/ lunes 29 de mayo de 2023

Artemio Adame, el artesano con el saber del tejido en la sangre

Este instrumento de madera fue traído a la entidad por Vasco de Quiroga, y Artemio Adame Aguirre, es uno de los hombres que mantienen viva esta arte

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Artemio Adame Aguirre, oriundo de Pátzcuaro, es uno de los hombres que en sus manos atesoran la herencia ancestral traída a Michoacán por Vasco de Quiroga: el telar de pedal. Pero este conocimiento que él tiene podría perderse, pues ninguno de sus cuatro hijos se dedicó al mundo artesanal, pues Artemio decidió impulsarlos a que sacaran una carrera y tuvieran las oportunidades que él no logró. Pese a esto, acepta que tal vez se equivocó, pues por querer que tuvieran un mejor futuro, este conocimiento textil que le fue heredado por su padre, tampoco lo compartió a través de algún taller de transmisión de saberes para que más personas aprendieran de él.

Foto: Javier Guerrero | El Sol Morelia

El artesano textil que actualmente cuenta con 60 años explicó, en su momento se convirtió en empresario textil que comercializó su trabajo que llegó fuera del país con la intención de sacar adelante los sueños profesionales de sus hijos, aunque actualmente ya solo busca el sustento para su esposa Laura Eugenia Rodríguez Solorio y para él.

“Yo sé sobre el teñido, el textil, lo que se le pone para adecuar cada color, y sobre todo el tiempo que necesitan para que queden atractivos, se descrudar el hilo, y otras acciones que nos hacen crear diseños de nivel, pero lamentablemente nohubo nadie a quien le haya enseñado”, comentó en entrevista para El Sol de Morelia.

¿Qué es el telar de pedal?

La historia del tejido en México es parte de un conjunto de experiencias, contextos, memorias, conocimientos y procesos. Es así al hablar del textil se tiene que relacionar al telar de pedal, que es una técnica antigua introducida a México por los españoles en el siglo XVI, en Michoacán fue por Don Vasco de Quiroga. Éste aparato se desarrolló en Europa en el siglo XI, pero se piensa que fue desarrollado en China y que a mediados de 1500 a.C. ya existía.

Foto: Javier Guerrero | El Sol Morelia

El telar de pedal tiene como base una estructura de madera donde con el movimiento de las manos y los pies, la persona va hilando cada uno de los tejidos de algodón y lana principalmente.

El telar de pedal junto con las agujas de hierro, las tijeras y en general las técnicas españolas traídas a México y a Michoacán, contribuyeron al desarrollo de los obrajes, que eran grandes fábricas donde se elaboraban tejidos, alpargatas, costales, mechas, sombreros y monturas. Es así que con el paso de los años, la manta artesanal de Pátzcuaro ha ganado fama internacional por su calidad, elaborada con hilos de algodón y acrilán.

El mundo del textil, amor de padre Artemio Adame Aguirre recordó, su amor por el textil viene heredado de sus generaciones pasadas, y su padre se encargó de encaminarlo a este mundo del arte. “El telar en el que actualmente trabajo me lo dio mi papá Adán Adame Cerda cuando yo tenía apenas 11 años. Él hacía rebozos, pues hace unos años en Pátzcuaro se hacía la tela llamada manta de indio, que es la misma cambaya pero era pura manta utilizada para hacer calzones y la camisa de indio pero se dejó de usar y pasamos al rebozo, después quedó de lado para elaborar la cambaya de colores con los cuales se han hecho servilletas, collares, cortinas y manteles”.

El telar de madera con el que trabaja, tiene un promedio de 70 años de vida, pero más allá del sustento que representa para el artesano y su esposa, tiene un significado sentimental y familiar. “Este instrumento lo mandó a hacer mi papá, de eso me acuerdo. Cuando me lo dio mi papá fue con la promesa de ponerme a trabajarlo, sino me la quitaba, entonces yo puse todo mi empeño y atención para aprender rápido”. A lo anterior continúo: “Empecé a hacer la cambaya para blusas y camisas bordadas, es decir, una manta delgadita para bordar. Mi papá me enseñó a tejer, me orientó y me dijo cómo usar el telar con las cálculas que están en los pies, así como los navíos que es donde están los instrumentos metálicos”.

