de bienes y servicios, todo lo que es el comercio informal, ver niños en los cruceros o de boleros”.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia


Pero la diversidad del trabajo infantil no termina ahí, pues Alicia Munguía refiere que hay una medición que se pierde en las estadísticas: la labor doméstica. En este sentido, REDIM evidencia el machismo como otro mal social que va de la mano con esta función, pues de acuerdo a sus indicadores, 8 de cada 10 personas que realizan este trabajo desde niños son mujeres.

Como parte de las políticas que se aplican en el DIF Michoacán en busca de la disminución del trabajo infantil, la responsable de dicha área informa que cuentan con 12 centros de desarrollo y participación para niños y adolescentes en esta situación.

“Lo que se busca es la prevención, pero para quienes ya trabajan, nos acercamos a sus familias con un paquete básico de bienestar, donde el niño recibe apoyo alimentario, atención psicológica y todo aquello que fortalezca a las familias para desalentar que los menores de edad continúen en el trabajo”.

Asimismo, subraya que una de las principales líneas de acción es promover que los niños no abandonen el sistema escolar; por ello, puntualiza que han estado trabajando con un programa de becas que se les entrega personalmente y que tienen el objetivo de apoyar para insumos escolares.

Sobre los resultados o los casos de éxito, Alicia Munguía expone que éstos se pueden apreciar de manera gradual, cuando se percatan de que los niños han disminuido sus horas laborales y las han sustituido por el estudio o bien, los padres de familia comienzan a impedir que sus hijos hagan del trabajo una actividad a la que se dedican al 100 por ciento.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia

Los más desprotegidos en materia laboral

Para el especialista en Seguridad Social y Derecho del Trabajo, Juan Carlos Madrigal Martínez, seguirá siendo complicado que en Michoacán y en general a nivel nacional, se legisle para que se acabe con el trabajo infantil.

Aunque se trata de una cruda realidad, expone que un trabajador promedio gana aproximadamente 126 pesos al día, salario que resulta insuficiente para sostener a una familia de cuatro o cinco personas, por lo que los menores se ven obligados a trabajar y aportar ingresos al hogar.

“Por otro lado está comprobado estadísticamente con un estudio que una persona que se dedica a limpiar parabrisas llega a ganar 120 pesos en un buen día de tres horas, si comparas eso con las ocho horas de trabajo, entiendes mucho del por qué los menores de edad eligen esta actividad”.

Si bien la Ley Federal del Trabajo prohíbe el trabajo infantil, así como los convenios internacionales con la OIT, aclara que las actividades que realizan los menores en los cruceros, plazas públicas, el campo, entre otras, no son funciones entendidas como una relación laboral que marca el artículo 20 de dicha ley.


Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia

“Lo que hacen ellos es más bien una ocupación, es un asistencialismo cuando nosotros les damos una moneda, pues en estos casos no hay un patrón y no existe un salario, entonces hay que recordar que para que se pueda dar una relación laboral se ocupan de tres factores: patrón, un trabajador y una subordinación de ambas partes”.

Respecto a los menores que trabajan en empresas como los supermercados, Madrigal Martínez refiere que la Ley Federal del Trabajo hace una excepción cuando se cumplen con ciertos requisitos, como el hecho de que los padres autoricen que su hijo cumpla funciones laborales.

No obstante, aunque en teoría se encuentran dentro de la legalidad, el especialista advierte que son los menores de edad los que precisamente se encuentran más desprotegidos en derechos laborales, ya que no pueden acceder al sistema de seguridad social.

Un menor no puede abrir una cuenta, el sistema del seguro social de inmediato lo rechaza por su edad. Tampoco hay congruencia entre las leyes que deben proteger a los menores, pues mientras la Ley Federal del Trabajo cede, la Ley de Seguridad Social los bloquea y el esquema bancario no permite darlos de alta

En este tenor y a sabiendas de que por ahora es visiblemente lejano erradicar el trabajo infantil, Juan Carlos Madrigal asevera que la apuesta tiene que ser por modificar la Ley del Seguro Social, así como hacer valer los convenios internacionales que se tienen en la materia.

Respecto a los niños que se encuentran trabajando en la calle, lamentó que es un esquema que todos los gobiernos en turno y de cualquier nivel han dejado de lado, ya que argumentó que prefieren verlos en ese tipo de ocupaciones y solamente realizar una asistencia social.

Si bien se han tenido intentos con diferentes programas, criticó que estas políticas públicas son temporales y nadie se ha preocupado por fijarlas como una obligación al 100 por ciento, donde la gestión y distribución de bonos tengan como único objetivo que el menor deje de estar inmerso en esa situación.

