/ jueves 11 de enero de 2024

Ocuparse del presente… ¡Recuperando la ilusión!

El futuro depende de lo que hacemos en el presenteMahatma Gandhi

El poder para crear un futuro mejor está contenido en el momento presente: “Creas un buen futuro creando un buen presente”, señaló Eckhart Tolle.

Para aspirar a la felicidad es importante ser selectivos; no como señal de fragilidad, sino como verdadera fuerza interior.

Podremos ayudarnos a vivir de manera sana y serena en la medida en que hagamos conciencia de que no es factible controlar todo cuanto sucede en nuestra vida particular y mucho menos en el entorno próximo o distante.

Valorar el presente y reconocer nuestra conexión con los demás y con el mundo, nos proporciona el acceso a una vida equilibrada.

Acudir a releer a los clásicos resulta ser favorable; la filosofía estoica es reconocida por su enfoque en la disciplina y el autocontrol.

Aquí un resumen de algunos aspectos que conviene considerar, particularmente al inicio del 2024:

SABIDURÍA Y FORTALEZA para no compadecerse de sí mismo. No es buena idea ni produce fruto alguno, el hablar mal de sí mismos (aún en los más íntimos pensamientos).

No somos buenos para hacerlo todo. Con humildad debemos reconocer nuestras habilidades y talentos. Marco Aurelio, Emperador romano sentenció; los pensamientos nada recomendables como: “soy terrible en esto; o nunca mejoraré en tal o cual cosa”, en realidad son evaluaciones negativas que debilitan la autoestima, la motivación y obstruyen el crecimiento personal de nuestro diálogo interno. Atrevámonos a enfatizar con convicción y sencillez lo que puedo hacer y lo que no. Adoptar una mentalidad que promueva la auto-afirmación y el reconocimiento de nuestras capacidades debe de ser un viaje interior encaminado al propio beneficio y hacia el conocimiento externo.

Se fortalece la confianza en gran parte, como consecuencia de nuestra resiliencia; de la forma en cómo nos percibimos y la forma en que reaccionamos.

Fomentar el diálogo interno constructivo y alentador crea un entorno mental propicio para el desarrollo personal de las propias capacidades, a través de un crecimiento motivador orientado al éxito. El camino hacia la realización personal y a la felicidad dependen significativamente de nuestra percepción.

Para construir relaciones saludables tendremos que disponernos a encontrar alegría y valor en lo que sí tenemos, en lugar de lamentarnos por lo que nos falta.

Resultado de los “disfrutes y festines” que la temporada vacacional generó, surge la necesidad impostergable de la MODERACIÓN; es decir, “evitar la glotonería y el exceso”. En principio aplicado al comer y al beber, sin dejar de considerar otros aspectos que requieren disciplina y autocontrol. Caer en los extremos y en la contundente privación resultará frustrante e inoperante.

Comprometerse al grado de juramentar las limitantes autoimpuestas, generará incluso (en el corto, mediano y largo plazo), mayores problemas que soluciones; afectaciones a la salud, culpabilidad y arrepentimiento recurrente, con las consecuentes alteraciones ante la restricción extrema.

Ejercitar el autocontrol y el equilibrio como claves para lograr practicando la resiliencia.

CULTIVAR LA GRATITUD por las numerosas bendiciones en nuestro haber; un poderoso recordatorio para apreciar las cosas buenas de la vida.

Una actitud ingrata suele ser aparentemente una falla sutil; practicar la gratitud implica un esfuerzo por reconocer grandes o pequeñas situaciones de beneficio recibido. En caso contrario, estaremos creando un ambiente en donde el descontento y la devaluación de lo que sí tenemos, son las características preponderantes.

Gratitud por la ayuda emocional, la amabilidad y el afecto que recibimos. Podemos aspirar a vivir en un ambiente emocionalmente nutritivo y empático.

La ingratitud es una barrera psicológica y un flagelo que daña gradualmente nuestro interior.

ESCUCHAR MÁS Y MEJOR, dado que solemos hablar más de lo que escuchamos. Ser buenos interlocutores, evitando el protagonismo y la auto-referencia constante de lo que hacemos y de nuestros logros.

Interrumpimos a quien nos habla, lo corregimos, nos anticipamos, ponemos palabras e ideas en boca de la persona con la que platicamos; prejuzgamos… ¡nos precipitamos!

La escucha es una virtud importante y difícil de practicar. Hay ocasiones que decimos más con el silencio y la atención fraterna, que cuando intentamos “pontificar” dando lecciones de lo que aparentemente sabemos o acaso somos “expertos”.

VIVIR EL PRESENTE sin mortificarse por el futuro.

La ansiedad por el futuro consume la vida; es fuente de incertidumbre. De ahí la importancia de encontrar equilibrio entre las aspiraciones, reconociendo los límites. El exceso de control produce infelicidad.

La felicidad depende en gran medida de nuestra forma de pensar.

Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado. (Miguel de Unamuno)

Dr. en Educación J. Jesús Vázquez Estupiñán

Rector

Universidad La Salle Morelia

jve@ulsamorelia.edu.mx

El futuro depende de lo que hacemos en el presenteMahatma Gandhi

El poder para crear un futuro mejor está contenido en el momento presente: “Creas un buen futuro creando un buen presente”, señaló Eckhart Tolle.

Para aspirar a la felicidad es importante ser selectivos; no como señal de fragilidad, sino como verdadera fuerza interior.

Podremos ayudarnos a vivir de manera sana y serena en la medida en que hagamos conciencia de que no es factible controlar todo cuanto sucede en nuestra vida particular y mucho menos en el entorno próximo o distante.

Valorar el presente y reconocer nuestra conexión con los demás y con el mundo, nos proporciona el acceso a una vida equilibrada.

Acudir a releer a los clásicos resulta ser favorable; la filosofía estoica es reconocida por su enfoque en la disciplina y el autocontrol.

Aquí un resumen de algunos aspectos que conviene considerar, particularmente al inicio del 2024:

SABIDURÍA Y FORTALEZA para no compadecerse de sí mismo. No es buena idea ni produce fruto alguno, el hablar mal de sí mismos (aún en los más íntimos pensamientos).

No somos buenos para hacerlo todo. Con humildad debemos reconocer nuestras habilidades y talentos. Marco Aurelio, Emperador romano sentenció; los pensamientos nada recomendables como: “soy terrible en esto; o nunca mejoraré en tal o cual cosa”, en realidad son evaluaciones negativas que debilitan la autoestima, la motivación y obstruyen el crecimiento personal de nuestro diálogo interno. Atrevámonos a enfatizar con convicción y sencillez lo que puedo hacer y lo que no. Adoptar una mentalidad que promueva la auto-afirmación y el reconocimiento de nuestras capacidades debe de ser un viaje interior encaminado al propio beneficio y hacia el conocimiento externo.

Se fortalece la confianza en gran parte, como consecuencia de nuestra resiliencia; de la forma en cómo nos percibimos y la forma en que reaccionamos.

Fomentar el diálogo interno constructivo y alentador crea un entorno mental propicio para el desarrollo personal de las propias capacidades, a través de un crecimiento motivador orientado al éxito. El camino hacia la realización personal y a la felicidad dependen significativamente de nuestra percepción.

Para construir relaciones saludables tendremos que disponernos a encontrar alegría y valor en lo que sí tenemos, en lugar de lamentarnos por lo que nos falta.

Resultado de los “disfrutes y festines” que la temporada vacacional generó, surge la necesidad impostergable de la MODERACIÓN; es decir, “evitar la glotonería y el exceso”. En principio aplicado al comer y al beber, sin dejar de considerar otros aspectos que requieren disciplina y autocontrol. Caer en los extremos y en la contundente privación resultará frustrante e inoperante.

Comprometerse al grado de juramentar las limitantes autoimpuestas, generará incluso (en el corto, mediano y largo plazo), mayores problemas que soluciones; afectaciones a la salud, culpabilidad y arrepentimiento recurrente, con las consecuentes alteraciones ante la restricción extrema.

Ejercitar el autocontrol y el equilibrio como claves para lograr practicando la resiliencia.

CULTIVAR LA GRATITUD por las numerosas bendiciones en nuestro haber; un poderoso recordatorio para apreciar las cosas buenas de la vida.

Una actitud ingrata suele ser aparentemente una falla sutil; practicar la gratitud implica un esfuerzo por reconocer grandes o pequeñas situaciones de beneficio recibido. En caso contrario, estaremos creando un ambiente en donde el descontento y la devaluación de lo que sí tenemos, son las características preponderantes.

Gratitud por la ayuda emocional, la amabilidad y el afecto que recibimos. Podemos aspirar a vivir en un ambiente emocionalmente nutritivo y empático.

La ingratitud es una barrera psicológica y un flagelo que daña gradualmente nuestro interior.

ESCUCHAR MÁS Y MEJOR, dado que solemos hablar más de lo que escuchamos. Ser buenos interlocutores, evitando el protagonismo y la auto-referencia constante de lo que hacemos y de nuestros logros.

Interrumpimos a quien nos habla, lo corregimos, nos anticipamos, ponemos palabras e ideas en boca de la persona con la que platicamos; prejuzgamos… ¡nos precipitamos!

La escucha es una virtud importante y difícil de practicar. Hay ocasiones que decimos más con el silencio y la atención fraterna, que cuando intentamos “pontificar” dando lecciones de lo que aparentemente sabemos o acaso somos “expertos”.

VIVIR EL PRESENTE sin mortificarse por el futuro.

La ansiedad por el futuro consume la vida; es fuente de incertidumbre. De ahí la importancia de encontrar equilibrio entre las aspiraciones, reconociendo los límites. El exceso de control produce infelicidad.

La felicidad depende en gran medida de nuestra forma de pensar.

Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado. (Miguel de Unamuno)

Dr. en Educación J. Jesús Vázquez Estupiñán

Rector

Universidad La Salle Morelia

jve@ulsamorelia.edu.mx