/ martes 14 de marzo de 2023

De lo aplaudible de AMLO, la 4T y el fentanilo.

Es oportuno que los partidos políticos no afines a la 4T, cierren filas a favor de temas como el que aquí se describe y en lo que Amlo y la 4T trabajan en la prevención de no consumo, pues incluso de meses atrás a la fecha, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dicho que uno de los temas que más ha preocupado al gobierno estadounidense: es el flujo de fentanilo desde territorio mexicano.

Estados Unidos considera el consumo de fentanilo como una epidemia debido al alto número de muertes por sobredosis que ha causado. Además, señala a los cárteles mexicanos de la droga, principalmente el Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa, como los principales responsables de introducir el opioide a su país, en colusión con redes de tráfico chinas.

Se indica que el mercado de drogas ilícitas en Estados Unidos tiene un valor de 150,000 millones de dólares, mientras que a nivel global alcanza hasta los 652,000 millones de dólares, según Global Financial Integrity.

Incluso el senador del Partido Demócrata Sheldon Whitehouse, presidente del Caucus del Senado sobre Control Internacional de Narcóticos, apunta que si el mercado de drogas ilícitas fuera un Producto Interno Bruto (PIB) nacional, sería el número 22 del mundo, por delante de países como Suecia, Polonia y Bélgica.

El mercado de drogas ilícitas es competitivo en valor para Microsoft y Amazon. Y supera los ingresos de marcas bien establecidas como Facebook, Disney, McDonald’s e incluso Google, por lo que se estima que los cárteles delictivos van en serio.

Cabe decir que, el comercio de drogas ilícitas ha ido evolucionando desde narcóticos de vegetal, como la cocaína, la heroína y la marihuana, hasta potentes sustancias sintéticas, como el fentanilo y la metanfetamina.

Ahora bien, desde la década de 1980, la guerra contra las drogas de Estados Unidos se centró en contrarrestar el tráfico de cocaína que hizo que los cárteles de Colombia y México fueran inmensamente ricos y poderosos. Durante la última década, el consumo de drogas en Estados Unidos cambió significativamente de la cocaína a los opioides y la metanfetamina.

El consumo de drogas en ciudadanos norteamericanos es alarmante con 104,288 de personas que murieron por sobredosis de drogas en el periodo de 12 meses que finalizó en septiembre de 2021, según los Centros para Control y Prevención de Enfermedades de aquel país.

Estados Unidos ha vivido diferentes olas de consumo de opioides. La primera ocurrió en la década de 1990 y comenzó con un aumento en la prescripción de opioides, inclusive algunas compañías farmacéuticas fueron señaladas de contribuir con el consumo de opioides recetados.

La segunda ola, comenzó en 2010, con un rápido aumento en las muertes por sobredosis de heroína procedente de México. La tercera ola comenzó en 2013, con aumentos significativos en las muertes por sobredosis de opioides sintéticos, en particular aquellas relacionadas con fentanilo fabricado ilícitamente. El mercado de fentanilo continúa creciendo y se puede encontrar en combinación con heroína, píldoras falsificadas y cocaína, y la mayor parte del fentanilo proviene de China y México.

Los cárteles de la droga de México evolucionaron del tráfico de cocaína, heroína y marihuana al envío de potentes sustancias sintéticas como el fentanilo y la metanfetamina debido a las lucrativas ganancias y al estrechamiento de sus relaciones con bandas criminales de China, país de origen del fentanilo, el opioide que ha tenido un lugar relevante en la agenda de Biden en México.

En datos duros, un kilogramo de fentanilo puede producir un millón de píldoras falsificadas con un contenido de un miligramo de fentanilo; 750,000 píldoras con 1.5 miligramos o 500,000 píldoras con 2 miligramos, considerada ya una dosis letal.

