/ martes 19 de diciembre de 2023

De revictimizar a criminalizar a las víctimas

En México son los jóvenes las principales víctimas de la epidemia de la violencia homicida, los homicidios dolosos es la principal causa de muerte entre la población de 15 a 44 años (INEGI,2023); a ellos el presidente Obrador los criminaliza cuando según su hipótesis del caso de los estudiantes asesinados en Guanajuato, fue por el consumo de drogas, tratando a las víctimas como si fueran responsables de su propia victimización, culpandolas cuando esté país es una enormne fosa y tiene una herida abierta muy dolorosa de cientos de miles de víctimas de asesinatos y desaparecidos; sin embargo en México es muy común que las víctimas sean sometidas a un escrutinio y una desconfianza por parte de la sociedad, de los medios de comunicación y las propias autoridades encargadas de hacer cumplir la ley. En lugar de recibir apoyo y comprensión, las víctimas suelen enfrentarse al cuestionamiento de su integridad.

A las mujeres víctimas recurrentemente se les cuestiona desde su forma de vestir hasta el lugar y la hora donde fue víctima, es decir se les estigma creando un constructo social que las marca negativamnete por el sólo heho de ser mujer.

La criminalización de las víctimas, implica tratar a las personas que han sufrido daño como si fueran ellas mismas responsables de su situación. Esto puede ocurrir cuando se estigmatiza a las víctimas o se les culpa por lo que les sucedió, en lugar de centrarse en los perpetradores reales o las circunstancias que llevaron al daño.

La criminalización de las víctimas, inhibe la denuncia, cuando las víctimas temen ser criminalizadas o estigmatizadas, es menos probable que denuncien los delitos o busquen ayuda, lo que perpetúa la impunidad de los agresores.

Así mismo, en casos de violencia sexual, culpar a la víctima contribuye a la cultura de la violación y perpetúa estereotipos dañinos sobre la conducta "apropiada" de las víctimas. La impunidad en los delitos contra la libertad y seguridad sexual es de 99%, según un análisis de México Evalúa.

La criminalización de las víctimas a menudo refleja y refuerza desigualdades sistémicas, como el sesgo de género, racial o socioeconómico. Al focalizarse en las acciones de la víctima, se desvía la atención de la responsabilidad del delincuente lo que abona a la cultura de la impunidad.

Desde el oficialismo existe una narrativa que conlleva a discutir falsos debates, como es el señalar a las víctimas como responsables de su tragedía, en un país donde por el solo hecho de ser joven y mujer tienes un muy alto riesgo de ser asesinado.

El presidente Obrador se equivoca cuando tergiversa la crisis de los asesinatos contra las y los jóvenes en México, se convierte, como muchos políticos en parte del problema de la epidemia de impunidad y violencia homicida. Aún más aberrante: es él, el presidente el que se víctimiza al final, en su distorsión que hace frente a la realidad.

Toda vez de que las víctimas son revictimizadas en un sistema de seguridad y justicia, se les criminaliza. En México urgen enfoques más compasivos y empáticos hacia las víctimas, reconociendo su sufrimiento y trabajando para abordar las causas fundamentales de la victimización. Esto implica cambiar la cultura y las actitudes sociales que contribuyen a la revictimización y la criminalización.


Especialista en Seguridad Ciudadana con perspectiva de género y tipologías preventivas

En México son los jóvenes las principales víctimas de la epidemia de la violencia homicida, los homicidios dolosos es la principal causa de muerte entre la población de 15 a 44 años (INEGI,2023); a ellos el presidente Obrador los criminaliza cuando según su hipótesis del caso de los estudiantes asesinados en Guanajuato, fue por el consumo de drogas, tratando a las víctimas como si fueran responsables de su propia victimización, culpandolas cuando esté país es una enormne fosa y tiene una herida abierta muy dolorosa de cientos de miles de víctimas de asesinatos y desaparecidos; sin embargo en México es muy común que las víctimas sean sometidas a un escrutinio y una desconfianza por parte de la sociedad, de los medios de comunicación y las propias autoridades encargadas de hacer cumplir la ley. En lugar de recibir apoyo y comprensión, las víctimas suelen enfrentarse al cuestionamiento de su integridad.

A las mujeres víctimas recurrentemente se les cuestiona desde su forma de vestir hasta el lugar y la hora donde fue víctima, es decir se les estigma creando un constructo social que las marca negativamnete por el sólo heho de ser mujer.

La criminalización de las víctimas, implica tratar a las personas que han sufrido daño como si fueran ellas mismas responsables de su situación. Esto puede ocurrir cuando se estigmatiza a las víctimas o se les culpa por lo que les sucedió, en lugar de centrarse en los perpetradores reales o las circunstancias que llevaron al daño.

La criminalización de las víctimas, inhibe la denuncia, cuando las víctimas temen ser criminalizadas o estigmatizadas, es menos probable que denuncien los delitos o busquen ayuda, lo que perpetúa la impunidad de los agresores.

Así mismo, en casos de violencia sexual, culpar a la víctima contribuye a la cultura de la violación y perpetúa estereotipos dañinos sobre la conducta "apropiada" de las víctimas. La impunidad en los delitos contra la libertad y seguridad sexual es de 99%, según un análisis de México Evalúa.

La criminalización de las víctimas a menudo refleja y refuerza desigualdades sistémicas, como el sesgo de género, racial o socioeconómico. Al focalizarse en las acciones de la víctima, se desvía la atención de la responsabilidad del delincuente lo que abona a la cultura de la impunidad.

Desde el oficialismo existe una narrativa que conlleva a discutir falsos debates, como es el señalar a las víctimas como responsables de su tragedía, en un país donde por el solo hecho de ser joven y mujer tienes un muy alto riesgo de ser asesinado.

El presidente Obrador se equivoca cuando tergiversa la crisis de los asesinatos contra las y los jóvenes en México, se convierte, como muchos políticos en parte del problema de la epidemia de impunidad y violencia homicida. Aún más aberrante: es él, el presidente el que se víctimiza al final, en su distorsión que hace frente a la realidad.

Toda vez de que las víctimas son revictimizadas en un sistema de seguridad y justicia, se les criminaliza. En México urgen enfoques más compasivos y empáticos hacia las víctimas, reconociendo su sufrimiento y trabajando para abordar las causas fundamentales de la victimización. Esto implica cambiar la cultura y las actitudes sociales que contribuyen a la revictimización y la criminalización.


Especialista en Seguridad Ciudadana con perspectiva de género y tipologías preventivas