/ martes 10 de enero de 2023

Hace 95 años la Unión Soviética expulsó a Trotsky; conoce la historia

México le concedió asilo humanitario al revolucionario ruso tras su ruptura con Stalin

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Lev Davidovich Bronstein, mejor conocido como León Trotsky, murió el 21 de agosto de 1941 en la Ciudad de México, donde vivió refugiado los últimos años de su vida luego de una larga diáspora hasta que el gobierno de Lázaro Cárdenas le ofreció asilo político.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, su llegada a México causó polémica internacional. Al conocerse la noticia, los primeros sorprendidos fueron los soviéticos, liderados por José Stalin, su más férreo enemigo. Trotsky nació en Ucrania, Rusia, en 1879. Desde joven fue un revolucionario marxista afiliado a organizaciones vinculadas con la lucha obrera.

Su ideología y activismo político lo llevaron en más de una ocasión a ser prisionero en Siberia. Participó de forma activa en la revolución de octubre de 1917, pues ya se había afiliado al Partido Bolchevique, del que fue miembro del Comité Central y presidente del Sóviet de Petrogrado.

La ruptura definitiva entre Trotsky-Stalin ocurrió en 1927 y a partir de entonces no cesó el acoso hacia el primero, quien alzó su voz para oponerse a Stalin. Trotsky junto con 30 miembros de la oposición izquierdista fueron expulsados de la Unión Soviética el 10 de enero de 1928, para luego exiliarse en Alma-Atá.

Expulsado de su partido y de su país, el exdirigente ruso se exilió en Turquía en 1929; luego estuvo en Francia y después en Noruega, pero en Moscú y en otros lugares del orbe seguía presente el pensamiento de Trotsky.

Archivo General de la Nación

Solo un gobierno le abrió las puertas al enemigo número uno del stalinismo: el del presidente Lázaro Cárdenas. En noviembre de 1936 comenzaron las gestiones en busca de un permiso de entrada para el exrevolucionario, quien para ese entonces contaba con 57 años.

El principal promotor fue el pintor Diego Rivera, quien recibió un telegrama en el que se le preguntaba si México aceptaría a Trotsky, y el mismo artista, junto con Octavio Fernández, ambos miembros de la Liga Comunista Internacionalista -el grupo trotskista mexicano-, fue comisionado para plantear la solicitud al presidente de la República.

El general Lázaro Cárdenas recibió a los comisionados y la respuesta a la solicitud fue Sí, “el señor Trotsky puede venir a México”.

Trotsky recibió el aviso de que era bien recibido en México, un país del cual sabía muy poco, si no es que nada. El revolucionario y su esposa Natalia llegaron a Tampico el 9 de enero de 1937; de ahí se trasladaron a la Ciudad de México, para ser hospedados en la casa de Diego Rivera y Frida Kahlo, en Coyoacán.

La “casa azul”, el hogar de los dos famosos pintores mexicanos, fue el lugar donde Trotsky comenzó a conocer a México, su comida, su historia, sus costumbres; ahí aprendió a entender la política del país que lo recibía.

Archivo General de la Nación

En la casa de Frida y Diego vivió durante dos años, hasta que devino el rompimiento entre el revolucionario y el artista. Trotsky y su esposa se mudaron a tan solo unas cuadras de ahí, a la calle de Viena, en el mismo barrio de Coyoacán.

Un primer atentado ocurrió el 24 de mayo de 1940, cuando un grupo de hombres comandados por el pintor David Alfaro Siqueiros descargó sus armas en la casa de Viena. A pesar de las balas disparadas, el matrimonio Trotsky salvó la vida.

Se ideó otra estrategia. En la casa, además de la pareja, asistían vigilantes, trabajadores, visitas que no faltaban y una secretaria, Silvia Ageloff. Ésta fue el hilo más delgado que los enemigos encontraron para concretar las órdenes de Stalin. Un joven comenzó a cortejarla; se hicieron novios, él entraba a la casa… se ganó la confianza; con el pretexto de darle a leer un texto al revolucionario logró acercarse a él y, sin perder tiempo, asestó un golpe en su cabeza, el arma fue un piolet, o piqueta para montañismo, que le clavó en el cráneo.

La herida fue grave, pero no murió de inmediato; fue llevado a un hospital y atendido, pero ya nada se pudo hacer. Finalmente, luego de tanta persecución, acoso y ataques por parte del régimen soviético, Trotsky falleció el 21 de agosto de 1940 en la Ciudad de México.

