/ miércoles 29 de junio de 2022

Dignidad y derechos para las trabajadoras del hogar

El empleo doméstico en el estado, sobre todo en ciudades como Morelia, Uruapan y Zamora implica jornadas de ocho a 12 horas,  con pagos que van de los 150 hasta los 350  pesos

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Mercedes se despierta todos los días a las 4:30 de la mañana, asegura ella que ya es tarde. A esa hora se dispone a acarrear y juntar el agua que cae en su colonia de cinco a siete de la mañana.

Desde ahí y hasta las 6:30 comienza su jornada para dejar todo en orden en casa y se prepara para salir corriendo al primero de los dos trabajos que tiene fuera.

A las siete de la mañana en punto, entra a la casa de la familia Domínguez donde asea, barre, trapea, organiza y cocina; a veces le toca llevar a la escuela a los niños que entran a las 7:30 en un colegio cercano.

Mercedes comenzó a trabajar en casas a la edad de siete años, cuando acompañaba a su madre a hacer limpieza y hoy es parte del sector de las dos millones 480 mil 466 personas que estima la asociación civil Hogar Justo Hogar que trabajan en México en labores domésticas de tiempo completo.

En el país, el 91 por ciento de los trabajos está concentrado en mujeres pero en Michoacán, ese porcentaje se eleva hasta el 96 por ciento. Sin una cifra precisa, se estima que en el estado hay poco menos de 100 mil mujeres dedicadas como fuente de empleo al trabajo doméstico.

El empleo doméstico en el estado, sobre todo en ciudades como Morelia, Uruapan y Zamora implica jornadas de ocho a 12 horas, con pagos que van de los 150 hasta los 350 pesos.

Trabajadora del hogar es el nombre con el que se les ha definido a estas mujeres que limpian, planchan, cocinan y trabajan en una o más casas o empresas haciendo tareas de mantenimiento cotidiano de una casa o inmueble y que generalmente implican tareas extenuantes y largas.

También se adoptó el término de trabajadoras o empleadas del hogar para dignificar a estas mujeres y dejar de discriminarlas con palabras peyorativas como muchacha, chacha, doméstica, maría, etcétera.

“Ese es el nombre que ellas han elegido a través de su sindicato”, asegura Yazmín Aburto Zepeda, integrante de la colectiva PARES. Pero además en la legislación mexicana ya está definido el término de esta manera, tratando de erradicar los tonos despectivos y los estereotipos, señala.

Mercedes huyó hace más de 50 años de su natal Chucandiro, cuando su hermana menor de solo ocho años murió de inanición. Su madre, recuerda, tomó entonces a sus cinco hijos y se instaló en Morelia y todos se pusieron a trabajar. Así lograron salir adelante y tener casa y comida.

De acuerdo a las estadísticas oficiales el 77 por ciento de las trabajadoras del hogar en México son madres y el 40 por ciento tiene entre tres y cinco hijos; el 63 por ciento de ellas no alcanza a cubrir sus necesidades básicas y tiene hasta dos trabajos fijos y uno informal, ya sea vendiendo artículos o servicios por su cuenta.

La paga de las trabajadoras del hogar también va por estrato económico de las personas que las emplean; en las colonias de mayor nivel como Altozano, Tres Marías, Las Américas y otras zonas residenciales en Morelia les pagan más, pero el trabajo se duplica por el tamaño de las casas, los miembros de las familias y el cúmulo de las tareas que les encargan, que van desde atender niños, hasta asistir ancianos y/o personas discapacitadas.

“Desde que llegó a la casa de la señora no paro: lavo los trastes, hago de desayunar, lavo ropa, doy de comer al perro, barro, trapeo, limpio vidrios, hago de comer, lavo baños, riego el jardín, baño a la abuelita, voy por los niños a la escuela, vuelvo a lavar trastes y salgo a las tres de la tarde para llegar a mi otro trabajo en una fábrica de hilos donde también soy intendente”, cuenta Mercedes ahora de 65 años.

