/ viernes 18 de agosto de 2023

Pobreza: ¿aplaudir o preocuparse?

¿Es momento de celebrar los resultados del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia de combate a la pobreza? ¿Es posible aseverar, con alguna certeza, que los programas sociales que ha implementado la Cuarta Transformación son la solución a un problema lacerante y de presencia histórica en el país?

Recientemente el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) presentó sus estimaciones de pobreza multidimensional 2022. Destaca el hecho de que entre 2018 y 2022 el porcentaje de población en situación de pobreza en el país pasó de 41.9% a 36.3%. Esto significa que de cada 100 personas 36 presentan por lo menos una privación en sus derechos sociales, además de que no ganan lo suficiente para comprar los alimentos esenciales, así como para adquirir los bienes y servicios mínimos para vivir dignamente.

Lo anterior implica que la cantidad de mexicanos y mexicanas en situación de pobreza multidimensional disminuyó entre 2018 y 2022, al pasar de 51.9 a 46.8 millones de personas a nivel nacional.

El presidente López Obrador festejó, naturalmente, estos resultados. “Estoy muy contento, estoy satisfecho, podría decir que hasta me iría del gobierno con lo que ya hemos logrado. Incluso podría decir que hasta me podría morir tranquilo. Porque imagínense: teníamos un sueño, el que se redujera la pobreza en nuestro país y disminuyera la desigualdad, y resulta que ya lo logramos”, declaró durante la mañanera del pasado 14 de agosto.

Fue todavía más contundente en su aseveración: “cinco millones de mexicanos han salido de la pobreza a pesar de la pandemia y la crisis económica. No había pasado esto en 40 años”. La felicidad expresada por quien preside el Ejecutivo Federal se debe a que pareciera que sus programas insignia están rindiendo frutos.

Cabe examinar los ocho programas en los que más dinero se invierte: Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, 339 mil 341 millones; Becas para el Bienestar “Benito Juárez”, 83 mil 638 millones; Sembrando Vida, 37 mil 137 millones; La Escuela es Nuestra, 27 mil millones; Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad, 26 mil 578 millones; Jóvenes Construyendo el Futuro, 23 mil 090 millones; Fertilizantes para el Bienestar, 16 mil 684 millones, y Producción para el Bienestar, 15 mil 507 millones.

La pregunta obligada es si la enorme cantidad de recursos que se invierten-gastan en esos programas se justifica a partir de los efectos positivos que están generando. Para este año, el dinero destinado a los Programas para el Bienestar ascendió a 598 mil millones de pesos, lo que representa el 7.21% del total del presupuesto federal aprobado por la Cámara de Diputados, que para 2023 fue de 8 billones 229 mil 647.8 millones de pesos.

El punto es que existen, por lo menos, dos datos que obligan a atemperar la efusividad. El primero es que no sólo no hubo un avance en lo que respecta a la población en situación de pobreza extrema, sino que incluso ésta aumento entre 2018 y 2022, al pasar del 7.0% al 7.1% en términos porcentuales, de 8.7 millones a 9.1 millones en cifras absolutas.

Pero hay una noticia aún más preocupante: la cantidad de mexicanos y mexicanas sin acceso a servicios de salud se incrementó drásticamente. Si ya resultaba un problema alarmante el que 16.2% (20.1 millones) de la población no tuviera la posibilidad de contar con estos servicios en 2018, la contrariedad abruma ahora con un 39.1%: 50.4 millones de personas.

La discusión sobre los resultados de este gobierno en materia de pobreza debe seguir. ¿Es pertinente la apuesta por la universalización y no por la focalización de los programas? ¿Es verdad que en este sexenio está ocurriendo el mayor gasto en protección social de la historia del país? ¿Realmente se está beneficiando a los más pobres o, en los hechos, el gasto público está siendo regresivo, es decir, las transferencias sociales se están concentrando en los hogares más ricos?

Para usted: ¿hay que celebrar o es momento, ya, para preocuparse?

Amasijo

Una nueva confrontación se avecina entre el INE y el presidente López Obrador. La institución electoral avaló un proyecto de presupuesto de 23,757,453,846 pesos para 2024. Esta cifra representa un incremento de 11.02% respecto de lo asignado para este año. Pero eso no es todo, habría que sumar la cantidad de recursos que reclamarán los partidos políticos para su financiamiento en un año electoral: 10,444,157,311 pesos, además de 3,568,631,776 pesos, un monto que sería destinado en caso de que se realizara una consulta popular o existiera la necesidad de organizar elecciones extraordinarias. El presidente ya se pronunció: “es mucho”, y planteó una reducción de 10 mil millones de pesos. La democracia tiene un costo, eso es irrefutable. Viene el debate.