Las cenizas del revolucionario, escritor e ideólogo León Trotsky permanecen en la casa de Coyoacán, donde vivió sus últimos días y donde lo encontró la muerte.

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Lev Davidovich Bronstein, mejor conocido como León Trotsky, murió el 21 de agosto de 1941 en la Ciudad de México, donde vivió refugiado los últimos años de su vida luego de una larga diáspora hasta que el gobierno de Lázaro Cárdenas le ofreció asilo político.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, su llegada a México causó polémica internacional. Al conocerse la noticia, los primeros sorprendidos fueron los soviéticos, liderados por José Stalin, su más férreo enemigo. Trotsky nació en Ucrania, Rusia, en 1879. Desde joven fue un revolucionario marxista afiliado a organizaciones vinculadas con la lucha obrera.

Su ideología y activismo político lo llevaron en más de una ocasión a ser prisionero en Siberia. Participó de forma activa en la revolución de octubre de 1917, pues ya se había afiliado al Partido Bolchevique, del que fue miembro del Comité Central y presidente del Sóviet de Petrogrado.

La ruptura definitiva entre Trotsky-Stalin ocurrió en 1927 y a partir de entonces no cesó el acoso hacia el primero, quien alzó su voz para oponerse a Stalin. Trotsky junto con 30 miembros de la oposición izquierdista fueron expulsados de la Unión Soviética el 10 de enero de 1928, para luego exiliarse en Alma-Atá.

Expulsado de su partido y de su país, el exdirigente ruso se exilió en Turquía en 1929; luego estuvo en Francia y después en Noruega, pero en Moscú y en otros lugares del orbe seguía presente el pensamiento de Trotsky.

Archivo General de la Nación

Solo un gobierno le abrió las puertas al enemigo número uno del stalinismo: el del presidente Lázaro Cárdenas. En noviembre de 1936 comenzaron las gestiones en busca de un permiso de entrada para el exrevolucionario, quien para ese entonces contaba con 57 años.

El principal promotor fue el pintor Diego Rivera, quien recibió un telegrama en el que se le preguntaba si México aceptaría a Trotsky, y el mismo artista, junto con Octavio Fernández, ambos miembros de la Liga Comunista Internacionalista -el grupo trotskista mexicano-, fue comisionado para plantear la solicitud al presidente de la República.

El general Lázaro Cárdenas recibió a los comisionados y la respuesta a la solicitud fue Sí, “el señor Trotsky puede venir a México”.

Trotsky recibió el aviso de que era bien recibido en México, un país del cual sabía muy poco, si no es que nada. El revolucionario y su esposa Natalia llegaron a Tampico el 9 de enero de 1937; de ahí se trasladaron a la Ciudad de México, para ser hospedados en la casa de Diego Rivera y Frida Kahlo, en Coyoacán.

La “casa azul”, el hogar de los dos famosos pintores mexicanos, fue el lugar donde Trotsky comenzó a conocer a México, su comida, su historia, sus costumbres; ahí aprendió a entender la política del país que lo recibía.

Archivo General de la Nación

En la casa de Frida y Diego vivió durante dos años, hasta que devino el rompimiento entre el revolucionario y el artista. Trotsky y su esposa se mudaron a tan solo unas cuadras de ahí, a la calle de Viena, en el mismo barrio de Coyoacán.

Un primer atentado ocurrió el 24 de mayo de 1940, cuando un grupo de hombres comandados por el pintor David Alfaro Siqueiros descargó sus armas en la casa de Viena. A pesar de las balas disparadas, el matrimonio Trotsky salvó la vida.

Se ideó otra estrategia. En la casa, además de la pareja, asistían vigilantes, trabajadores, visitas que no faltaban y una secretaria, Silvia Ageloff. Ésta fue el hilo más delgado que los enemigos encontraron para concretar las órdenes de Stalin. Un joven comenzó a cortejarla; se hicieron novios, él entraba a la casa… se ganó la confianza; con el pretexto de darle a leer un texto al revolucionario logró acercarse a él y, sin perder tiempo, asestó un golpe en su cabeza, el arma fue un piolet, o piqueta para montañismo, que le clavó en el cráneo.

La herida fue grave, pero no murió de inmediato; fue llevado a un hospital y atendido, pero ya nada se pudo hacer. Finalmente, luego de tanta persecución, acoso y ataques por parte del régimen soviético, Trotsky falleció el 21 de agosto de 1940 en la Ciudad de México.

Las cenizas del revolucionario, escritor e ideólogo León Trotsky permanecen en la casa de Coyoacán, donde vivió sus últimos días y donde lo encontró la muerte.

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