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- De acuerdo a la Encuesta de Seguimiento de los Efectos del Covid-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos (ENCOVID-19), en la primera quincena de abril se estima que entre 5.2 y 8.1 millones de personas perdieron su empleo, fueron “descansadas” o no pudieron salir a buscar trabajo en el contexto de la pandemia.

Dichos datos, han puesto en alerta a la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), pues a decir de su presidente, Martín Pérez García, esto da cuenta del “terrible” escenario que se prevé para la economía nacional, donde se contempla el incremento del trabajo infantil.

Si en los últimos indicadores de 2017 en el Módulo de Trabajo Infantil del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) precisaban que en México se tenían a 3.2 millones de niños realizando alguna actividad económica de sobrevivencia, tras la pandemia las cifras se pueden disparar.

“Ya desde ahora hemos comenzado a observar actividad infantil en el espacio público, muchos de ellos no han logrado mantenerse en el sistema educativo porque sólo el 44 por ciento de los hogares en México tienen computadora, es decir que el 56 por ciento no tuvo la posibilidad de dar continuidad a la educación en línea y esto se traducirá en abandono escolar”.

Michoacán no se escapa de las cifras y si bien de 2015 a 2017 presentó una disminución del trabajo infantil, al pasar del séptimo al décimo lugar a nivel nacional con una tasa del 15.4%, la pandemia puede provocar que se supere el número actual de 124 mil 751 niños de hasta 17 años involucrados en alguna actividad económica.


Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia

Los datos proporcionados por INEGI, establecen que en Michoacán el rango donde más niños se tienen trabajando es entre los 15 y 17 años con una tasa del 53.2%, seguido de los 10 a los 17 años con una tasa del 20.7%.

“Tenemos que prepararnos para reducir el impacto de la pandemia y la presencia de trabajo infantil focalizado en aquellas familias que ya tenían antecedentes en este tema, voltear a ver las zonas más afectadas por pandemia, crear programas de transferencia económica, así como apoyo social y lograr que los niños se mantengan dentro del sistema educativo” expone el presidente de REDIM.

El 12 de junio de 2002, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó el “Día Mundial contra el Trabajo Infantil” para concientizar acerca de la magnitud de este problema y aunar esfuerzos para erradicar esta realidad.

En el marco de esta conmemoración, la OIT en coordinación con la UNICEF prevén que la crisis por Covid-19 puede “empujar a millones de niños vulnerables al trabajo infantil. Se estima que ya hay en el mundo 152 millones de niños en situación de trabajo infantil, de los cuales 72 millones realizan trabajos peligrosos”.

Para Martín Pérez García, se tiene una relación muy marcada y directa entre pobreza, bajos salarios y trabajo infantil. De esta realidad, expone que no es sorprendente que 8 de cada 10 niños trabajen en pequeños talleres, el sector de la agroindustria y servicios, y que la mitad de ellos no reciban un ingreso fijo por su labor.

“De tal suerte que las mejores políticas que tenemos en la actualidad son las que logran reducir la presencia de niños en actividades económicas, esto a través del acompañamiento a familias sin criminalizarlas, donde se intenta mantener a los menores en el sistema educativo y se les da seguimiento para que se beneficien de los programas sociales”.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia


Buenas intenciones

Durante 2019, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Michoacán atendió a un total de 5 mil 874 niños y adolescentes que se encuentran trabajando o en riesgo de hacerlo; para el primer trimestre de este año, la cifra ya es de 4 mil 718.

La responsable de la temática de prevención y atención de trabajo infantil en el departamento de jóvenes y niños en riesgo del Sistema DIF Michoacán, Alicia Munguía, explicó a El Sol de Morelia que la labor de combate a esta problemática también radica en enfrentarse a ideologías, cultura y educación que están arraigadas en las familias.

Hay gente que piensa que si su hijo no trabaja desde pequeño no va poder salir adelante en la vida adulta. Es una tarea de todos, de repente normalizamos ver al niño en la calle y es una chamba que nos involucra a los actores de los niveles de gobierno, empleadores y padres de familia, el no dejarlos de mirar y entender que no tendrían que estar trabajando

Esta idea es secundada por Martín Pérez García, quien argumenta que sobre todo en el mundo rural es algo normal aprender los saberes a través del trabajo infantil, lo que considera no es negativo; sin embargo, señala que el problema se presenta cuando las condiciones superan la capacidad física de los niños, que además no tienen supervisión de su familia y la comunidad, por lo que colocan en riesgo sus derechos.