Herencia que morirá

Aunque a la edad de 11 años cuando recibió el telar a forma de regalo de su padre, le quedaba grande, Artemio se esforzó para cumplir con su progenitor. “Aprendí bien para qué servía la lanzadera, es decir, ahí tenemos el urdimbre. Se requiere mucho trabajo de coordinación también para los trabesaños, pues mientras mueve los pies, la lanzadera pasa rápido de un extremo al otro del telar para ir dejando el hilo y unir el material, mientras va acomodando la tela para que quede de manera uniforme y se presente un buen diseño”.

Foto: Javier Guerrero | El Sol Morelia

Artemio recordó que la tela de cambaya con la que se hacen los materiales en el telar, puede variar de nombre dependiendo de la ciudad y de estado. “En otras partes lo conocen como telar de chicote, ahí en Pátzcuaro lo conocemos como telar de pedal y en él trabajamos la tela de cambaya, tenemos dos materiales que hacemos en algodón y acrilán. La última sirve para manteles de restauran y colchas para hotel, mientras que con el primero se debe tener mayor cuidado, no es de uso rudo como el anterior”, explicó Adame Aguirre. Una de sus principales satisfacciones y que presume al por mayor el artesano textil, es haber sido el primer hombre en hacer la cambaya y venderla a las artesanas de Cocucho.

“Ellas hacen un bordado de punto de cruz en sus blusas, pues hace 33 años un señor de Cocucho me pidió hacer un trabajo en determinado estilo de tela, entonces busqué el material y eso me salió muy bien, hubo mucha demanda”. Artemio recordó que entre sus clientes se encontraba un señor que mandaba las artesanías textiles a Europa y a Estados Unidos. “Pero cuando hubo el problema de Francia con México se acabó, además de personas de Estados Unidos, todos se llevaban en grandes cantidades”.

Respecto a si los jóvenes se están involucrando en el mundo artesanal, comentó: “Si de 100 personas que nos dedicamos al textil en Pátzcuaro, 20 de ellos han de ser jóvenes, específicamente las mujeres, cada vez hay menos interés y está en riesgo nuestra labor”.

Un mundo nuevo para sus hijos

Foto: Javier Guerrero | El Sol Morelia

Cuando nacieron sus hijos, Artemio, dijo, pasó de ser un artesano a un empresario artesanal, viviendo en aquellos años su época de oro y de crecimiento profesional, con lo que pudo incluso dar empleos, “En aquel entonces me hice de 12 telares, que tenían un costo aproximado de 10 mil pesos, pues muchos de los elementos que integran están caros, como las mallas metálicas por donde pasan los 480 hilos, entonces son 480 mallas y cada una de ellas está a tres pesos, más dos tablas más a dos mil pesos cada una”. A lo anterior agregó: “Yo tenía una clienta llamada Belinda de Saltillo, Coahuila, ella me compraba todo y mi trabajo lo mandó a toda la frontera de México y lo mandó a Estados Unidos también”.

Al haber crecido su trabajo y formalizarlo en una empresa, logró dar trabajo a 14 personas más que con ello mantenían a sus respectivas familias. “Mi conocimiento tampoco se los compartí a mis trabajadores pues yo estaba concentrado en otros aspectos, entonces le dada un estímulo económico a quien sabía para que le enseñara a los trabajadores lo que ellos sabían sobre textil”.

Todo este esfuerzo y carencia de algunos aspectos, lo llevaron a alejar a sus hijos del negocio Mantas y Manteles, para que se enfocaran en tener un mejor futuro. “Mis hijos de niños me decían que querían ayudar y yo les comentaba que no, que su labor era estudiar. Mi hijo mayor se llama Adán, seguido por Laura, Elizabeth y Lucero Adame Rodríguez, ellos estudiaron Administración de Empresas, Maestros, e Investigadores. Yo no deseaba que ellos pasaran por lo que su madre y yo”.

