/ lunes 5 de abril de 2021

¿Día de la mujer?

Marzo, erróneamente un mes declarado para conmemorar a las mujeres. Las mujeres deben ser conmemoradas cada día, deben ser escuchadas y sus opiniones tomadas en cuenta. ¿Pero como lograr que esto suceda? Si venimos acarreando desde la casa conductas nocivas que dañan a las mujeres y menoscaban sus capacidades, habilidades y competencias.

Si bien es cierto que los parámetros para determinar la capacidad de una persona no deben estar determinados por su género, preferencias sexuales, religión o el grupo social al que pertenezca, también es cierto que para las mujeres no aplica la misma regla.

Entre los llamados Techos de cristal o de billetes; la violencia que tienen que sufrir dentro de sus mismos hogares; el tener que cargar con el doble de responsabilidades para poder tener éxito, porque pensamos que son ellas las que deben de cargar con el peso de las actividades domésticas y la familia. El tiempo que les sobre, sí es que sobra, dedicarlo a ser profesionista y mujer.

La idea que tenemos de la inclusión debe cambiar, para ello, debemos poner atención a las mujeres para saber qué es lo que falta, para llegar a la tan anhelada inclusión y paridad en todos los ámbitos donde esté una mujer. Por qué no se requiere ser miles para estar representadas, no se requiere que marchen, griten, rompan para que sean escuchadas, comprendidas, valoradas.

Cada 4 minutos es violentada una mujer en México, cada 3 horas es ultimada una mujer en México. México el país del ¡ya chole! del machismo glorificado, donde el Presidente asegura que su gobierno es el que más ha cuidado a las mujeres, el que más las ha apoyado. ¿Apoyo es cerrar las estancias infantiles, los refugios para mujeres violentadas, las carpetas de investigación de tantas mujeres asesinadas?

¿Es posible tener una población empática con las mujeres con un gobierno indolente? Un gobierno que impulsa y apoya a un violador para ser un representante del pueblo, de las propias mujeres. Es claro el mensaje, los feminicidios aumentan en este gobierno de manera descontrolada por que los maltratadores, los violadores, los asesinos se saben impunes.

Es por esto que desde este espacio, hago un llamado a todos los hombres a replantear la forma en la que nos hemos relacionado con las mujeres hasta hoy, a comprender que no solo tienen los mismos derechos que los hombres sino también las mismas necesidades, ellas al igual que nosotros buscan trascender, triunfar, crecer como individuos, como miembros de una sociedad productiva, sin etiquetas. ¡Ya basta! de relegarlas al papel de cuidadoras, de domésticas o hacerlas responsables de actividades secundarias porque “no tienen capacidad”.

¡Ya basta! De pensar que estamos haciendo bien al “dejarlas trabajar” “dejarlas estudiar” la verdadera equidad prevalecerá cuando seamos conscientes de que las mujeres son el pilar de la sociedad y que simplemente sin ellas no existe.

Hago un llamado también, a aquellas mujeres con conductas misóginas a que reflexionen porque su postura no abona a la transformación que se debe realizar en pro de la sociedad, no solo de las mujeres. Ya que una sociedad que lastima a sus mujeres, es una sociedad incompleta.

¡Yo también estoy harto!

Marzo, erróneamente un mes declarado para conmemorar a las mujeres. Las mujeres deben ser conmemoradas cada día, deben ser escuchadas y sus opiniones tomadas en cuenta. ¿Pero como lograr que esto suceda? Si venimos acarreando desde la casa conductas nocivas que dañan a las mujeres y menoscaban sus capacidades, habilidades y competencias.

Si bien es cierto que los parámetros para determinar la capacidad de una persona no deben estar determinados por su género, preferencias sexuales, religión o el grupo social al que pertenezca, también es cierto que para las mujeres no aplica la misma regla.

Entre los llamados Techos de cristal o de billetes; la violencia que tienen que sufrir dentro de sus mismos hogares; el tener que cargar con el doble de responsabilidades para poder tener éxito, porque pensamos que son ellas las que deben de cargar con el peso de las actividades domésticas y la familia. El tiempo que les sobre, sí es que sobra, dedicarlo a ser profesionista y mujer.

La idea que tenemos de la inclusión debe cambiar, para ello, debemos poner atención a las mujeres para saber qué es lo que falta, para llegar a la tan anhelada inclusión y paridad en todos los ámbitos donde esté una mujer. Por qué no se requiere ser miles para estar representadas, no se requiere que marchen, griten, rompan para que sean escuchadas, comprendidas, valoradas.

Cada 4 minutos es violentada una mujer en México, cada 3 horas es ultimada una mujer en México. México el país del ¡ya chole! del machismo glorificado, donde el Presidente asegura que su gobierno es el que más ha cuidado a las mujeres, el que más las ha apoyado. ¿Apoyo es cerrar las estancias infantiles, los refugios para mujeres violentadas, las carpetas de investigación de tantas mujeres asesinadas?

¿Es posible tener una población empática con las mujeres con un gobierno indolente? Un gobierno que impulsa y apoya a un violador para ser un representante del pueblo, de las propias mujeres. Es claro el mensaje, los feminicidios aumentan en este gobierno de manera descontrolada por que los maltratadores, los violadores, los asesinos se saben impunes.

Es por esto que desde este espacio, hago un llamado a todos los hombres a replantear la forma en la que nos hemos relacionado con las mujeres hasta hoy, a comprender que no solo tienen los mismos derechos que los hombres sino también las mismas necesidades, ellas al igual que nosotros buscan trascender, triunfar, crecer como individuos, como miembros de una sociedad productiva, sin etiquetas. ¡Ya basta! de relegarlas al papel de cuidadoras, de domésticas o hacerlas responsables de actividades secundarias porque “no tienen capacidad”.

¡Ya basta! De pensar que estamos haciendo bien al “dejarlas trabajar” “dejarlas estudiar” la verdadera equidad prevalecerá cuando seamos conscientes de que las mujeres son el pilar de la sociedad y que simplemente sin ellas no existe.

Hago un llamado también, a aquellas mujeres con conductas misóginas a que reflexionen porque su postura no abona a la transformación que se debe realizar en pro de la sociedad, no solo de las mujeres. Ya que una sociedad que lastima a sus mujeres, es una sociedad incompleta.

¡Yo también estoy harto!

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