“Mi gober precioso (…) tú eres el héroe de esta película, papá”. Así saltó a la fama, allende las fronteras poblanas, el gobernador Mario Marín, gracias a las palabras lisonjeras expresadas por el empresario Kamel Nacif y capturadas en un casete. Era febrero de 2006. Quince años después, en ese mismo mes, fue detenido en Acapulco, acusado de torturar a la periodista Lydia Cacho.
¿Qué papel juegan hoy los gobernadores en el contexto de la llamada Cuarta Transformación? Al parecer nos encontramos en una etapa de apaciguamiento, ya sea por convicción o conveniencia. Los abajofirmantes gobernadores de Morena muestran su apoyo al presidente de la República en desplegados, en tanto que la rebeldía de gobernadores opositores se aplaca o se premia con embajadas y consulados. De la preciosura al serenamiento.
En tiempos de la llamada Cuarta Transformación el momento más álgido que se ha vivido en la relación entre el presidente Andrés Maniel López Obrador y los gobernadores giró en torno de la conformación de la Alianza Federalista. Este grupo se integró por 10 gobernadores de oposición en el contexto de la pandemia por Covid-19, quienes exigieron revisar el pacto fiscal, hicieron reclamos en materia de salud y pidieron, en su momento, la reactivación económica.
Los mandatarios beligerantes fueron Martín Orozco de Aguascalientes (PAN), Miguel Ángel Riquelme de Coahuila (PRI), José Ignacio Peralta de Colima (PRI), Javier Corral de Chihuahua (PAN), José Rosas Aispuro de Durango (PAN), Diego Sinhue Rodríguez de Guanajuato (PAN), Enrique Alfaro de Jalisco (MC), Silvano Aureoles de Michoacán (PRD), Jaime Rodríguez de Nuevo León (independiente) y Francisco Javier García Cabeza de Vaca de Tamaulipas (PAN).
Los integrantes de la Alianza Federalista se retiraron de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), que fundada en tiempos de Vicente Fox reúne a todos los gobernadores y gobernadoras en turno con el propósito de negociar de manera conjunta con el gobierno federal, sobre todo aspectos presupuestales.
Su retiro fue temporal, meses después fue insostenible. El 7 de septiembre de 2020, su vocero, el gobernador Javier Corral, declaraba: “Es momento de analizar seriamente el papel que los gobernadores jugamos en el destino de México (...) La Conago perdió fuerza y todo el potencial que tenía como un diálogo de interlocución, ya ni siquiera funciona como un mecanismo de diálogo eficaz y útil, se convirtió en una entelequia que fue mermada por el reparto discrecional de los recursos”.
Para el 16 de diciembre de 2021, después de una ardua labor de negociación del secretario de Gobernación Adán Augusto López, todos los gobernadores se reunieron, en el marco de la Conago, en la tierra del presidente, Tabasco. Quince meses después, tras las elecciones por la gubernatura en 15 estados en junio de 2021, el tono cambió drásticamente. “La Alianza Federalista está un poco desdibujada; muchos ya se fueron y otros no sabemos si estamos o ya no, ni qué pasó con esa alianza”, declaraba el entonces gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue.
De aquellos gobernadores beligerantes, cinco ya terminaron su mandato. En el caso de Jaime Rodríguez, apodado “El Bronco”, fue llevado a prisión por quien lo sucedió, el emecista Samuel García. En Aguascalientes, Durango y Tamaulipas estará en disputa la gubernatura este año. Destaca de esta tríada Tamaulipas, una tierra en la que todos sus exgobernadores, a partir de 1993, han sido acusados de delincuentes: Manuel Cavazos, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández y Egidio Torre. No ha roto con esta tendencia García Cabeza de Vaca, el primer Ejecutivo estatal no priista en gobernar la entidad.
Contrario a la postura asumida por los exgobernadores del PRI Quirino Ordaz (Sinaloa), Carlos Aysa (Campeche) y Claudia Pavlovich (Sonora), quienes se fueron de embajadores a España, República Dominicana y de cónsul a Barcelona, respectivamente, su correligionario Riquelme de Coahuila llamó a no participar en el ejercicio de revocación de mandato impulsado por el presidente López Obrador, proceso al que calificó como una farsa, capricho personal y ocurrencia en perjuicio del pueblo. Por lo que respecta a Alfaro, ha vuelto a sacar el banquito con el que hizo campaña por la gubernatura, quizá como presagio de lo que hará en 2024.
Los gobernadores emanados de Morena han cumplido su entendible papel de respaldo al presidente. Desde el 27 de octubre de 2020 marcaron el tono en un desplegado: “llamamos a los gobernadores a serenarse. La lucha electoral debe manifestarse en su dimensión y en su momento. México es un sólo país y su grandeza está en nuestra historia y en nuestro pueblo”.
Habrá que ver si el apaciguamiento es producto más de la negociación y el acuerdo que de la persecución. Lo cierto es que la fuerza e influencia con que cuenta el presidente López Obrador ha alcanzado para eclipsar a todos los mandatarios de las entidades federativas. Ninguno luce, hasta ahora, como candidato natural y fuerte hacia la elección presidencial, salvo en un caso: Claudia Sheinbaum Pardo.