A lo anterior agregó: “Mi esposa y yo no quisimos que se metieran al mundo de las telas porque queríamos que estuvieran mejor y los deseábamos profesionistas con licenciatura y no solo artesanos. Nuestro trabajo es decoroso pero mucha genteno lo valora ni lo paga como se debe”.

¿Es redituable ser artesano textil?

El trabajo, esfuerzo, tiempo, dedicación, herencia y pasión por su trabajo, es pagado a 15 pesos el metro de tela, comentó Artemio Adame Aguirre. “Y haciendo una tela de cuadros llego a ganar hasta 50 pesos, por lo cual es más conveniente hacer este tipo de trabajo. A la semana logro vender 3 mil pesos nada más. Lo que ha sucedido es que la gente está saturada”.

Foto: Javier Guerrero | El Sol Morelia

El costo de la colcha que él realiza, está en 650 la matrimonial y 750 pesos la king size, y 550 la individual, los manteles en 300 pesos seis sillas y 10 sillas a 500 pesos, y la tortilleras a 90 pesos. “Ahorita podría decir que no es redituable porque así como estoy solo trabajo para mantenernos al día mi mujer y yo, solo invierto ahora ocho horas de trabajo al día”, concluyó el artesano textil del Pueblo Mágico de Pátzcuaro.

¿Dónde localizarlo?

Su local se ubica en Pátzcuaro, Michoacán, subiendo hacia los Once Patios, la tienda Mantas y Manteles está en la calle Madrigal de las Altas Torres #1, y tiene un horario de las 9:30 de la mañana a 8:00 de la noche de lunes a lunes.

“Esta actividad ha hecho que vaya perdiendo mi vista y sobre todo el dolor de las manos, como de tanto movimiento seguido no puedo lavarme las manos porque el dolor incrementa, pero sigue valiendo la pena entregar diseños”, comentó el artesano.

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Artemio Adame Aguirre, oriundo de Pátzcuaro, es uno de los hombres que en sus manos atesoran la herencia ancestral traída a Michoacán por Vasco de Quiroga: el telar de pedal. Pero este conocimiento que él tiene podría perderse, pues ninguno de sus cuatro hijos se dedicó al mundo artesanal, pues Artemio decidió impulsarlos a que sacaran una carrera y tuvieran las oportunidades que él no logró. Pese a esto, acepta que tal vez se equivocó, pues por querer que tuvieran un mejor futuro, este conocimiento textil que le fue heredado por su padre, tampoco lo compartió a través de algún taller de transmisión de saberes para que más personas aprendieran de él.

Foto: Javier Guerrero | El Sol Morelia

El artesano textil que actualmente cuenta con 60 años explicó, en su momento se convirtió en empresario textil que comercializó su trabajo que llegó fuera del país con la intención de sacar adelante los sueños profesionales de sus hijos, aunque actualmente ya solo busca el sustento para su esposa Laura Eugenia Rodríguez Solorio y para él.

“Yo sé sobre el teñido, el textil, lo que se le pone para adecuar cada color, y sobre todo el tiempo que necesitan para que queden atractivos, se descrudar el hilo, y otras acciones que nos hacen crear diseños de nivel, pero lamentablemente nohubo nadie a quien le haya enseñado”, comentó en entrevista para El Sol de Morelia.

¿Qué es el telar de pedal?

La historia del tejido en México es parte de un conjunto de experiencias, contextos, memorias, conocimientos y procesos. Es así al hablar del textil se tiene que relacionar al telar de pedal, que es una técnica antigua introducida a México por los españoles en el siglo XVI, en Michoacán fue por Don Vasco de Quiroga. Éste aparato se desarrolló en Europa en el siglo XI, pero se piensa que fue desarrollado en China y que a mediados de 1500 a.C. ya existía.

