<<Dies Irae, Dies illa, solvet saeclum in favilla>>
Secuencia poética atribuída a Tomasso de Celano,
Requiem en Re menor (KV 636), Mozart
“Aquel día, día de ira, reducirá este mundo a cenizas”
Fausto de J.W. Goethe
Andrés Manuel -el Presidente electo más pragmático y sin aparentes dependencias de los grupos de poder, que se haya visto desde la fundación del sistema político, desde la llegada del Partido Nacional Revolucionario (PNR), muestra su compromiso total con la ciudadanía lo que se ha traducido en una lucha abierta por la primacía, frente a poderes sectoriales. López Obrador, se encuentra comprometido, en los trabajos de diseminación de la información de la “cuarta transformación” de la vida pública de México, al tiempo que va honrando compromisos de campaña, dando sus primeros zarpazos, sin soltar al tigre.
La cancelación de una obra técnicamente mal concebida, la construcción de NAIM, ha generado más que un pulso mediático; a la par, ha creado un artificio para negar el combate a la omnipresente corrupción, así como hechos científicamente contrastables, que convenientemente se han ignorado desde el génesis de una obra destinada a generar beneficios aparentes, aunque la Ciudad de México, pudiese ahondar su actual insuficiencia de agua, el vital líquido.
No obstante, la crítica ha llegado como las precolombinas setas, en tiempo de lluvias; un puñado de críticos de pura cepa, llenos de conclusiones preconcebidas, se visten de agoreros; otros, nacidos en las tareas públicas y devenidos en “criticadores”, con cargo a algún mecenas, también abonan en la descalificación a priori, yéndose hasta la cocina. Por ahí, debería llegar la “quinta transformación”, esa que nos toca como sociedad civil, vestida por todos los ciudadanos, sin importar condición ni bagaje, más que la de ser humano, conciudadano con derechos y deberes, hacia nuestra casa mexicana.
La quinta transformación requiere poner la ética al servicio de la nación y de la persona humana; más allá de argumentos está la realidad objetiva: miremos a Diego, el abogado metido a político, devenido en comentócrata, utiliza su viperina lengua, para denostar; miremos los comentarios “Al bote pronto” de Woldenberg: misiles dirigidos puntual y brillantemente elaborados, para generar rechazo y confusión. ¿Cómo es posible, que sean tan sesgados?
Son ellos -entre otros- quienes de forma zafia, escudados en la libertad de expresión, elaboran de forma erudita, sin el rigor que supone tomar más de una variable, antes de concluir, sin fundamento, más que la ideología. La libre expresión, tiene límites; la palabra escrita conlleva una responsabilidad, sobre todo cuando la realidad no puede ignorarse. Sin duda, ellos -Pepe y Diego- ejemplifican ejercicios convenientemente diseñados para confundir a la ciudadanía.
También hay que decirlo, la quinta transformación podrá llevarse a cabo, cuando haya empatía de quienes están en el corazón del proyecto -incluyendo a los despistados que hacen bodas #FIFI; en este preciso momento, la honestidad es virtud personal, socialmente necesaria y políticamente imperativa, para que nadie dude que la cuarta transformación es real. El momento para fundar las bases de una verdadera transformación, está aquí, con nosotros.
Sin duda el cinismo tomó el lugar del civismo en el “capitalismo de cuates” como por ahí, le llaman al capitalismo en México. ¿Cambiarán los cuates y seguirán las mismas prácticas? No lo sé, pero habrá que esperar, por lo menos a que el Presidente, porte la banda tricolor, antes de que lo quieran aislar.
Lo obtuso, lo grosero en la realidad digital posmoderna abierta, es que se quiera defender el antiguo régimen, con argumentos que ignoran el rigor científico, en boca de personajes que alguna vez mostraron virtudes académicas y libertarias pero que claramente al final de sus vidas, han extraviado el camino a la sagesse o trabajamos todos con madurez y objetividad o la transformación será “una raya en el agua”. (M)
