/ lunes 5 de abril de 2021

A respetar la autonomía, pero que den resultados

Esta semana comienza reflexiva, ya que ante las públicas acusaciones y alusiones en días pasados contra los abogados, un Juez en retiro, un Juez Federal, el Ministro Presidente por parte del Presidente de la República nos obliga a analizar lo que el Art. 49 a la letra dice… El Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

Tres poderes, independientes uno del otro con sus propias características y atribuciones, lo más alarmante es, el maltrato y desdén al Estado de Derecho. Ese que provee seguridad a las y los ciudadanos, algo que desde mi punto de vista no podemos dejar de defender por conciencia y por el futuro de nuestro país.

Acusar sin pruebas, insinuar corrupción de manera infundada, se traduce en un embiste a las instituciones autónomas de las cuales depende la protección de los Derechos Humanos y la posibilidad de los gobernados a exigir cuentas a sus representantes, en cada uno de estos poderes. Así es, están al servicio del pueblo, no del que ocupe la silla en turno.

Es por esto que pongo en la mesa la siguiente reflexión… ¿Qué sucede en México, que cada día es menor el respeto a las instituciones? Desde mi óptica, la apatía ciudadana por saber quién se hace cargo de qué y sobre todo para qué, ha permitido que los políticos de ayer y hoy se sirvan con la cuchara grande en todos los aspectos. Por otro lado, la obstinación del ejecutivo actual en presionar o coaccionar a todo aquel que no esté a favor de sus planes de “transformación” que lo han llevado a evidenciar el desconocimiento del funcionamiento del gobierno y el hecho de que la división de poderes existe y debe prevalecer por el bien de la nación.

Y entonces, si los ciudadanos no se involucran en los procesos que fortalecen a estos órganos autónomos, si desconocen los mecanismos que obligan al gobierno a cumplir con sus obligaciones de transparencia, seguirán suscitándose situaciones como estas y quizá peores.

Vayamos ahora a nuestro Estado, esta semana también se inaugura el Teatro Matamoros que si bien no es una obra de esta administración y se le reconoce que la concluya para ponerla a disposición de los actores y consumidores de la cultura de Michoacán para fortalecer a la ciudad de Morelia en materia turística, nos deja con varias interrogantes.

¿Por qué tantos años para remodelar un teatro?, ¿La erogación del recurso fue adecuada? ¿Cuáles son y donde se encuentran los actos de corrupción? Mucha bruma alrededor de esta obra. De la que es claro que los habitantes de Morelia apreciamos y admiramos la preocupación de esta administración por proveer espacios culturales dignos a Michoacán, aunque también exigimos que se esclarezcan todas las dudas.

Volvemos al principio, la división de poderes en una República es la garantía de las libertades que tanto velamos, es el límite al abuso del poder público; por ello, estoy convencido de que hoy más que nunca la Auditoría Superior del Estado de Michoacán debe ser y permanecer autónoma además de investigar a profundidad las irregularidades que se presentan. A este, su servidor, me parece una verdadera burla qué al menos tres auditores hayan sido responsables de no entregar información sobre esta obra, de omitir la responsabilidad que le corresponde como órgano de transparencia. Sabemos que no es poco el recurso que se invirtió en su construcción.

Exigir transparencia es nuestro derecho ciudadano, hagámoslo valer. Es tiempo de los ciudadanos.

Esta semana comienza reflexiva, ya que ante las públicas acusaciones y alusiones en días pasados contra los abogados, un Juez en retiro, un Juez Federal, el Ministro Presidente por parte del Presidente de la República nos obliga a analizar lo que el Art. 49 a la letra dice… El Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

Tres poderes, independientes uno del otro con sus propias características y atribuciones, lo más alarmante es, el maltrato y desdén al Estado de Derecho. Ese que provee seguridad a las y los ciudadanos, algo que desde mi punto de vista no podemos dejar de defender por conciencia y por el futuro de nuestro país.

Acusar sin pruebas, insinuar corrupción de manera infundada, se traduce en un embiste a las instituciones autónomas de las cuales depende la protección de los Derechos Humanos y la posibilidad de los gobernados a exigir cuentas a sus representantes, en cada uno de estos poderes. Así es, están al servicio del pueblo, no del que ocupe la silla en turno.

Es por esto que pongo en la mesa la siguiente reflexión… ¿Qué sucede en México, que cada día es menor el respeto a las instituciones? Desde mi óptica, la apatía ciudadana por saber quién se hace cargo de qué y sobre todo para qué, ha permitido que los políticos de ayer y hoy se sirvan con la cuchara grande en todos los aspectos. Por otro lado, la obstinación del ejecutivo actual en presionar o coaccionar a todo aquel que no esté a favor de sus planes de “transformación” que lo han llevado a evidenciar el desconocimiento del funcionamiento del gobierno y el hecho de que la división de poderes existe y debe prevalecer por el bien de la nación.

Y entonces, si los ciudadanos no se involucran en los procesos que fortalecen a estos órganos autónomos, si desconocen los mecanismos que obligan al gobierno a cumplir con sus obligaciones de transparencia, seguirán suscitándose situaciones como estas y quizá peores.

Vayamos ahora a nuestro Estado, esta semana también se inaugura el Teatro Matamoros que si bien no es una obra de esta administración y se le reconoce que la concluya para ponerla a disposición de los actores y consumidores de la cultura de Michoacán para fortalecer a la ciudad de Morelia en materia turística, nos deja con varias interrogantes.

¿Por qué tantos años para remodelar un teatro?, ¿La erogación del recurso fue adecuada? ¿Cuáles son y donde se encuentran los actos de corrupción? Mucha bruma alrededor de esta obra. De la que es claro que los habitantes de Morelia apreciamos y admiramos la preocupación de esta administración por proveer espacios culturales dignos a Michoacán, aunque también exigimos que se esclarezcan todas las dudas.

Volvemos al principio, la división de poderes en una República es la garantía de las libertades que tanto velamos, es el límite al abuso del poder público; por ello, estoy convencido de que hoy más que nunca la Auditoría Superior del Estado de Michoacán debe ser y permanecer autónoma además de investigar a profundidad las irregularidades que se presentan. A este, su servidor, me parece una verdadera burla qué al menos tres auditores hayan sido responsables de no entregar información sobre esta obra, de omitir la responsabilidad que le corresponde como órgano de transparencia. Sabemos que no es poco el recurso que se invirtió en su construcción.

Exigir transparencia es nuestro derecho ciudadano, hagámoslo valer. Es tiempo de los ciudadanos.

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