Foto: Javier Guerrero | El Sol Morelia

El telar de pedal tiene como base una estructura de madera donde con el movimiento de las manos y los pies, la persona va hilando cada uno de los tejidos de algodón y lana principalmente.

El telar de pedal junto con las agujas de hierro, las tijeras y en general las técnicas españolas traídas a México y a Michoacán, contribuyeron al desarrollo de los obrajes, que eran grandes fábricas donde se elaboraban tejidos, alpargatas, costales, mechas, sombreros y monturas. Es así que con el paso de los años, la manta artesanal de Pátzcuaro ha ganado fama internacional por su calidad, elaborada con hilos de algodón y acrilán.

El mundo del textil, amor de padre Artemio Adame Aguirre recordó, su amor por el textil viene heredado de sus generaciones pasadas, y su padre se encargó de encaminarlo a este mundo del arte. “El telar en el que actualmente trabajo me lo dio mi papá Adán Adame Cerda cuando yo tenía apenas 11 años. Él hacía rebozos, pues hace unos años en Pátzcuaro se hacía la tela llamada manta de indio, que es la misma cambaya pero era pura manta utilizada para hacer calzones y la camisa de indio pero se dejó de usar y pasamos al rebozo, después quedó de lado para elaborar la cambaya de colores con los cuales se han hecho servilletas, collares, cortinas y manteles”.

El telar de madera con el que trabaja, tiene un promedio de 70 años de vida, pero más allá del sustento que representa para el artesano y su esposa, tiene un significado sentimental y familiar. “Este instrumento lo mandó a hacer mi papá, de eso me acuerdo. Cuando me lo dio mi papá fue con la promesa de ponerme a trabajarlo, sino me la quitaba, entonces yo puse todo mi empeño y atención para aprender rápido”. A lo anterior continúo: “Empecé a hacer la cambaya para blusas y camisas bordadas, es decir, una manta delgadita para bordar. Mi papá me enseñó a tejer, me orientó y me dijo cómo usar el telar con las cálculas que están en los pies, así como los navíos que es donde están los instrumentos metálicos”.

Herencia que morirá

Aunque a la edad de 11 años cuando recibió el telar a forma de regalo de su padre, le quedaba grande, Artemio se esforzó para cumplir con su progenitor. “Aprendí bien para qué servía la lanzadera, es decir, ahí tenemos el urdimbre. Se requiere mucho trabajo de coordinación también para los trabesaños, pues mientras mueve los pies, la lanzadera pasa rápido de un extremo al otro del telar para ir dejando el hilo y unir el material, mientras va acomodando la tela para que quede de manera uniforme y se presente un buen diseño”.

Foto: Javier Guerrero | El Sol Morelia

Artemio recordó que la tela de cambaya con la que se hacen los materiales en el telar, puede variar de nombre dependiendo de la ciudad y de estado. “En otras partes lo conocen como telar de chicote, ahí en Pátzcuaro lo conocemos como telar de pedal y en él trabajamos la tela de cambaya, tenemos dos materiales que hacemos en algodón y acrilán. La última sirve para manteles de restauran y colchas para hotel, mientras que con el primero se debe tener mayor cuidado, no es de uso rudo como el anterior”, explicó Adame Aguirre. Una de sus principales satisfacciones y que presume al por mayor el artesano textil, es haber sido el primer hombre en hacer la cambaya y venderla a las artesanas de Cocucho.

“Ellas hacen un bordado de punto de cruz en sus blusas, pues hace 33 años un señor de Cocucho me pidió hacer un trabajo en determinado estilo de tela, entonces busqué el material y eso me salió muy bien, hubo mucha demanda”. Artemio recordó que entre sus clientes se encontraba un señor que mandaba las artesanías textiles a Europa y a Estados Unidos. “Pero cuando hubo el problema de Francia con México se acabó, además de personas de Estados Unidos, todos se llevaban en grandes cantidades”.