Actualmente en Houston, Texas, se puede comprar un kilogramo de fentanilo por un precio promedio de 25,000 a 30,000 dólares. Este mismo kilogramo de fentanilo en Culiacán (México) se podría comprar a un precio promedio de 13,500 dólares. Actualmente, el precio de una pastilla de fentanilo en Houston oscila entre 6 y 65 dólares. Por lo tanto, una inversión ilícita de 30,000 dólares o menos podría resultar en un retorno de 6 a 32.5 millones de dólares.

Los cárteles se han dado cuenta de los altos márgenes de ganancias y la disponibilidad constante para la producción de fentanilo. Eso se ha reflejado en que desde 2018 han ido en incremento, año con año, las tasas de incautación de polvo de fentanilo y píldoras falsas que contienen fentanilo en Estados Unidos.

El gobierno de (USA), atribuye el crecimiento del Cártel de Sinaloa y del Cártel de Jalisco Nueva Generación a que ambas organizaciones se están convirtiendo en los mayores productores y distribuidores de metanfetamina y fentanilo en México, la mayor concentración de laboratorios de metanfetamina y fentanilo en México se encuentran en Culiacán y Tamazula.

La historia del tráfico de fentanilo desde México hacia Estados Unidos no sería posible a tal escala sin China. Los cárteles mexicanos han aumentado estratégicamente sus relaciones con intermediarios de precursores químicos y empresas químicas en China e India para la obtención de insumos para fabricar fentanilo en laboratorios dentro de México.

Estados Unidos ha identificado a ciudadanos chinos trabajando en Culiacán con el Cártel de Sinaloa para ayudarlos en sus laboratorios ilegales. Y fue precisamente a unos kilómetros de Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, donde el Ejército mexicano capturó a Ovidio Guzmán López, hijo del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán. Estados Unidos señala a Ovidio como uno de los principales traficantes de cocaína, metanfetaminas y marihuana a su país.

Como parte de su relación con actores chines, los cárteles mexicanos también han empezado a a mover las ganancias de las drogas al sistema bancario chino.

Pues el mover el dinero en esta dirección también funciona para otros fines, como la compra de precursores químicos y bienes de consumo comerciales fabricados en China y, por lo tanto, para lavar y legitimar los fondos del cartel a través del sistema bancario de China, señalan especialistas.

En muchos casos son ciudadanos chinos quienes se reúnen con miembros de los cárteles mexicanos en territorio estadounidense para recoger grandes cantidades de dinero proveniente de la venta de drogas para que sea blanqueado.

Las fuerzas del orden público de Estados Unidos también han experimentado un aumento en el número de hombres asiáticos que transportan grandes cantidades de moneda estadounidense en camiones con remolque a áreas en el norte de California y otras áreas a lo largo de la frontera suroeste.

El fentanilo es un potente opioide sintético que produce efectos como la relajación, la euforia y el alivio del dolor similar al de la morfina, la oxicodona, la metadona y la heroína, pero es unas 50 veces más potente.

Se puede usar legalmente con receta médica, pero el fentanilo ilícito se introduce de contrabando en los Estados Unidos principalmente en forma de polvo o píldoras falsificadas que pueden ser mortales en dosis muy pequeñas de tan solo 0.25 miligramos.

Al igual que la morfina, por lo general se receta a pacientes con dolores intensos, especialmente después de una operación quirúrgica. A veces también se usa para tratar a pacientes con dolor crónico y presentan tolerancia física a otros opioides.

En la actualidad, los opioides sintéticos –incluido el fentanilo– son las drogas más comúnmente asociadas con las muertes por sobredosis en Estados Unidos. En 2017, el fentanilo fue parte de 59.8% de las muertes relacionadas con opioides, comparada con el 14.3% en 2010.

Cuando lo receta un médico, el fentanilo se puede administrar en forma inyectable, en forma de un parche que se coloca sobre la piel o en forma de pastillas que el paciente disuelve en la boca.

El fentanilo que se consume ilegalmente y que está asociado con más frecuencia con las sobredosis recientes se fabrica en laboratorios. Este fentanilo sintético se vende ilegalmente en forma de polvo, vertido en gotas sobre papel secante, en envases de gotas para los ojos o rociadores nasales o en pastillas parecidas a las de otros opioides recetados.