Politólogo por la UNAM. Doctor en Procesos Políticos por la UAM. Profesor e investigador en la Universidad de la Ciénega del Estado de Michoacán de Ocampo (UCEMICH). Twitter: @Javier_Rosiles, Facebook: jrosilessalas, email: javier.rosiles@gmail.com

¿Es momento de celebrar los resultados del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia de combate a la pobreza? ¿Es posible aseverar, con alguna certeza, que los programas sociales que ha implementado la Cuarta Transformación son la solución a un problema lacerante y de presencia histórica en el país?

Recientemente el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) presentó sus estimaciones de pobreza multidimensional 2022. Destaca el hecho de que entre 2018 y 2022 el porcentaje de población en situación de pobreza en el país pasó de 41.9% a 36.3%. Esto significa que de cada 100 personas 36 presentan por lo menos una privación en sus derechos sociales, además de que no ganan lo suficiente para comprar los alimentos esenciales, así como para adquirir los bienes y servicios mínimos para vivir dignamente.

Lo anterior implica que la cantidad de mexicanos y mexicanas en situación de pobreza multidimensional disminuyó entre 2018 y 2022, al pasar de 51.9 a 46.8 millones de personas a nivel nacional.

El presidente López Obrador festejó, naturalmente, estos resultados. “Estoy muy contento, estoy satisfecho, podría decir que hasta me iría del gobierno con lo que ya hemos logrado. Incluso podría decir que hasta me podría morir tranquilo. Porque imagínense: teníamos un sueño, el que se redujera la pobreza en nuestro país y disminuyera la desigualdad, y resulta que ya lo logramos”, declaró durante la mañanera del pasado 14 de agosto.

Fue todavía más contundente en su aseveración: “cinco millones de mexicanos han salido de la pobreza a pesar de la pandemia y la crisis económica. No había pasado esto en 40 años”. La felicidad expresada por quien preside el Ejecutivo Federal se debe a que pareciera que sus programas insignia están rindiendo frutos.

Cabe examinar los ocho programas en los que más dinero se invierte: Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, 339 mil 341 millones; Becas para el Bienestar “Benito Juárez”, 83 mil 638 millones; Sembrando Vida, 37 mil 137 millones; La Escuela es Nuestra, 27 mil millones; Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad, 26 mil 578 millones; Jóvenes Construyendo el Futuro, 23 mil 090 millones; Fertilizantes para el Bienestar, 16 mil 684 millones, y Producción para el Bienestar, 15 mil 507 millones.

La pregunta obligada es si la enorme cantidad de recursos que se invierten-gastan en esos programas se justifica a partir de los efectos positivos que están generando. Para este año, el dinero destinado a los Programas para el Bienestar ascendió a 598 mil millones de pesos, lo que representa el 7.21% del total del presupuesto federal aprobado por la Cámara de Diputados, que para 2023 fue de 8 billones 229 mil 647.8 millones de pesos.

El punto es que existen, por lo menos, dos datos que obligan a atemperar la efusividad. El primero es que no sólo no hubo un avance en lo que respecta a la población en situación de pobreza extrema, sino que incluso ésta aumento entre 2018 y 2022, al pasar del 7.0% al 7.1% en términos porcentuales, de 8.7 millones a 9.1 millones en cifras absolutas.

Pero hay una noticia aún más preocupante: la cantidad de mexicanos y mexicanas sin acceso a servicios de salud se incrementó drásticamente. Si ya resultaba un problema alarmante el que 16.2% (20.1 millones) de la población no tuviera la posibilidad de contar con estos servicios en 2018, la contrariedad abruma ahora con un 39.1%: 50.4 millones de personas.

La discusión sobre los resultados de este gobierno en materia de pobreza debe seguir. ¿Es pertinente la apuesta por la universalización y no por la focalización de los programas? ¿Es verdad que en este sexenio está ocurriendo el mayor gasto en protección social de la historia del país? ¿Realmente se está beneficiando a los más pobres o, en los hechos, el gasto público está siendo regresivo, es decir, las transferencias sociales se están concentrando en los hogares más ricos?

Para usted: ¿hay que celebrar o es momento, ya, para preocuparse?

Amasijo

Una nueva confrontación se avecina entre el INE y el presidente López Obrador. La institución electoral avaló un proyecto de presupuesto de 23,757,453,846 pesos para 2024. Esta cifra representa un incremento de 11.02% respecto de lo asignado para este año. Pero eso no es todo, habría que sumar la cantidad de recursos que reclamarán los partidos políticos para su financiamiento en un año electoral: 10,444,157,311 pesos, además de 3,568,631,776 pesos, un monto que sería destinado en caso de que se realizara una consulta popular o existiera la necesidad de organizar elecciones extraordinarias. El presidente ya se pronunció: “es mucho”, y planteó una reducción de 10 mil millones de pesos. La democracia tiene un costo, eso es irrefutable. Viene el debate.


Politólogo por la UNAM. Doctor en Procesos Políticos por la UAM. Profesor e investigador en la Universidad de la Ciénega del Estado de Michoacán de Ocampo (UCEMICH). Twitter: @Javier_Rosiles, Facebook: jrosilessalas, email: javier.rosiles@gmail.com

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