Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).- Son las 9 de la mañana, tarde para quienes son amantes del ejercicio, sin embargo hay varias personas ingresando al Centro Deportivo Ejército de la Revolución (Cder) o "El Venus", como muchos morelianos prefieren llamarle.
Antes de lograr entrar, con el cubrebocas bien puesto, algunos, no todos, debes esperar pacientemente para lavarte las manos ante una maquinaria improvisada y hecha de madera; esta cuenta con jabón, el cual parece más agua, líquido que también se encuentra en el lado derecho para enjuagar, la cual realmente nadie sabe de donde llega, "creo que viene de la alberca" dice un usuario entre risas.
Aunque parece un artefacto simple para limpiar tus manos, un extranjero y acompañante tratan de descifrar cómo funciona, "¡ah, le das con el pie!" comenta uno, mientras presiona con la pierna derecha y comienza a salir la fórmula que podría asegurarte unos minutos más sin algún germen.
Mientras ellos se lavan sus manos y prosiguen a las canchas para una partida de frontenis, más personas de todas las edades ya se encuentran en las diferentes áreas de actividad física. Otras, luciendo bastante cansadas, ríen entre sí, se echan ánimos y alguno que otro solitario observa su reloj para marcar sus pasos y no perder la cuenta de las calorías, me aventuro a pensar. Así mismo, otros, empapados en sudor, proceden a retirarse; "ya es tarde, hay que ir a trabajar", se despiden entre choque de puños y los más arriesgados hacen sonar sus palmas entre sí.
En tanto, parece que para el resto esto apenas comienza; ya en la pista de atletismo comienzan a calentar, mientras los atletas de alto rendimiento están por concluir su primera sesión. Así mismo, por fuera del "Venus", mujeres de diversas edades se esmeran en hacer bien una coreografía, la cual es transmitida en alguna red social, "¡cuando vean que estoy transmitiendo griten, hagan algo, háganse notar y sigan bien los ejercicios!", grita una mientras prosiguen".
"Si soy el primero o el último en tu lista, yo sé bien que es amor a primera vista..." se escucha a la distancia, a lo que se percibe otro grupo de mujeres tratando de hacer unos pasos de baile fitness, con cierta dificultad; "ya ni me acordaba cómo iba" dice una, no dejando muy claro si la canción que intenta tararear o el ejercicio".
Entre temas de Los Ángeles Azules, Ray Mix y Paulina Rubio, algo de banda al fondo, un poco de rock y reggaetón, entre otros géneros musicales, más personas, varías a decir verdad, toman la pista de trote. Misma que básicamente te pasea por el corazón del Cder, donde te topas con los señores que van en su propio maratón, los que se toman un respiro y la caminata con calma.
Además de un grupo de hombres que tienen un entrenamiento de fútbol en una de las canchas anexas. Ya con el sudor en la frente, el sol calando y la necesidad de sombra, algunos se sienta cerca del campo de tiro con arco, lugar donde se encuentra Samuel Molina, michoacano que participará en sus primeros Juegos Paralímpicos. Está muy concentrado, afinando detalles para su última competencia, antes de Tokio 2020. No que lo haya gritado, pero ha sido un tema de orgullo para el estado en los últimos días y es imposible no reconocerle a lo lejos.
Dejando atrás al tirador, siguiendo la ruta de la trota pista, de nuevo suena fuerte el ánimo de las mujeres en su clase de baile, pero ahora están más concentradas con el coro "es un gran necio, un estúpido engreído, egoísta...", dando la sensación de estar en un karaoke.
Desviando un poco el camino, está una parte del Estadio de Béisbol Francisco Villa donde un chico, con la playera del América bien puesta, lanza los puños en un cuadrilátero, mientras una joven realiza algunas sentadillas y dos compañeros ponen en su lugar a un indefenso costal. Todo esto bajo los ojos de quien es su entrenador, el cual parece observarlos a todos, pero a la vez a nadie.
Siguiendo el círculo y un camino lleno de pequeñas rocas, está el área más solitaria, donde sólo dos hombres de la tercera edad disfrutan a esta hora: las canchas de tenis.
Sin mayor acción, hay un puesto de frituras, algo extraño para un recinto deportivo, pero unos comensales y el encargado son los únicos que acompañan a las canchas de volibol. Por ese rumbo, a lo lejos, se ve a un gran número de personas, listas para lanzarse a la alberca, todos calentado; "hay que evitar algún calambre, hay que preparar bien el cuerpo", se escucha.
De esta manera, se da una, dos, tres o las vueltas que el físico aguante en las instalaciones del Cder. Lugar que extendió su horario y ahora puedes llegar desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche, "solo de lunes a viernes para evitar aglomeraciones y cuidar la salud" dicen sus encargados. Aunque, "hoy me sorprendió la cantidad de gente que está retomando la actividad física", manifiesta Cynthia González, encargada del departamento de Deporte Social de la Cecufid.
Regresando por la tarde al mismo lugar, pareciera que ya no existe el "bicho ese", como algunos expresan su hartazgo por la Covid-19. Sin embargo, el uso de cubrebocas y la técnica tan peculiar de desinfección al ingreso de la instalación deportiva, dice lo contrario.