Algunos traficantes mezclan el fentanilo con otras drogas como heroína, cocaína, metanfetamina y MDMA. Lo hacen porque una cantidad muy pequeña de fentanilo causa un fuerte efecto, lo que lo convierte en una opción más económica. Esto es especialmente riesgoso cuando las personas que consumen drogas no saben que la sustancia que están consumiendo puede contener fentanilo como un agregado de poco costo, pero peligroso según lo alerta y fundamenta NIH.

Al igual que la heroína, la morfina y otras drogas opioides, el fentanilo actúa uniéndose a los receptores opioides que se encuentran en áreas del cerebro que controlan el dolor y las emociones. Después de consumir opioides muchas veces, el cerebro se adapta a la droga y su sensibilidad disminuye, lo que hace que resulte difícil sentir placer con otra cosa que no sea la droga. Cuando una persona se vuelve adicta, la búsqueda y el consumo de la droga se apoderan de su vida.

Los efectos del fentanilo incluyen felicidad extrema, aletargamiento, náuseas, confusión, estreñimiento, sedación, problemas para respirar, pérdida del conocimiento.

Cuando se produce una sobredosis de fentanilo, la respiración se puede hacer muy lenta o detenerse por completo. Esto puede reducir la cantidad de oxígeno que llega al cerebro, lo que se conoce como hipoxia, lo cual puede llevar a un estado de coma y causar daños permanentes en el cerebro o bien, la muerte.

Por eso es aplaudible que Amlo, haga el esfuerzo por prevenir a las juventudes mexicanas de dicho riesgos ante el consumo y se apoye en las áreas educativas.

Con el anhelo de ser leído por ustedes, dejo hasta aquí mis líneas de análisis.


Licenciado en Derecho por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), Maestro en Docencia en Ciencias Sociales por el Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación (IMCED) y Doctor en Derecho por el Instituto de Formación e Investigaciones Jurídicas de Michoacán y la Universidad de Guanajuato. email: hugolex@yahoo.com.mx

Es oportuno que los partidos políticos no afines a la 4T, cierren filas a favor de temas como el que aquí se describe y en lo que Amlo y la 4T trabajan en la prevención de no consumo, pues incluso de meses atrás a la fecha, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dicho que uno de los temas que más ha preocupado al gobierno estadounidense: es el flujo de fentanilo desde territorio mexicano.

Estados Unidos considera el consumo de fentanilo como una epidemia debido al alto número de muertes por sobredosis que ha causado. Además, señala a los cárteles mexicanos de la droga, principalmente el Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa, como los principales responsables de introducir el opioide a su país, en colusión con redes de tráfico chinas.

Se indica que el mercado de drogas ilícitas en Estados Unidos tiene un valor de 150,000 millones de dólares, mientras que a nivel global alcanza hasta los 652,000 millones de dólares, según Global Financial Integrity.

Incluso el senador del Partido Demócrata Sheldon Whitehouse, presidente del Caucus del Senado sobre Control Internacional de Narcóticos, apunta que si el mercado de drogas ilícitas fuera un Producto Interno Bruto (PIB) nacional, sería el número 22 del mundo, por delante de países como Suecia, Polonia y Bélgica.

El mercado de drogas ilícitas es competitivo en valor para Microsoft y Amazon. Y supera los ingresos de marcas bien establecidas como Facebook, Disney, McDonald’s e incluso Google, por lo que se estima que los cárteles delictivos van en serio.

Cabe decir que, el comercio de drogas ilícitas ha ido evolucionando desde narcóticos de vegetal, como la cocaína, la heroína y la marihuana, hasta potentes sustancias sintéticas, como el fentanilo y la metanfetamina.

Ahora bien, desde la década de 1980, la guerra contra las drogas de Estados Unidos se centró en contrarrestar el tráfico de cocaína que hizo que los cárteles de Colombia y México fueran inmensamente ricos y poderosos. Durante la última década, el consumo de drogas en Estados Unidos cambió significativamente de la cocaína a los opioides y la metanfetamina.