Respecto a si los jóvenes se están involucrando en el mundo artesanal, comentó: “Si de 100 personas que nos dedicamos al textil en Pátzcuaro, 20 de ellos han de ser jóvenes, específicamente las mujeres, cada vez hay menos interés y está en riesgo nuestra labor”.

Un mundo nuevo para sus hijos

Foto: Javier Guerrero | El Sol Morelia

Cuando nacieron sus hijos, Artemio, dijo, pasó de ser un artesano a un empresario artesanal, viviendo en aquellos años su época de oro y de crecimiento profesional, con lo que pudo incluso dar empleos, “En aquel entonces me hice de 12 telares, que tenían un costo aproximado de 10 mil pesos, pues muchos de los elementos que integran están caros, como las mallas metálicas por donde pasan los 480 hilos, entonces son 480 mallas y cada una de ellas está a tres pesos, más dos tablas más a dos mil pesos cada una”. A lo anterior agregó: “Yo tenía una clienta llamada Belinda de Saltillo, Coahuila, ella me compraba todo y mi trabajo lo mandó a toda la frontera de México y lo mandó a Estados Unidos también”.

Al haber crecido su trabajo y formalizarlo en una empresa, logró dar trabajo a 14 personas más que con ello mantenían a sus respectivas familias. “Mi conocimiento tampoco se los compartí a mis trabajadores pues yo estaba concentrado en otros aspectos, entonces le dada un estímulo económico a quien sabía para que le enseñara a los trabajadores lo que ellos sabían sobre textil”.

Todo este esfuerzo y carencia de algunos aspectos, lo llevaron a alejar a sus hijos del negocio Mantas y Manteles, para que se enfocaran en tener un mejor futuro. “Mis hijos de niños me decían que querían ayudar y yo les comentaba que no, que su labor era estudiar. Mi hijo mayor se llama Adán, seguido por Laura, Elizabeth y Lucero Adame Rodríguez, ellos estudiaron Administración de Empresas, Maestros, e Investigadores. Yo no deseaba que ellos pasaran por lo que su madre y yo”.

A lo anterior agregó: “Mi esposa y yo no quisimos que se metieran al mundo de las telas porque queríamos que estuvieran mejor y los deseábamos profesionistas con licenciatura y no solo artesanos. Nuestro trabajo es decoroso pero mucha genteno lo valora ni lo paga como se debe”.

¿Es redituable ser artesano textil?

El trabajo, esfuerzo, tiempo, dedicación, herencia y pasión por su trabajo, es pagado a 15 pesos el metro de tela, comentó Artemio Adame Aguirre. “Y haciendo una tela de cuadros llego a ganar hasta 50 pesos, por lo cual es más conveniente hacer este tipo de trabajo. A la semana logro vender 3 mil pesos nada más. Lo que ha sucedido es que la gente está saturada”.

Foto: Javier Guerrero | El Sol Morelia

El costo de la colcha que él realiza, está en 650 la matrimonial y 750 pesos la king size, y 550 la individual, los manteles en 300 pesos seis sillas y 10 sillas a 500 pesos, y la tortilleras a 90 pesos. “Ahorita podría decir que no es redituable porque así como estoy solo trabajo para mantenernos al día mi mujer y yo, solo invierto ahora ocho horas de trabajo al día”, concluyó el artesano textil del Pueblo Mágico de Pátzcuaro.

¿Dónde localizarlo?

Su local se ubica en Pátzcuaro, Michoacán, subiendo hacia los Once Patios, la tienda Mantas y Manteles está en la calle Madrigal de las Altas Torres #1, y tiene un horario de las 9:30 de la mañana a 8:00 de la noche de lunes a lunes.

“Esta actividad ha hecho que vaya perdiendo mi vista y sobre todo el dolor de las manos, como de tanto movimiento seguido no puedo lavarme las manos porque el dolor incrementa, pero sigue valiendo la pena entregar diseños”, comentó el artesano.

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