/ lunes 2 de octubre de 2023

Priistas contritos

De arrepentidos comienza a llenarse Morena. Mientras un sector importante se está replanteando continuar en Morena, para seguir a Marcelo Ebrard en su aventura de insistir en convertirse en presidente de la República, inclusiones hormiga de ex militantes del PRI ocurren en diversos territorios del país.

El problema es que Claudia Sheinbaum comienza a recibir abucheos de sus propios correligionarios. Una mala señal cuando apenas se ha marcado el arranque formal del proceso electoral de 2024. Su liderazgo y carisma se están poniendo a prueba muy temprano.

La virtual candidata presidencial de Morena se encuentra de gira: “la esperanza nos une”. Pero pareciera que hay más interés en amontonar que en sanar heridas, más preocupación por incorporar que en unir a quienes ya son parte del partido. No caben los ebrardistas, pero sí los priistas.

Rechiflas, gritos, silbidos, pitadas, desaprobación es lo que ha enfrentado Sheinbaum por la infausta tarea de dar la bienvenida a quienes apenas ayer militaban en las filas del partido otrora hegemónico. El “¿me van a oír o no?” espetado con firmeza y frustración a medio mitin como signo de debilidad.

El partido, Andrés Manuel López Obrador y hasta Dios permiten el arrepentimiento, según se deriva de las aclaraciones por la invitación a ex priistas. Pero no sólo es un tema de expiación de pecados, sino de aglomerar estructuras que le permitan a Morena mantenerse como una marca ganadora en el competido mercado electoral.

“Se puede uno equivocar, pero más vale abrir la puerta, que cerrarla siempre, y hacernos cada vez más chiquitos, más chiquitos, más chiquitos”, justifica la coordinadora nacional del partido oficial en medio de gritos de “¡Muera el PRI!, ¡fuera el PRI!”, en Sinaloa, pero también en Oaxaca.

Lo que estamos viendo es la aceptación tácita de que Morena presenta serias limitaciones en materia de rendimiento electoral en diversos territorios del país. No hay duda de que es el partido predominante, pero eso no implica que tenga garantizado el triunfo en todas las entidades y distritos electorales de México.

Los riesgos, sin embargo, saltan a la vista. Existen sectores, grupos, corrientes del partido que se inconforman ya porque las inclusiones implican la aparición de nuevos competidores interesados en participar en los procesos de distribución, tanto de candidaturas como de cargos y recursos. No puede haber inserciones neutrales ni como actos de caridad.

La paradoja para Morena es que a mayor incorporación de liderazgos y estructuras que ayer respondían al PRI, hay un incremento en la posibilidad de ser competitivo en zonas del país en donde su rentabilidad electoral es exigua, pero estos priistas redimidos también pueden ser la causa de múltiples conflictos que, justamente, tengan el efecto contrario: el de diezmar al partido oficial. Pero es claro que la apuesta está hecha. ¿Los reclamos quedarán tan sólo en abucheos?

Amasijo

Un indicador de la efervescencia y posible origen de conflictos en Morena, en las entidades federativas en donde se disputará una gubernatura o la jefatura de Gobierno en 2024, es la cantidad de “mini-corcholatas” o aspirantes que se registraron en días pasados con la esperanza de convertirse en coordinadores o coordinadoras de defensa de la transformación en esos nueve territorios subnacionales.

Se trata de un total de 285 personas, más hombres que mujeres, 174 frente a 110, respectivamente, más una persona de otro género, según informó el dirigente nacional morenista, Mario Delgado. Los anhelos, empeños o ambiciones, según quiera verse, quedaron distribuidos de la siguiente manera:

Chiapas, 31 aspirantes (ocho mujeres, 23 hombres); Ciudad de México, 32 (ocho mujeres, 24 hombres); Guanajuato, 19 (ocho mujeres y 11 hombres); Jalisco, 49 (28 mujeres, 21 hombres); Morelos, 31 (12 mujeres, 19 hombres); Puebla, 27 (10 mujeres, 17 hombres); Tabasco, 21 (seis mujeres, 15 hombres); Veracruz, 48 (20 mujeres, 27 hombres y una persona que se reconoce de otro género), y Yucatán, 27 (10 mujeres, 17 hombres).