El consumo de drogas en ciudadanos norteamericanos es alarmante con 104,288 de personas que murieron por sobredosis de drogas en el periodo de 12 meses que finalizó en septiembre de 2021, según los Centros para Control y Prevención de Enfermedades de aquel país.

Estados Unidos ha vivido diferentes olas de consumo de opioides. La primera ocurrió en la década de 1990 y comenzó con un aumento en la prescripción de opioides, inclusive algunas compañías farmacéuticas fueron señaladas de contribuir con el consumo de opioides recetados.

La segunda ola, comenzó en 2010, con un rápido aumento en las muertes por sobredosis de heroína procedente de México. La tercera ola comenzó en 2013, con aumentos significativos en las muertes por sobredosis de opioides sintéticos, en particular aquellas relacionadas con fentanilo fabricado ilícitamente. El mercado de fentanilo continúa creciendo y se puede encontrar en combinación con heroína, píldoras falsificadas y cocaína, y la mayor parte del fentanilo proviene de China y México.

Los cárteles de la droga de México evolucionaron del tráfico de cocaína, heroína y marihuana al envío de potentes sustancias sintéticas como el fentanilo y la metanfetamina debido a las lucrativas ganancias y al estrechamiento de sus relaciones con bandas criminales de China, país de origen del fentanilo, el opioide que ha tenido un lugar relevante en la agenda de Biden en México.

En datos duros, un kilogramo de fentanilo puede producir un millón de píldoras falsificadas con un contenido de un miligramo de fentanilo; 750,000 píldoras con 1.5 miligramos o 500,000 píldoras con 2 miligramos, considerada ya una dosis letal.

Actualmente en Houston, Texas, se puede comprar un kilogramo de fentanilo por un precio promedio de 25,000 a 30,000 dólares. Este mismo kilogramo de fentanilo en Culiacán (México) se podría comprar a un precio promedio de 13,500 dólares. Actualmente, el precio de una pastilla de fentanilo en Houston oscila entre 6 y 65 dólares. Por lo tanto, una inversión ilícita de 30,000 dólares o menos podría resultar en un retorno de 6 a 32.5 millones de dólares.

Los cárteles se han dado cuenta de los altos márgenes de ganancias y la disponibilidad constante para la producción de fentanilo. Eso se ha reflejado en que desde 2018 han ido en incremento, año con año, las tasas de incautación de polvo de fentanilo y píldoras falsas que contienen fentanilo en Estados Unidos.

El gobierno de (USA), atribuye el crecimiento del Cártel de Sinaloa y del Cártel de Jalisco Nueva Generación a que ambas organizaciones se están convirtiendo en los mayores productores y distribuidores de metanfetamina y fentanilo en México, la mayor concentración de laboratorios de metanfetamina y fentanilo en México se encuentran en Culiacán y Tamazula.

La historia del tráfico de fentanilo desde México hacia Estados Unidos no sería posible a tal escala sin China. Los cárteles mexicanos han aumentado estratégicamente sus relaciones con intermediarios de precursores químicos y empresas químicas en China e India para la obtención de insumos para fabricar fentanilo en laboratorios dentro de México.

Estados Unidos ha identificado a ciudadanos chinos trabajando en Culiacán con el Cártel de Sinaloa para ayudarlos en sus laboratorios ilegales. Y fue precisamente a unos kilómetros de Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, donde el Ejército mexicano capturó a Ovidio Guzmán López, hijo del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán. Estados Unidos señala a Ovidio como uno de los principales traficantes de cocaína, metanfetaminas y marihuana a su país.

Como parte de su relación con actores chines, los cárteles mexicanos también han empezado a a mover las ganancias de las drogas al sistema bancario chino.

Pues el mover el dinero en esta dirección también funciona para otros fines, como la compra de precursores químicos y bienes de consumo comerciales fabricados en China y, por lo tanto, para lavar y legitimar los fondos del cartel a través del sistema bancario de China, señalan especialistas.