Te puede interesar: Cerca de la trata de personas, la explotación de trabajadoras del hogar

El 90 por ciento de las trabajadoras del hogar no cuenta en Michoacán con seguridad social en las casas donde laboran y muchas de ellas aspiran a trabajar en casas, pero también en otros lugares donde puedan darlas de alta en el IMSS, “para cualquier emergencia”, pero también para acceder a créditos hipotecarios del Infonavit.

El 84 por ciento de estas trabajadoras a nivel nacional no recibe aguinaldo, ni tampoco en las casas donde trabajan, pero sí un regalo de sus patrones o bien otros artículos de segunda mano o comida.

Desde mayo del 2019 se modificó la Ley Federal del Trabajo y la Ley del Seguro Social para reconocer los derechos laborales del trabajo en el hogar y normar la seguridad social obligatoria para este sector.

Se logró también desde hace 10 o 15 años que menores de 15 años no sean empleadas en este trabajo y que haya un contrato escrito, así como una jornada laboral de no más de ocho horas, así como la obligatoriedad de proveerlas de seguro social.

Sin embargo, la asociación Hogar justo hogar tiene documentado que estos preceptos legales apenas se cumplen en el país.

“Los empleadores se resisten a la generación de contratos, porque hay quienes solo laboran un día o dos a la semana con un patrón, pero entonces pugnamos porque por lo menos sean considerados con la carga laboral y les proporcionen condiciones dignas de trabajo que les aseguren la vida, el respeto, la higiene y la salud·”.

En pocos estados del país las trabajadoras del hogar se han logrado organizar, pero este no es el caso de Michoacán. Sin embargo organizaciones como Hogar justo hogar, el Centro de Apoyo y capacitación para empleadas del hogar (Caceh) A.C. y la propia Secretaría del trabajo han emprendido campañas de asistencia donde pueden acudir las trabajadoras del hogar en caso de ver vulnerados sus derechos.

Mercedes regresa a su casa a eso de las 10 de la noche, con los pies y la espalda partida, apenas le da tiempo de tomar un café y organizar su ropa limpia que vestirá nuevamente cuando salga a las 6:30 de la mañana rumbo a la casa de los Domínguez.


Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Mercedes se despierta todos los días a las 4:30 de la mañana, asegura ella que ya es tarde. A esa hora se dispone a acarrear y juntar el agua que cae en su colonia de cinco a siete de la mañana.

Desde ahí y hasta las 6:30 comienza su jornada para dejar todo en orden en casa y se prepara para salir corriendo al primero de los dos trabajos que tiene fuera.

A las siete de la mañana en punto, entra a la casa de la familia Domínguez donde asea, barre, trapea, organiza y cocina; a veces le toca llevar a la escuela a los niños que entran a las 7:30 en un colegio cercano.

Mercedes comenzó a trabajar en casas a la edad de siete años, cuando acompañaba a su madre a hacer limpieza y hoy es parte del sector de las dos millones 480 mil 466 personas que estima la asociación civil Hogar Justo Hogar que trabajan en México en labores domésticas de tiempo completo.

En el país, el 91 por ciento de los trabajos está concentrado en mujeres pero en Michoacán, ese porcentaje se eleva hasta el 96 por ciento. Sin una cifra precisa, se estima que en el estado hay poco menos de 100 mil mujeres dedicadas como fuente de empleo al trabajo doméstico.

El empleo doméstico en el estado, sobre todo en ciudades como Morelia, Uruapan y Zamora implica jornadas de ocho a 12 horas, con pagos que van de los 150 hasta los 350 pesos.

Trabajadora del hogar es el nombre con el que se les ha definido a estas mujeres que limpian, planchan, cocinan y trabajan en una o más casas o empresas haciendo tareas de mantenimiento cotidiano de una casa o inmueble y que generalmente implican tareas extenuantes y largas.

También se adoptó el término de trabajadoras o empleadas del hogar para dignificar a estas mujeres y dejar de discriminarlas con palabras peyorativas como muchacha, chacha, doméstica, maría, etcétera.

