Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).– El Festival colaborativo “Aguaviva” que se lleva a cabo de manera virtual del 16 al 26 de noviembre, tuvo este martes una mesa de discusión con libreras independientes, en la cual se reflexionó sobre este tipo de emprendimientos, la creación de redes de cooperación y las dificultades inherentes a la pandemia.
Mediante la plataforma Facebook live, se desarrolló la mesa “Conversando entre libreras”, por iniciativa de El Traspatio (Morelia) y La Cosecha (San Cristóbal, Chiapas), en la cual Violeta Z de “La Jícara” (Oaxaca) señaló que la distribución de las editoriales independientes y de los fondos editoriales de universidades, es complicada en un entorno dominado por corporativos. A 11 años de su fundación, advirtió que la crisis sanitaria propició que la librería-restaurante cancelara sus eventos durante este año, situación que ha afectado la dinámica autogestiva del espacio cultural.
Con 4 años de trabajo en San Cristóbal, Francesca de “La Cosecha” destacó el trabajo cooperativo como una singularidad de su negocio y advirtió que la pandemia obligó a cerrar dos locales –librería y cafetería–, a fin de reorganizarse y abrir el próximo año.
Aseguró que en “la búsqueda de nuevos horizontes cooperativos”, ella y su socia apuestan por proyectos editoriales independientes, al margen del “best seller” y los autores promovidos por grandes editoriales.
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Para Martha Hernández de la librería “U-tópicas” –abierta desde hace 2 años en la delegación Coyoacán–, la idea de darle un perfil “feminista” a su espacio surgió de su estancia en Madrid, donde conoció una librería exclusiva para mujeres: “Vimos esta gran oportunidad de sumar artes visuales, literatura e investigación en torno a las mujeres” –dijo– “pues en México, hay una participación del 30 por ciento de mujeres en todos los ámbitos y en el creativo no es diferente”.
Paralelo a la venta de libros, su espacio cuenta con una galería de arte exclusiva para mujeres artistas que, a partir de la pandemia se vio afectada debido a la suspensión de actividades presenciales. “Vamos a ver cómo retomamos eso porque más que una librería nos hemos convertido en una comunidad”, señaló.
Por su parte, Claudia Bautista de la librería “Hyperión” –abierta en Xalapa desde hace una década–, explicó que el proyecto caminó lento, pero se afianzó con el paso del tiempo gracias al contacto directo con los clientes, a pesar de establecerlo en una ciudad “con librerías bien cimentadas y de larga tradición”.
“Nos hicimos de una gran red de amistades que nos compraban libros, más que considerarlos clientes”, dijo en relación al cooperativismo que ha distinguido a ese tipo de emprendimientos. También habló de cómo, debido al alza de violencia contra las mujeres en Xalapa –asaltos, secuestros y desapariciones–, desde su librería se conformó una red de apoyo con otros 60 negocios, a fin de organizarse y brindar seguridad a las y los visitantes de la zona.