Politólogo por la UNAM. Doctor en Procesos Políticos por la UAM. Profesor e investigador en la Universidad de la Ciénega del Estado de Michoacán de Ocampo (UCEMICH). Twitter: @Javier_Rosiles, Facebook: jrosilessalas, email: javier.rosiles@gmail.com

De arrepentidos comienza a llenarse Morena. Mientras un sector importante se está replanteando continuar en Morena, para seguir a Marcelo Ebrard en su aventura de insistir en convertirse en presidente de la República, inclusiones hormiga de ex militantes del PRI ocurren en diversos territorios del país.

El problema es que Claudia Sheinbaum comienza a recibir abucheos de sus propios correligionarios. Una mala señal cuando apenas se ha marcado el arranque formal del proceso electoral de 2024. Su liderazgo y carisma se están poniendo a prueba muy temprano.

La virtual candidata presidencial de Morena se encuentra de gira: “la esperanza nos une”. Pero pareciera que hay más interés en amontonar que en sanar heridas, más preocupación por incorporar que en unir a quienes ya son parte del partido. No caben los ebrardistas, pero sí los priistas.

Rechiflas, gritos, silbidos, pitadas, desaprobación es lo que ha enfrentado Sheinbaum por la infausta tarea de dar la bienvenida a quienes apenas ayer militaban en las filas del partido otrora hegemónico. El “¿me van a oír o no?” espetado con firmeza y frustración a medio mitin como signo de debilidad.

El partido, Andrés Manuel López Obrador y hasta Dios permiten el arrepentimiento, según se deriva de las aclaraciones por la invitación a ex priistas. Pero no sólo es un tema de expiación de pecados, sino de aglomerar estructuras que le permitan a Morena mantenerse como una marca ganadora en el competido mercado electoral.

“Se puede uno equivocar, pero más vale abrir la puerta, que cerrarla siempre, y hacernos cada vez más chiquitos, más chiquitos, más chiquitos”, justifica la coordinadora nacional del partido oficial en medio de gritos de “¡Muera el PRI!, ¡fuera el PRI!”, en Sinaloa, pero también en Oaxaca.

Lo que estamos viendo es la aceptación tácita de que Morena presenta serias limitaciones en materia de rendimiento electoral en diversos territorios del país. No hay duda de que es el partido predominante, pero eso no implica que tenga garantizado el triunfo en todas las entidades y distritos electorales de México.

Los riesgos, sin embargo, saltan a la vista. Existen sectores, grupos, corrientes del partido que se inconforman ya porque las inclusiones implican la aparición de nuevos competidores interesados en participar en los procesos de distribución, tanto de candidaturas como de cargos y recursos. No puede haber inserciones neutrales ni como actos de caridad.

La paradoja para Morena es que a mayor incorporación de liderazgos y estructuras que ayer respondían al PRI, hay un incremento en la posibilidad de ser competitivo en zonas del país en donde su rentabilidad electoral es exigua, pero estos priistas redimidos también pueden ser la causa de múltiples conflictos que, justamente, tengan el efecto contrario: el de diezmar al partido oficial. Pero es claro que la apuesta está hecha. ¿Los reclamos quedarán tan sólo en abucheos?

Amasijo

Un indicador de la efervescencia y posible origen de conflictos en Morena, en las entidades federativas en donde se disputará una gubernatura o la jefatura de Gobierno en 2024, es la cantidad de “mini-corcholatas” o aspirantes que se registraron en días pasados con la esperanza de convertirse en coordinadores o coordinadoras de defensa de la transformación en esos nueve territorios subnacionales.

Se trata de un total de 285 personas, más hombres que mujeres, 174 frente a 110, respectivamente, más una persona de otro género, según informó el dirigente nacional morenista, Mario Delgado. Los anhelos, empeños o ambiciones, según quiera verse, quedaron distribuidos de la siguiente manera:

Chiapas, 31 aspirantes (ocho mujeres, 23 hombres); Ciudad de México, 32 (ocho mujeres, 24 hombres); Guanajuato, 19 (ocho mujeres y 11 hombres); Jalisco, 49 (28 mujeres, 21 hombres); Morelos, 31 (12 mujeres, 19 hombres); Puebla, 27 (10 mujeres, 17 hombres); Tabasco, 21 (seis mujeres, 15 hombres); Veracruz, 48 (20 mujeres, 27 hombres y una persona que se reconoce de otro género), y Yucatán, 27 (10 mujeres, 17 hombres).


Politólogo por la UNAM. Doctor en Procesos Políticos por la UAM. Profesor e investigador en la Universidad de la Ciénega del Estado de Michoacán de Ocampo (UCEMICH). Twitter: @Javier_Rosiles, Facebook: jrosilessalas, email: javier.rosiles@gmail.com

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