En muchos casos son ciudadanos chinos quienes se reúnen con miembros de los cárteles mexicanos en territorio estadounidense para recoger grandes cantidades de dinero proveniente de la venta de drogas para que sea blanqueado.

Las fuerzas del orden público de Estados Unidos también han experimentado un aumento en el número de hombres asiáticos que transportan grandes cantidades de moneda estadounidense en camiones con remolque a áreas en el norte de California y otras áreas a lo largo de la frontera suroeste.

El fentanilo es un potente opioide sintético que produce efectos como la relajación, la euforia y el alivio del dolor similar al de la morfina, la oxicodona, la metadona y la heroína, pero es unas 50 veces más potente.

Se puede usar legalmente con receta médica, pero el fentanilo ilícito se introduce de contrabando en los Estados Unidos principalmente en forma de polvo o píldoras falsificadas que pueden ser mortales en dosis muy pequeñas de tan solo 0.25 miligramos.

Al igual que la morfina, por lo general se receta a pacientes con dolores intensos, especialmente después de una operación quirúrgica. A veces también se usa para tratar a pacientes con dolor crónico y presentan tolerancia física a otros opioides.

En la actualidad, los opioides sintéticos –incluido el fentanilo– son las drogas más comúnmente asociadas con las muertes por sobredosis en Estados Unidos. En 2017, el fentanilo fue parte de 59.8% de las muertes relacionadas con opioides, comparada con el 14.3% en 2010.

Cuando lo receta un médico, el fentanilo se puede administrar en forma inyectable, en forma de un parche que se coloca sobre la piel o en forma de pastillas que el paciente disuelve en la boca.

El fentanilo que se consume ilegalmente y que está asociado con más frecuencia con las sobredosis recientes se fabrica en laboratorios. Este fentanilo sintético se vende ilegalmente en forma de polvo, vertido en gotas sobre papel secante, en envases de gotas para los ojos o rociadores nasales o en pastillas parecidas a las de otros opioides recetados.

Algunos traficantes mezclan el fentanilo con otras drogas como heroína, cocaína, metanfetamina y MDMA. Lo hacen porque una cantidad muy pequeña de fentanilo causa un fuerte efecto, lo que lo convierte en una opción más económica. Esto es especialmente riesgoso cuando las personas que consumen drogas no saben que la sustancia que están consumiendo puede contener fentanilo como un agregado de poco costo, pero peligroso según lo alerta y fundamenta NIH.

Al igual que la heroína, la morfina y otras drogas opioides, el fentanilo actúa uniéndose a los receptores opioides que se encuentran en áreas del cerebro que controlan el dolor y las emociones. Después de consumir opioides muchas veces, el cerebro se adapta a la droga y su sensibilidad disminuye, lo que hace que resulte difícil sentir placer con otra cosa que no sea la droga. Cuando una persona se vuelve adicta, la búsqueda y el consumo de la droga se apoderan de su vida.

Los efectos del fentanilo incluyen felicidad extrema, aletargamiento, náuseas, confusión, estreñimiento, sedación, problemas para respirar, pérdida del conocimiento.

Cuando se produce una sobredosis de fentanilo, la respiración se puede hacer muy lenta o detenerse por completo. Esto puede reducir la cantidad de oxígeno que llega al cerebro, lo que se conoce como hipoxia, lo cual puede llevar a un estado de coma y causar daños permanentes en el cerebro o bien, la muerte.

Por eso es aplaudible que Amlo, haga el esfuerzo por prevenir a las juventudes mexicanas de dicho riesgos ante el consumo y se apoye en las áreas educativas.

Con el anhelo de ser leído por ustedes, dejo hasta aquí mis líneas de análisis.


Licenciado en Derecho por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), Maestro en Docencia en Ciencias Sociales por el Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación (IMCED) y Doctor en Derecho por el Instituto de Formación e Investigaciones Jurídicas de Michoacán y la Universidad de Guanajuato. email: hugolex@yahoo.com.mx