/ sábado 27 de enero de 2018

Tom Brady, brilla con luz propia y va por su octavo Super Bowl

El quarterback de los Patriotas de Nueva Inglaterra es el jugador de moda en la NFL

Hablar de Tom Brady y el tiempo, siempre resulta relativo. El quarterback de los Patriotas de Nueva Inglaterra es el jugador de moda en la NFL. Que con 40 años de edad esté por disputar su octavo Super Bowl es toda una hazaña, sin embargo es su fabulosa historia de vida y superación lo que lo convierten en un jugador de época. En Brady el tiempo es relativo. 

¿Quién es Tom Brady? La pregunta por sí sola parece fácil de responder. Sin embargo, detrás de ese jugador 12 de los Patriotas que normalmente hace todo bien dentro del emparrillado, hay pequeñas historias que han forjado su personalidad hasta convertirlo en lo que hoy es.

Brady nació el 3 de agosto de 1977, en San Mateo, California. Hijo de Thomas y Galynn, el pequeño Tom creció en un ambiente familiar junto a sus tres hermanas. Muy cerca de San Francisco, el futuro mariscal de campo acudía constantemente al mítico Candlestick Park, donde creció viendo las actuaciones de los poderosos San Francisco 49ers, liderados por uno de sus más grandes ídolos, Joe Montana. El otro, su padre, como el mismo jugador lo reconoció entre lágrimas frente a los medios de comunicación, en febrero pasado.

Tom Brady pudo haber sido cátcher de las Grandes Ligas, incluso fue reclutado por el Montreal Express en sus tiempos de preparatoria, sin embargo, motivado por sus pasiones de la infancia, prefirió los emparrillados. Fue la Universidad de Michigan quien le dio su primera oportunidad, aunque, hay que decirlo, no fue nada fácil.

El mariscal de campo vio sus primeras dos temporadas en el colegial desde la banca. Algo había en su juego que no terminaba por convencer a los entrenadores. Sin embargo, para sus últimas dos temporadas Brady se convirtió en una pieza clave de la ofensiva de su equipo, incluso ganó el Citrus Bowl y el Orange Bowl.

Con números consistentes pero con cierta cautela por su características de juego, el nombre de Brady comenzó a aparecer en los informes de los cazatalentos para el Draft del año 2000.  Sorprendentemente, los comentarios no eran del todo buenos. Los reclutadores lo consideraban un mariscal de campo sin potencia en el brazo, y un tanto lento, debido a su poca movilidad de piernas. Esto originó que Brady fuera la selección global 199. Los Patriotas, que no necesitaban quarterback, apostaron por él en la sexta ronda. No había mucho que perder.

Luego de una temporada como suplente en la NFL, su gran oportunidad llegó el 23 de septiembre del 2001.  Luego de la lesión de Drew Bledsoe, Tom Brady tomó los controles de la ofensiva de los Patriotas, y a partir de ahí no la soltó jamás.

Hoy, 18 temporadas después, se encuentra ante la posibilidad de convertirse en el jugador más ganador de todos los tiempos.

Tiempo, nuevamente esa palabra. Y es que con 40 años resulta casi obligatorio referirse al paso de las manecillas del reloj. El quarterback parece ser dueño de él, lo detiene cuando quiere, para después echarlo a correr con la plena facultad de que lo mejor siempre llega al final. Cuentan, los que saben, que aquel año 2000, cuando seguía junto a su padre el draft por televisión, y las selecciones pasaban y su nombre no aparecía, salió a caminar solo. Una vez de vuelta a casa la decisión estaba tomada. El resto de la historia la conocemos todos. 

Hablar de Tom Brady y el tiempo, siempre resulta relativo. El quarterback de los Patriotas de Nueva Inglaterra es el jugador de moda en la NFL. Que con 40 años de edad esté por disputar su octavo Super Bowl es toda una hazaña, sin embargo es su fabulosa historia de vida y superación lo que lo convierten en un jugador de época. En Brady el tiempo es relativo. 

¿Quién es Tom Brady? La pregunta por sí sola parece fácil de responder. Sin embargo, detrás de ese jugador 12 de los Patriotas que normalmente hace todo bien dentro del emparrillado, hay pequeñas historias que han forjado su personalidad hasta convertirlo en lo que hoy es.

Brady nació el 3 de agosto de 1977, en San Mateo, California. Hijo de Thomas y Galynn, el pequeño Tom creció en un ambiente familiar junto a sus tres hermanas. Muy cerca de San Francisco, el futuro mariscal de campo acudía constantemente al mítico Candlestick Park, donde creció viendo las actuaciones de los poderosos San Francisco 49ers, liderados por uno de sus más grandes ídolos, Joe Montana. El otro, su padre, como el mismo jugador lo reconoció entre lágrimas frente a los medios de comunicación, en febrero pasado.

Tom Brady pudo haber sido cátcher de las Grandes Ligas, incluso fue reclutado por el Montreal Express en sus tiempos de preparatoria, sin embargo, motivado por sus pasiones de la infancia, prefirió los emparrillados. Fue la Universidad de Michigan quien le dio su primera oportunidad, aunque, hay que decirlo, no fue nada fácil.

El mariscal de campo vio sus primeras dos temporadas en el colegial desde la banca. Algo había en su juego que no terminaba por convencer a los entrenadores. Sin embargo, para sus últimas dos temporadas Brady se convirtió en una pieza clave de la ofensiva de su equipo, incluso ganó el Citrus Bowl y el Orange Bowl.

Con números consistentes pero con cierta cautela por su características de juego, el nombre de Brady comenzó a aparecer en los informes de los cazatalentos para el Draft del año 2000.  Sorprendentemente, los comentarios no eran del todo buenos. Los reclutadores lo consideraban un mariscal de campo sin potencia en el brazo, y un tanto lento, debido a su poca movilidad de piernas. Esto originó que Brady fuera la selección global 199. Los Patriotas, que no necesitaban quarterback, apostaron por él en la sexta ronda. No había mucho que perder.

Luego de una temporada como suplente en la NFL, su gran oportunidad llegó el 23 de septiembre del 2001.  Luego de la lesión de Drew Bledsoe, Tom Brady tomó los controles de la ofensiva de los Patriotas, y a partir de ahí no la soltó jamás.

Hoy, 18 temporadas después, se encuentra ante la posibilidad de convertirse en el jugador más ganador de todos los tiempos.

Tiempo, nuevamente esa palabra. Y es que con 40 años resulta casi obligatorio referirse al paso de las manecillas del reloj. El quarterback parece ser dueño de él, lo detiene cuando quiere, para después echarlo a correr con la plena facultad de que lo mejor siempre llega al final. Cuentan, los que saben, que aquel año 2000, cuando seguía junto a su padre el draft por televisión, y las selecciones pasaban y su nombre no aparecía, salió a caminar solo. Una vez de vuelta a casa la decisión estaba tomada. El resto de la historia la conocemos todos. 

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