/ miércoles 1 de febrero de 2023

Repudio el golpe de estado en Perú

Las oligarquías de Estados Unidos y Latinoamérica recurren a violentos y sangrientos golpes de Estado para imponer gobiernos afines, destituyendo gobiernos legítimos que representan los intereses y derechos de nuestros pueblos, aplastando con ello todos los resquicios democráticos de nuestra sociedad. En América Latina, estos han tenido un impacto devastador a lo largo de nuestra historia, ya que han traído consigo la represión, la violencia, el asesinato y la pérdida de los derechos civiles y políticos.

A diferencia del pasado, las oligarquías de nuestro continente han optado por ejecutar un nuevo tipo de golpe de Estado, el cual se caracteriza por una serie de procesos de desestabilización y derrumbe de los gobiernos progresistas legítimamente electos.

De acuerdo con Fabricio Pereira “Este nuevo tipo no implica el uso de la violencia física por parte de los militares y se procesa por medio de interpretaciones distorsionadas de las instituciones, combinando estrategias institucionales con la movilización de sectores de la sociedad civil a través de los medios de comunicación oligopolizados y de las redes sociales digitales.

Estas características tienen la intención de revestir de alguna legalidad y legitimidad estrategias no-electorales de llegada al poder”.

Bajo este nuevo rostro, las élites conservadoras han derribado gobiernos democráticamente electos como el de Manuel Zelaya en Honduras (2009), el de Dilma Russef en Brasil (2016) y el de Evo Morales en Bolivia (2019).

De esta forma, en diciembre pasado la derecha conservadora de Perú ejecutó un nuevo golpe de Estado en nuestra América, esta vez en contra el presidente Pedro Castillo Terrones quien venía padeciendo un constante acoso por parte de los partidos políticos opositores a su gobierno, los cuales no simpatizaban con su programa y con su origen campesino y de sindicalista magisterial.

Con este golpe de Estado, las élites impusieron a Dina Boluarte, que ha llevado a cabo una política represiva con consecuencias terribles, buscando acallar las enormes manifestaciones populares que repudian su impuesto mandato.

La represión ordenada por los golpistas llevo a infames hechos como la masacre de Puno, que dejó 18 muertos, y la violenta represión en Cusco que volvió a dejar un fallecido y decenas de heridos.

Tras poco más de un mes de golpe, suman ya en Perú más de 50 muertos, cientos de heridos y muchos detenidos como consecuencia de la violenta represión policial militar ordenada desde el ejecutivo golpista para tratar de parar el levantamiento popular que se inició días después que el Congreso ejecutara este nuevo golpe que lastima a nuestro continente.

Condeno enérgicamente el golpe de Estado en Perú y me sumo al llamado que el presidente Andrés Manuel López Obrador realizó a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) de que se ponga fin a la represión en Perú y se libere a Pedro Castillo y con esto comenzar a revertir la terrible situación y la crisis política que en la que la derecha ha sumido a nuestro hermano pueblo peruano.


Profesora jubilada, prestó sus servicios a la educación en Michoacán por 32 años, realizó sus estudios en el Instituto de Capacitación para los Maestros de Michoacán y en el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL). Es promotora cultural y activista por los derechos de las mujeres. En dos ocasiones fue Consejera Estatal de MORENA en Michoacán y, desempeñó el cargo de Secretaria de Arte y Cultura del Comité Ejecutivo Estatal del MORENA también en Michoacán. Actualmente es Senadora de la República por Michoacán e integrante de las Comisiones de Educación, Trabajo y Previsión Social, Cultura, Para la Igualdad de Género y Relaciones Exteriores de América Latina y el Caribe en ese órgano legislativo. Facebook @SenadoraBlancaPina, Twitter: @BlancaPinaG

Las oligarquías de Estados Unidos y Latinoamérica recurren a violentos y sangrientos golpes de Estado para imponer gobiernos afines, destituyendo gobiernos legítimos que representan los intereses y derechos de nuestros pueblos, aplastando con ello todos los resquicios democráticos de nuestra sociedad. En América Latina, estos han tenido un impacto devastador a lo largo de nuestra historia, ya que han traído consigo la represión, la violencia, el asesinato y la pérdida de los derechos civiles y políticos.

A diferencia del pasado, las oligarquías de nuestro continente han optado por ejecutar un nuevo tipo de golpe de Estado, el cual se caracteriza por una serie de procesos de desestabilización y derrumbe de los gobiernos progresistas legítimamente electos.

De acuerdo con Fabricio Pereira “Este nuevo tipo no implica el uso de la violencia física por parte de los militares y se procesa por medio de interpretaciones distorsionadas de las instituciones, combinando estrategias institucionales con la movilización de sectores de la sociedad civil a través de los medios de comunicación oligopolizados y de las redes sociales digitales.

Estas características tienen la intención de revestir de alguna legalidad y legitimidad estrategias no-electorales de llegada al poder”.

Bajo este nuevo rostro, las élites conservadoras han derribado gobiernos democráticamente electos como el de Manuel Zelaya en Honduras (2009), el de Dilma Russef en Brasil (2016) y el de Evo Morales en Bolivia (2019).

De esta forma, en diciembre pasado la derecha conservadora de Perú ejecutó un nuevo golpe de Estado en nuestra América, esta vez en contra el presidente Pedro Castillo Terrones quien venía padeciendo un constante acoso por parte de los partidos políticos opositores a su gobierno, los cuales no simpatizaban con su programa y con su origen campesino y de sindicalista magisterial.

Con este golpe de Estado, las élites impusieron a Dina Boluarte, que ha llevado a cabo una política represiva con consecuencias terribles, buscando acallar las enormes manifestaciones populares que repudian su impuesto mandato.

La represión ordenada por los golpistas llevo a infames hechos como la masacre de Puno, que dejó 18 muertos, y la violenta represión en Cusco que volvió a dejar un fallecido y decenas de heridos.

Tras poco más de un mes de golpe, suman ya en Perú más de 50 muertos, cientos de heridos y muchos detenidos como consecuencia de la violenta represión policial militar ordenada desde el ejecutivo golpista para tratar de parar el levantamiento popular que se inició días después que el Congreso ejecutara este nuevo golpe que lastima a nuestro continente.

Condeno enérgicamente el golpe de Estado en Perú y me sumo al llamado que el presidente Andrés Manuel López Obrador realizó a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) de que se ponga fin a la represión en Perú y se libere a Pedro Castillo y con esto comenzar a revertir la terrible situación y la crisis política que en la que la derecha ha sumido a nuestro hermano pueblo peruano.


Profesora jubilada, prestó sus servicios a la educación en Michoacán por 32 años, realizó sus estudios en el Instituto de Capacitación para los Maestros de Michoacán y en el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL). Es promotora cultural y activista por los derechos de las mujeres. En dos ocasiones fue Consejera Estatal de MORENA en Michoacán y, desempeñó el cargo de Secretaria de Arte y Cultura del Comité Ejecutivo Estatal del MORENA también en Michoacán. Actualmente es Senadora de la República por Michoacán e integrante de las Comisiones de Educación, Trabajo y Previsión Social, Cultura, Para la Igualdad de Género y Relaciones Exteriores de América Latina y el Caribe en ese órgano legislativo. Facebook @SenadoraBlancaPina, Twitter: @BlancaPinaG