Por su parte, la funcionaria estatal detalla que efectivamente no todo el trabajo infantil se centra en las zonas urbanas, sino que una buena parte se encuentra en la agricultura, la artesanía y la pesca, “además de que tenemos otro rubro donde se ven inmersos que es la producción de bienes y servicios, todo lo que es el comercio informal, ver niños en los cruceros o de boleros”.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia


Pero la diversidad del trabajo infantil no termina ahí, pues Alicia Munguía refiere que hay una medición que se pierde en las estadísticas: la labor doméstica. En este sentido, REDIM evidencia el machismo como otro mal social que va de la mano con esta función, pues de acuerdo a sus indicadores, 8 de cada 10 personas que realizan este trabajo desde niños son mujeres.

Como parte de las políticas que se aplican en el DIF Michoacán en busca de la disminución del trabajo infantil, la responsable de dicha área informa que cuentan con 12 centros de desarrollo y participación para niños y adolescentes en esta situación.

“Lo que se busca es la prevención, pero para quienes ya trabajan, nos acercamos a sus familias con un paquete básico de bienestar, donde el niño recibe apoyo alimentario, atención psicológica y todo aquello que fortalezca a las familias para desalentar que los menores de edad continúen en el trabajo”.

Asimismo, subraya que una de las principales líneas de acción es promover que los niños no abandonen el sistema escolar; por ello, puntualiza que han estado trabajando con un programa de becas que se les entrega personalmente y que tienen el objetivo de apoyar para insumos escolares.

Sobre los resultados o los casos de éxito, Alicia Munguía expone que éstos se pueden apreciar de manera gradual, cuando se percatan de que los niños han disminuido sus horas laborales y las han sustituido por el estudio o bien, los padres de familia comienzan a impedir que sus hijos hagan del trabajo una actividad a la que se dedican al 100 por ciento.

Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia

Los más desprotegidos en materia laboral

Para el especialista en Seguridad Social y Derecho del Trabajo, Juan Carlos Madrigal Martínez, seguirá siendo complicado que en Michoacán y en general a nivel nacional, se legisle para que se acabe con el trabajo infantil.

Aunque se trata de una cruda realidad, expone que un trabajador promedio gana aproximadamente 126 pesos al día, salario que resulta insuficiente para sostener a una familia de cuatro o cinco personas, por lo que los menores se ven obligados a trabajar y aportar ingresos al hogar.

“Por otro lado está comprobado estadísticamente con un estudio que una persona que se dedica a limpiar parabrisas llega a ganar 120 pesos en un buen día de tres horas, si comparas eso con las ocho horas de trabajo, entiendes mucho del por qué los menores de edad eligen esta actividad”.

Si bien la Ley Federal del Trabajo prohíbe el trabajo infantil, así como los convenios internacionales con la OIT, aclara que las actividades que realizan los menores en los cruceros, plazas públicas, el campo, entre otras, no son funciones entendidas como una relación laboral que marca el artículo 20 de dicha ley.


Foto: Fernando Maldonado | El Sol de Morelia

“Lo que hacen ellos es más bien una ocupación, es un asistencialismo cuando nosotros les damos una moneda, pues en estos casos no hay un patrón y no existe un salario, entonces hay que recordar que para que se pueda dar una relación laboral se ocupan de tres factores: patrón, un trabajador y una subordinación de ambas partes”.

Respecto a los menores que trabajan en empresas como los supermercados, Madrigal Martínez refiere que la Ley Federal del Trabajo hace una excepción cuando se cumplen con ciertos requisitos, como el hecho de que los padres autoricen que su hijo cumpla funciones laborales.

No obstante, aunque en teoría se encuentran dentro de la legalidad, el especialista advierte que son los menores de edad los que precisamente se encuentran más desprotegidos en derechos laborales, ya que no pueden acceder al sistema de seguridad social.

Un menor no puede abrir una cuenta, el sistema del seguro social de inmediato lo rechaza por su edad. Tampoco hay congruencia entre las leyes que deben proteger a los menores, pues mientras la Ley Federal del Trabajo cede, la Ley de Seguridad Social los bloquea y el esquema bancario no permite darlos de alta

En este tenor y a sabiendas de que por ahora es visiblemente lejano erradicar el trabajo infantil, Juan Carlos Madrigal asevera que la apuesta tiene que ser por modificar la Ley del Seguro Social, así como hacer valer los convenios internacionales que se tienen en la materia.

Respecto a los niños que se encuentran trabajando en la calle, lamentó que es un esquema que todos los gobiernos en turno y de cualquier nivel han dejado de lado, ya que argumentó que prefieren verlos en ese tipo de ocupaciones y solamente realizar una asistencia social.

Si bien se han tenido intentos con diferentes programas, criticó que estas políticas públicas son temporales y nadie se ha preocupado por fijarlas como una obligación al 100 por ciento, donde la gestión y distribución de bonos tengan como único objetivo que el menor deje de estar inmerso en esa situación.

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