“Ese es el nombre que ellas han elegido a través de su sindicato”, asegura Yazmín Aburto Zepeda, integrante de la colectiva PARES. Pero además en la legislación mexicana ya está definido el término de esta manera, tratando de erradicar los tonos despectivos y los estereotipos, señala.

Mercedes huyó hace más de 50 años de su natal Chucandiro, cuando su hermana menor de solo ocho años murió de inanición. Su madre, recuerda, tomó entonces a sus cinco hijos y se instaló en Morelia y todos se pusieron a trabajar. Así lograron salir adelante y tener casa y comida.

De acuerdo a las estadísticas oficiales el 77 por ciento de las trabajadoras del hogar en México son madres y el 40 por ciento tiene entre tres y cinco hijos; el 63 por ciento de ellas no alcanza a cubrir sus necesidades básicas y tiene hasta dos trabajos fijos y uno informal, ya sea vendiendo artículos o servicios por su cuenta.

La paga de las trabajadoras del hogar también va por estrato económico de las personas que las emplean; en las colonias de mayor nivel como Altozano, Tres Marías, Las Américas y otras zonas residenciales en Morelia les pagan más, pero el trabajo se duplica por el tamaño de las casas, los miembros de las familias y el cúmulo de las tareas que les encargan, que van desde atender niños, hasta asistir ancianos y/o personas discapacitadas.

“Desde que llegó a la casa de la señora no paro: lavo los trastes, hago de desayunar, lavo ropa, doy de comer al perro, barro, trapeo, limpio vidrios, hago de comer, lavo baños, riego el jardín, baño a la abuelita, voy por los niños a la escuela, vuelvo a lavar trastes y salgo a las tres de la tarde para llegar a mi otro trabajo en una fábrica de hilos donde también soy intendente”, cuenta Mercedes ahora de 65 años.

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El 90 por ciento de las trabajadoras del hogar no cuenta en Michoacán con seguridad social en las casas donde laboran y muchas de ellas aspiran a trabajar en casas, pero también en otros lugares donde puedan darlas de alta en el IMSS, “para cualquier emergencia”, pero también para acceder a créditos hipotecarios del Infonavit.

El 84 por ciento de estas trabajadoras a nivel nacional no recibe aguinaldo, ni tampoco en las casas donde trabajan, pero sí un regalo de sus patrones o bien otros artículos de segunda mano o comida.

Desde mayo del 2019 se modificó la Ley Federal del Trabajo y la Ley del Seguro Social para reconocer los derechos laborales del trabajo en el hogar y normar la seguridad social obligatoria para este sector.

Se logró también desde hace 10 o 15 años que menores de 15 años no sean empleadas en este trabajo y que haya un contrato escrito, así como una jornada laboral de no más de ocho horas, así como la obligatoriedad de proveerlas de seguro social.

Sin embargo, la asociación Hogar justo hogar tiene documentado que estos preceptos legales apenas se cumplen en el país.

“Los empleadores se resisten a la generación de contratos, porque hay quienes solo laboran un día o dos a la semana con un patrón, pero entonces pugnamos porque por lo menos sean considerados con la carga laboral y les proporcionen condiciones dignas de trabajo que les aseguren la vida, el respeto, la higiene y la salud·”.

En pocos estados del país las trabajadoras del hogar se han logrado organizar, pero este no es el caso de Michoacán. Sin embargo organizaciones como Hogar justo hogar, el Centro de Apoyo y capacitación para empleadas del hogar (Caceh) A.C. y la propia Secretaría del trabajo han emprendido campañas de asistencia donde pueden acudir las trabajadoras del hogar en caso de ver vulnerados sus derechos.

Mercedes regresa a su casa a eso de las 10 de la noche, con los pies y la espalda partida, apenas le da tiempo de tomar un café y organizar su ropa limpia que vestirá nuevamente cuando salga a las 6:30 de la mañana rumbo a la casa de los Domínguez.


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